EL “SECRETO” DE LA PAREJA

El ser humano tiene tendencia a curvarse sobre sí mismo. Nunca se va a casar con la persona ideal[1]. La convivencia matrimonial cambia a las personas, lo quieran o no. Si una persona es neurótica, egoísta o inmadura no se convierte de repente -por haberse enamorado- en un ser angelical (Denis de Rougemont).

 No hay romance que pueda llenar el vacío de Dios. Y lo que se opone a Dios es el pecado. Y cuando el pecado se hace presente en el matrimonio entonces surge el problema (Gen 1-3). El matrimonio fue presentado en la carta a los Efesios (cap.5) como “un misterio grande (“mega-mysterion”: Ef,5,32), un “secreto”, como “algo que se sale de lo normal”. Se trata de una verdad que solo puede ser comprendida desde el Espíritu de Dios[2]. Y el secreto es que los esposos deben ser el uno para el otro el Jesús que se entrega por el otro y la Iglesia que ama a Jesús y se deja amar por Él. La relación de la pareja es cruciforme. Al fundar el primer matrimonio Dios tenía en mente esta misteriosa realidad: el matrimonio de su Hijo con su iglesia. La familia es un eco-sistema. ¡No un egosistema!-. Ese eco-sistema forma parte del gran ecosistema de Cristo Jesús – Iglesia-esposa. El Evangelio le marca el camino y la meta. “Lo que Dios une, que nadie lo separe”.

La reverencia a ese secreto pone a los  cónyuges en actitud permanente de mutua obediencia, escucha, atención: como Jesús escuchó y obedeció a su Comunidad y como la Comunidad escucha y obedece a Jesús (Ef 5,21). El Espíritu hace que la pareja supere su tendencia al orgullo y renuncie a su propio intereres. La presencia espiritual la lleva a servir al otro con humildad. Cuando una persona está sometida al Espíritu, se somete a otra también.


[1] Stanley Hauerwas, Sex and Politics: Bertrand Russell and “Human Sexuality’,  en “Christian Century”, 19 de abril de 1978, 417-422. Consultado el 25 de julio de 2016. http://www.religion—online.org/showarticle.asp ?title= 1797.

[2] P. T. O ‘Brien, The Letter to the Ephesians (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1999). 109-110. 

Impactos: 940

Esta entrada fue publicada en La Familia y el Matrimonio. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *