“El pais de las cebras” – Intentado comprender a China

CIA_China_map_cropped_01_001He pasado unos días en China a inicios de este año 2010. Son ya varias veces en las que me ha sido dado visitar este inmenso país asiático y sentir de cerca cómo late el corazón inmenso de esta comunidad humana. Mi preocupación principal se llama “Misión”. No la misión que otros o yo mismo podamos realizar. Sino la “missio Dei”, la misión que Dios mismo realiza en el mundo y en esta zona tan inmensa de nuestro mundo.

¿Está China dejada de las manos de Dios, o en las manos de Dios? ¿Podemos colaborar con el Espíritu Santo en su misteriosa tarea misionera?

¿Qué piensa China?

Mark_LeonardSería muy presuntuoso, por mi parte, querer informar sobre una realidad tan inmensa de primera mano, querer juzgar lo que aquí acontece, y que por otra parte, me es tan inaccesible. Por eso, mi única pretensión en estas reflexiones consiste en exponer las notas que he ido tomando mientras leía un interesantísimo libro de no muchas páginas, escrito por Mark Leonard, un británico, director de política exterior de Inglaterra y que se titula “¿Qué piensa China? (“What does China think?, Fourth State) y que fue publicado en Londres el pasado año 2008.

En Occidente somos casi analfabetos respecto a China. ¿Cuántos nombres podríamos ahora mismo recordar de personajes chinos importantes, de pensadores? Probablemente no llegábamos a la decena. Estamos acostumbrados a contar la historia sin contar con China. Ni siquiera en la Biblia se habla de China.

China existe desde hace muchísimo tiempo. Fue un gran imperio con un glorioso pasado. No solo existieron los griegos, los fenicios, los egipcios, los imperios europeos, los norte- y sudamericanos… también ¡China!

Hay quien dice que antes del 2050 China habrá superado a Estados Unidos como mayor potencia económica mundial. Ingenuamente no pocos creen que ese desarrollo económico llevará a China a parecerse cada vez más a Estados Unidos, o a la Unión Europea. Pero ¿serán las cosas así?

Hay serios motivos para dudarlo. China no quiere repetir otros modelos, sino pensar por sí misma. Lo demuestran los hechos. No quiere renunciar a sus ancestrales tradiciones, ni a su historia; pero tampoco quiere aislarse y oponerse totalmente a este mundo. A esa inmensa comunidad humana, que consta de casi 1.320 millones de personas, se le abren muchas posibilidades.  El crecimiento se produce siempre en la confluencia de muchos factores: el pensamiento,  la capacidad innovadora y creativa; pero también la moralidad, la capacidad de seducción y de diálogo. Crecer en el mundo actual no es posible sin crear una inmensa red de correlaciones e interacciones.

Por eso, nos podemos preguntar si la emergencia de China como gran potencia mundial cambiará el rostro de nuestro planeta, si influirá en el proceso incontenible de la globalización y la planetización. No pocos países acogen con simpatía el crecimiento económico de China, pero ¿quién se imagina qué tipo de influencia podría ejercer en el ámbito del pensamiento, de las costumbres, de la política, de la cultura, de la religión? ¿Qué ocurrirá si China modela este mundo “a su imagen”? ¿Si ella cambiara el modelo de globalización que ahora se está imponiendo?

La emergencia de esta nueva potencia nos obligaría a cambiar el sistema operativo y a reformatear el disco duro. El orden mundial sería otro.

La verdad es que China está comenzando a pensar por sí misma. Y no pocas nacio­nes de la tierra se sienten atraídas por el modelo que ella propone y quieren imitarlo.

La “Academia china de las Ciencias sociales” de Pekín es la máxima institución académica china en el ámbito de la filosofía y de las ciencias sociales. Cuenta con 50 centros de investigación que cubren 260 disciplinas y subdisciplinas y con 4.000 investigadores a tiempo pleno. Pero esta institución no es la única dedicada a la investigación. Hay 12 instituciones más dedicadas a la investigación en diversos frentes. Lo que significa que en la China actual hay todo un mundo de intelectuales, pensadores (think tankers) y activis­tas que nos resulta inaccesible y que probablemente desarrollarán un pensamiento poderoso. En cambio, en la Unión Europea los “think tankers” apenas sobrepasan el millar y en Estados Unidos los 10.000. China prepara su futuro con miles y miles de pensadores e investigadores.

Dictadura de los Economistas

Después de la era de Mao Tse Tung (Mao Zedong) que dirigió China desde el 1969 hasta el 1976, el país comenzó a salir muy lentamente del caos de la revolución cultural. Del culto a Mao se pasó al culto a los Estados Unidos de América.

