“UN SOLO CUERPO” El Pan y el Cáliz”: (Jueves Santo)

Hace muchos años, el gran teólogo católico Hans Urs Von Balthasar escribió un famosísimo libro titulado “Mysterium paschale: la teología de los tres días”. Viernes santo, Sábado santo y Domingo de Resurrección.

En el centro el Cuerpo de Jesús

Jueves, Viernes y Sábado Santo son los días en los cuales nuestra atención se centra en el “cuerpo de Jesús”. Los pasos de la Semana Santa nos lo muestran. Hacia ese cuerpo se dirigen las miradas. Ante ese cuerpo se emocionan los corazones. Parece que carga sobre sí todo el dolor del mundo. En su rostro vislumbra la gente su propio dolor: el ya sufrido, el que ahora le acongoja, el dolor que de seguro vendrá.

Los artistas han sabido plasmar en sus imágenes de Semana Santa un cuerpo de Jesús en situación límite e incluso muerto sin que por ello parezca un cuerpo desahuciado y vencido. Año tras año, generación tras generación se repite el mismo espectáculo y surgen las mismas emociones. ¡Y todo tiene como foco… el cuerpo de Jesús!  

En el Cenáculo de Jerusalén.

 Allí está reunido Jesús con sus discípulos para celebrar “la última Cena”, la “Cena de despedida”, “la cena del Adiós”, la “cena del Testamento”

Los grandes patriarcas del Pueblo de Dios hacían de la última cena o comida con sus hijos la “cena del Testamento” (Jacob en Gen 48-49). Jesús también hace su Testamento. El cuarto evangelista inicia el relato de la Cena con estas palabras: “Amó a los suyos que estaban en el mundo y los amó hasta el final (telos)” (Jn 13, 1).

Pero también se manifiesta el mal, el diablo que actúa a través de uno de los discípulos, Judas, que lo traiciona y entrega a los judíos para que lo eliminen.

El símbolo del lavatorio de los pies

“Durante la cena Jesús vierte agua en una jofaina y comienza a lavar los pies de los discípulos y a secarlos. Culturalmente, la parte inferior del pie se consideraba una parte deshonrosa del cuerpo. El lavado de los pies de otra persona lo realizaba un esclavo o una persona de estatus inferior (1 Sam 25:41). Jesús le dio tal importancia a este gesto. Ante la negativa de Pedro, lo puso ante la alternativa de: “o te lavo y estás de mi parte, o no te lavo y estarás contra mí”.

Los cuerpos de los discípulos tienen vocación de in-corporación para formar todos “un solo cuerpo” en Jesús. Se trata de una primera comunión a través del tacto. Y Jesús añade: ¡laváos los pies unos a otros! ¡Honrad vuestros cuerpos! ¡Bendecíos mutuamente! ¡Alejáos de cualquier forma de violencia corporal!¡Haceos siervos los unos de los otros! ¡Dad la vida los unos por los otros!

El símbolo del Pan eucarístico

Franz von Stuck, Pietà, 1891

Sigue la cena de despedida… y de nuevo aparece el Cuerpo. Esta vez tiene la “sagrada forma” de pan: pero no solo de pan, sino de pan dentro de un escenario de interrelación: ¡de pan entregado! Es el pan de la comida, es el pan que Jesús parte y reparte: “Tomad, comed, ¡esto es mi cuerpo!”

No se trata sólo del pan, sino del pan partido y distribuido por las manos mismas de Jesús. Él habla de un cuerpo que rebasa sus límites, de un cuerpo que toca, que se acerca, que quiere ser tomado, comido… hasta entrar en el otro cuerpo: “vosotros en mí y yo en vosotros”. El pan-cuerpo tiene una existencia pasajera y transitiva: lo acucia la impaciencia de ser comido y desaparecer en el cuerpo de los discípulos. “Pharmacon athanasías” o “medicamento de la inmortalidad” lo llamaban los antiguos cristianos.

El cuerpo-pan vivifica al cuerpo que lo recibe: “quien come mi pan no morirá para siempre”. Quien comulga se incorpora al Cuerpo que todo lo sana, que resucita, que establece Alianza para siempre. Jesús quiere compartir su cuerpo y hacernos así sus con-corpóreos.

Estrechamente unida al cuerpo… también la sangre. Jesús transforma la escena anterior: ahora lleva en sus manos un cáliz. Derrama sobre él el vino; la entrega a cada uno de sus discípulos y les dice:  “Tomad, bebed: esta es mi sangre, sangre de la nueva y eterna Alianza, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”. 

Jesús quiere compartir su sangre y hacernos sus con-sanguíneos. Para él, como hebreo, la sangre era mucho más que ese flujo líquido que recorre nuestras venas: era el símbolo de la vida, de su vida, que sólo encontraba su sentido des-viviéndose, entregándose. Por eso, también la sangre crea comunión, consanguinidad, Alianza para siempre.

El Sacerdocio fundamental

Jesús quiso que todos nosotros, sus seguidoras y seguidores formáramos el pueblo sacerdotal, o pueblo de sacerdotes. En el Bautismo somos todos consagrados sacerdotes de Dios. Pero en este día, celebramos el origen de una forma peculiar de sacerdocio: el de aquellas personas elegidas para servir y liderar al pueblo de Dios. Jesús le dijo una vez a Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Ante la respuesta afirmativa, Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejitas”. Los pastores son muy tentados por el Maligno y pueden -como Pedro- negar al Señor, y convertirse en lobos del rebaño del Señor. Roguemos por ellos, para que no caigan en la tentación.

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ONE PAIR OF HANDS – LAS DOS MANOS

Qué bello y emocionante es escuchar la canción, interiorizar su mensaje, y sentirla en el contexto de la creación y de la vida de Jesús.La interpretación visual que de ella hace Miguel Ángel, el realizador de mis videos, completa el significado, belleza y emoción que esta canción transmite. ¡Qué impresionante canción para estos días de Semana Santa!

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BAJO LA MIRADA DEL DISCÍPULOS AMADO – VIERNES SANTO

El cuarto evangelio nos muestra a un Jesús, lleno de energía durante su pasión y muerte. El autor del cuarto evangelio, el llamado “discípulo amado”, conocía muy bien a Jesús. Había sido su confidente, su mejor amigo. Por eso, lo que nos dice sobre la Pasión y Muerte de Jesús, merece toda nuestra atención.

Hoy, viernes santo, la madre Iglesia quiere escuchar su relato de la pasión. Entre otras cosas, porque no quiere que nos centremos en la tragedia del Calvario en sus aspectos más externos, sino más bien, quiere que nos encontremos en este día con el auténtico Jesús del Vienes Santo. El discípulo amado es el mejor testigo para hablarnos de Él. Estuvo con Jesús en la última Cena, lo siguió a casa del Sumo Sacerdote. Estuvo junto a la cruz de Jesús. Fue el último confidente del Señor y uno de los primeros en verlo resucitado.

Me llama la atención la forma de hablar de Jesús, según el relato que nos hace el cuarto Evangelista. Fijémonos en algunas de sus palabras:

  • ¡Yo soy! ¡Dejad marchar a éstos!
  •  ¡Mete la espada en la vaina! Si he hablado mal, muestra en qué, si no ¿por qué me hieres?
  • ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros?
  • ¡Mi reino no es de este mundo!
  • ¡Todo el que es de la verdad escucha mi voz!
  • ¡No tendrías ninguna autoridad sobre mi, si no te la hubieran dado!
  •  “Mujer, ahí tienes a tu hijo… ahí tienes a tu madre”.
  • ¡Tengo sed!
  • ¡Está cumplido!

Estas palabras no son las de un hombre fracasado, ni deprimido. Jesús podría tener razones para sentirse el más fracasado del mundo, pero ¡no! tenía una energía interior admirable. En medio del sufrimiento más oscuro, tiene una energía que todo lo supera. Jesús no es una víctima. Es señor hasta el último momento. Sus verdugos, quienes lo quieren juzgar, quienes lo condenan, son ¡las víctimas de su no-violencia!

Y es que, hermanas y hermanos,

  • tiene más fuerza el amor que el odio,
  • tiene más poder una mujer capaz de dar a luz un niño, que un herodes que mata a centenares de niños,
  • tiene más poder quien enciende una luz, que quien apaga las luces de una ciudad.

Jesús, con su amor, sintiéndose amado por Dios y amando hasta el extremo, tenía en sí mismo energía suficiente para superarlo todo y para vencer amando a quienes lo mataban.

Al final ¡venció el Amor!¡el Amor de los Amores!

¿No lo habéis visto en el rostro de las personas que aman mucho? ¡Cuánto poder tienen! ¡Nada las vence!

  • Borrad resentimientos.
  • Acabad con la crítica permanente a los que os son contrarios.
  • Perdonad sin condiciones.
  • Amad sin condiciones.
  • Sólo así seréis, seremos, hermanos de Jesús y tendréis el señorío que Él tuvo cuando se despidió de nosotros.

Gracias, Discípulo Amado de Jesús, por estas bellísimas páginas sobre el fin de Jesús, que nos dejaste. Gracias, porque cada año que las proclamamos nos parecen nuevas. Tú, que tanto amaste a Jesús, enséñanos a amarlo, a dar la vida por Él. Enséñanos el arte de la no-violencia, del no-resentimiento. Haz que hagamos del amor, como tú, nuestra “arma más poderosa”.

Viernes Santo,

circula el amor a borbotones…

lo que no es amor…. ¡ se está ahogando!

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ENTRADA EN JERUSALÉN Y TOMA DEL TEMPLO

La entrada de Jesús en Jerusalén merece una reflexión especial. No entró Jesús como un Mesías político: se dirigió «directamente hacia el templo», dice el evangelista Marcos (Mc 11,11), cuya versión de la Pasión de Jesús hoy escucharemos.

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VIA CRUCIS “EN FEMENINO” – La otra perspectiva

Una mujer, Orel, artista francesa, fue quien recibió la inspiración de diseñar los 14 pasos del Viacrucis “en femenino”. Orel contempla a Jesús cargado con la cruz de sus hermanas… reflejando en su cuerpo la Pasión de tantas y tantas hijas de Dios, con las cuales Jesús se identifica. ¿Por qué no recorrer también nosotros el Viacrucis desde “otra perspectiva”? Imagen… música… canto… plegaria…

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SAN JOSÉ “ESPOSO Y PADRE”

Por eso… ¡el día del padre!

“José” en hebreo significa “el que se multiplicará”, “hará crecer”. El término se refiere a la fecundidad y a la autoridad paterna. Hay relatos bíblicos que prometen la paternidad -por intervención divina- después de la esterilidad de las esposas: Sara, estéril, le concibió y dio a luz un hijo, a Abraham (Gn 21:1-2).

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EL PRECIO DE LA ALIANZA

Quinto domingo de Cuaresma

“El amor fiel es la fuerza más poderosa del universo” (Peter Handke). El amor es capaz de mover montañas y superar obstáculos aparentemente insuperables. El amor es una fuerza que nos impulsa a ser mejores personas, a mostrarnos vulnerables y entregar nuestro corazón. A través del amor “conecta” Dios con nosotros y “se alía” con nosotros: ¡también Él espera nuestra respuesta firme! Las lecturas de este domingo quinto de Cuaresma nos lo recuerdan.

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EL AMOR: ENTRE LA SOSPECHA Y LA CONFIANZA

Cuarto Domingo de Cuaresma

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LA IDOLATRÍA, “SUCEDÁNEO DE LA FE”

Tercer Domingo de Cuaresma

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LA ENORMIDAD DE LA FE Y DEL AMOR (Domingo II de Cuaresma)

Este segundo domingo de Cuaresma nos invita a una especie de exageración que se puede denominar. ¡enormidad! Lo enorme supera la norma. No basta obedecer. Es necesario ir más allá. Quienes somos discípulos de Jesús e hijos de Dios Padre tenemos que estar dispuestos a pasar por la enormidad de la fe y del amor.

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