Deng XiaopingDeng Xiaoping se convirtió en 1977 en el nuevo «hombre fuerte» de China; inició  «cuatro modernizaciones» (agrícola, industrial, científico-técnica y de defensa). Liberalizó la economía china abriendo espacios para la iniciativa privada y para la inversión extranjera. Estados Unidos impuso su filosofía del mercado, sus reglas para el desa­rrollo económico. China se lanzó a realizar el “sueño americano” como su máximo ideal (Yu Keping). Entraron en China las empresas norteamericanas Starbucks, McDonald, KFC. China se acomodó a las reglas de un mundo globalizado configurado por el capital y el poder militar americano.

Ha habido sociólogos y filósofos chinos que han denominado a esta etapa, promovida por Deng Xiaoping, “ dictadura de la economía”. Los resultados han sido asombrosos. China se ha convertido en 30 años en la tercera potencia económica: 300 millones de personas salieron de la pobreza absoluta y 200 millones dejaron sus campos para trabajar en la industria; 100 millones pasaron a formar parte de la clase media y 500.000 se hicieron millonarios- Surgió una nueva generación de empresas chinas como Lenovo que compró IBM (ordenadores), la compañía de coches de Nanjing que compró MG Rover. En 1980 Shenzhen era un desconocido pueblo de pescadores con unos pocos miles de habitantes; tras los treinta años es el emblema del capitalismo Chino y la ciudad pionera de las nuevas ideas del mercado.

Los economistas se convirtieron en los sumos sacerdotes de China. La economía adquirió el rango de una nueva ética (Wang Hui). La consecución del crecimiento económico se convirtió en la auténtica “misión” de China, como dijo el economista Zhang Weiying. El partido comunista declaró que el crecimiento económico era la principal tarea a realizar.

La alegoría de la transformación

weiying_zhangZhan Weiying explica la transformación china con una alegoría, que es válida para muchos otros casos. Con ella quería explicar el proceso de transformación al que China ha sido sometida y las estrategias utilizadas para conseguirlo. Se trata de la alegoría del “pueblo de las cebras”.

Había un pueblecito, cuyos habitantes realizaban todas sus tareas con caballos. No obstante, los ancianos del pueblo tenían siempre que defender esa tradición. Resultaba que los más jóvenes sabían que en otros pueblos esos trabajos se realizaban mucho mejor y más fácilmente con cebras. Por fin, pasados ya muchos años, los ancianos se convencieron de que las cebras eran mejores para realizar los trabajos que los perezosos y glotones caballos. Decidieron, por lo tanto, reemplazar a los caballos –a los que tanto habían defendido- por cebras. Pero no iba a resultar fácil, dado que había que volver a convencer a todo el pueblo, tras el lavado de cerebro al que había sido sometido en los años anteriores. En éstas se les ocurrió un ingenioso plan: mientras la gente dormía, durante la noche, pintarían con rayas negras a unos  cuantos caballos; cuando la gente se espantara de tener cebras en medio de ellos, los ancianos les dirían que no eran realmente cebras, sino caballos pintados. Poco a poco el pueblo se acostumbró a esa extraña decoración de los caballos. Pasado un tiempo, los ancianos comenzaron ya a sustituir los caballos rayados por las auténticas cebras. Pronto esos prodigiosos animales transformaron las fortunas del poblado, hicieron crecer la productividad y crearon riqueza en el entorno. Solo que muchos años después –tras la sustitución de todos los caballos por cebras-, los ancianos reunieron al pueblo para proclamar que su comunidad era un pueblo de cebras y que las cebras eran buenas y malos los caballos.

Zhan Weiying muestra cómo esa fue la política seguida por los ancianos dirigentes del partido comunista chino respecto al pragmatismo económico: sin abandonar públicamente su compromiso con el socialismo, dieron paso al pragmatismo capitalista.

La fiebre cultural y Tiannamen

Estas reformas de 1980 desataron un proceso de cambio social que fue más allá de la economía. Los chinos lo llaman “fiebre cultural”, que les llevaba a abandonar los lazos con una sociedad tradicio­nal, que impedía la modernización.

hu-yaobangLa fiebre cultural tomó un rumbo inesperado en la manifestación de la plaza de Tiananmen en 1989.

Todo empezó con motivo de las honras fúnebres  del anterior secretario general del par­tido comunista Hu Yaobang, a quien Den Xiaoping había encomendado la reforma económica. Había fallecido el 15 de abril de 1989. Con ese motivo se congregaron a 200.000 personas en Pekín y ese fue el detonante de las masivas manifestaciones que convulsionaron al país en las semanas siguientes. Se trataba de una protesta en favor de la reforma política, los derechos de los obreros y el final de la corrupción polí­tica. Esa demostración popular fue abruptamente reprimida  por los soldados y los tanques el 4 de junio de 1989.

Wang Hui -en un importante ensayo que escribió retrospectivamente desde el destierro en 1997 sobre el significado de 1989- dice que había dos agendas en la plaza:

  • un grupo quería el bienestar social y la protección del mercado;
  • otro quería la democratización y la protección contra el estado comunista.
  • Si las protestas fueron en dos direcciones, también la represión. No solamente se acalló la petición de democracia también la petición de mayor igual­dad.

Wang_Hui

Después del derramamiento de sangre los reformadores se dividieron en dos direcciones:

  • la “nueva derecha” liderada por pensadores como Zhan Weiying –mercado libre-,
  • y la “nueva izquierda” liderada por autores como Wang Hui, que enfatizaban en la igualdad y democracia política.

Para  Wang Hui los tanques pul­verizaron el esperanzado florecimiento intelectual de los años 1980 e impulsaron  más todavía el fundamentalismo del mercado. Esto creó una situación irónica: los economistas de la derecha se vieron muy beneficiados. El gobierno sin embargo silenció las voces críticas de la izquierda.

Hacia un pensamiento propio

wang-xiadongMuy sutilmente, un pensador nacionalista chino, Wang Xiaodong,  afirmó durante una conferencia pronunciada el 7 de febrero de 2005 en la “London School of Economics”, que esa atracción por realizar el sueño americano se debía a una especie “racismo revertido”, es decir  odio a la propia raza.

China ha de pensar por sí misma y debe situarse en una modernidad alternativa. Estas ideas están influyendo ya, ahora que el crecimiento económico le da a China una nueva autoconfianza.

cui zhiyuanPensadores como Cui Zhiyuan -profesor en la universidad Tsinghua en Pekín- defiende que la China actual ha de liberarse no solo del maoísmo –pensamiento marxista-leninista- sino también de la excesiva admiración por el capitalismo occidental y aportar por una seria “liberación o emancipación del pensamiento” (Cui Zhiyuan, Second Liberation of thought, Oxford University Press, Hong Kong 1997).Los pensadores chinos tratan de independizar su pensamiento y están desarrollando el suyo propio. No quieren importar la idea de modernidad; pretenden crear la suya propia. Para ello, el científico político Gang Yang –en una conferencia tenida en la universidad de Tsinghua en Pekín- propuso que se integraran tres momentos históricos aparentemente irreconciliables en la historia de China china: entre la era de la reforma (los últimos 30 años, que han puesto el “mer­cado en el centro” y conceptos como libertad y de­rechos), la tradición de la era Mao Tse Tung (con el intento de procurar la igualdad y la justicia) y la tradición milenaria de la  cultura con­fucionista.

La nueva izquierda sostiene que el modelo de desarrollo de China es insostenible, porque los bienes y servicios que el resto del mundo pueda comprar tiene un límite. China necesita comenzar a consumir más de sus productos. Necesita gastar más y ahorrar menos. Pero también sostiene que China consumirá más cuando los ciudadanos se sientan más seguros: falta seguridad ante la enfermedad, ante el desempleo. Han de ahorrar para el futuro. La “nueva izquierda” defiende que solo un gobierno central revitalizado puede proveer la seguridad social que de confianza a los chinos para que consuman. Sus peticiones no cayeron en oídos sordos.

Hu JintaoPor eso, Hu Jintao -actual presidente de la república popular china-  y Wen Jiabao -primer ministro- se propusieron reconstruir el estado de bienestar chino. La nueva izquierda de China se preocupa mucho sobre la contaminación ambiental, que está siendo excesiva y enormemente amenazante,

Las dos líneas ideologías (derecha e izquierda) se necesitan mutuamente para definirse y equilibrarse. Hu Jintao –actual presidente de China- y Wen Jiabao publicaron su anteproyecto “11th Five Year Plan” para una sociedad harmoniosa. Este informe estaba basado en la investigación de docenas de equipos de oficiales del partido enviado a examinar la política social en Europa, en USA, en Latino América, en Asia del Este y en África.

El primer ministro Wen Jibao pidió la investigación a más de 100 instituciones académicas, implicando en ellas a oficiales de cada rama de los gobiernos centrales y locales. Este informe marca un claro salto en la forma cómo el país piensa sobre su futuro económico. Por primera vez se piensa que no ha de ser el crecimiento económico el objetivo máximo. Los líderes chinos piensan que lo importante es poner al pueblo antes y respetar el medio ambiente.

La nueva izquierda desea reemplazar el capitalismo importando por una filosofía propia:

“Tenemos que encontrar un camino alternativo. Esta es la gran misión de nuestra generación”.

Y los barones del partido comunista comienzan a abrirse a las nuevas ideas, de modo que la nueva izquierda comienza a sentirse en casa propia.

Los pensadores en China son tenidos en cuenta. No hay  partidos políticos, sindicatos, asociaciones de trabajadores,  ni opinión pública, ni medios de comunicación; se mantiene una política de armonía y no confrontación. Ahí es donde los intelectuales tienen campo abierto dentro del sistema. Ellos vehiculan las ansias de los trabajadores, de los diversos grupos y ofrecen alternativas y mejoras. Los debates intelectuales se han convertido en parte del proceso político y en requisito imprescindible para la toma de decisiones.

¿Democracia?

¿Será la democracia liberal el modelo adecuado para China a largo plazo? ¿Habrán de ser superadas las naciones-estado y dar lugar a las fuerzas no-estatales de la globalización? Son estas las preguntas que Mark Leonard se hace en su libro cuando en diversos lugares aborda el tema de la democracia en China. Creo que sus constataciones y juicios son acertados, a pesar de que en Occidente se recele mucho del estado chino.

En China la universalización de la democracia liberal occidental se ha atascado. El estado chino, con una quinta parte de la populación mundial, no está abierto a ella. Para China la democracia liberal no es un dogma, ni una religión. A largo plazo, podría llegar la democracia a la China del partido único; pero a medio plazo no ha visos de ello; el régimen se desarrolla utilizando sofisticadas técnicas que prolonga su supervivencia y tamizan descontentos.

El gobierno chino es, en cierta medida, su más severo crítico. Constantemente comisiona y busca sus debilidades.  El gobierno chino recaba mucha información para mejorar sus prácticas y toma consejo de autocracias y democracias. China ha cambiado los términos del debate sobre la globalización probando que regímenes autoritarios pueden  lograr crecimiento económico. En el futuro, su modelo de dictadura deliberativa podrá probar que un estado monopartidista también puede dar estabilidad.

Wang Hui escribe:

“nosotros no podemos contar con un estado según el modelo germánico o nórdico. Tenemos un país tan grande que el aparato estatal tendría que ser enorme para poder atender tal tipo de bienestar. Por eso, necesitamos una innovación institucional”.

Esa innovación institucional tiene que ver con la sanidad de bajo coste (Wang Shaoguang -político economista)  con el capital socialzado y la reforma del derecho de propiedad contando con los trabajadores (Cui Zhiyuan -político teórico) y con el desarrollo verde (Hu Angang -economista).

“Ocultar el brillo, alimentar la Oscuridad” ¿China superpotencia?

La gente de China está orgullosa de su país, pues su historia se lo permite. China fue superpotencia varias veces en su historia más que bimilenaria; en 1820, 20 años antes de la guerra del opio, China tenía el 30%  del producto nacional bruto del mundo. China piensa que no ser reconocida como tal en el concierto de las naciones es un  error histórico que hay que corregir (Yan Xuetong, The Rise of China in Chinese Eyes).

Por eso, ahora China se centra en el poder nacional y en el deseo de sentirse soberana ante las fuerzas económicas globales, tanto empresas, grupos de individuos. Y ahí está el elemento revolucionario de la visión china del mundo.

Para China el poder no es solo económico: también quiere el poder político, el militar e incluso pretende ejercer el poderío de la atracción cultural. Los académicos chinos hablan de la necesidad de un perfil equilibrado del poder. Y utilizando la imagen del Ying – Yang, dicen que “el  Ying del poder económico ha de estar equilibrado con el Yang del poder militar, política y moral”.

China no quiere aparecer como un peligro para el mundo. Por eso, sus políticos utilizan la modestia en su lenguaje. Mantienen el slogan de Deng Xiaoping: “ocultar el brillo, alimentar la oscuridad” (tao guang yang hui).

ama4Para los chinos es importante la idea del “poder blando” (soft power) de Occidente: es decir, el atractivo de empresas como McDonald y Levi. Y así quieren ejercer en el mundo su atracción. También es importante la idea del “multilateralismo” para evitar la disolución de la soberanía nacional a favor de instituciones supranacionales, como la Unión Europea; el “multilateralismo” le permite a China desarrollar lazos con otros países de Asia. También es importante la idea de “guerra asimétrica” –acuñada para describir las tácticas de la guerrilla en grupos como los Viet Cong o al-Qaeda-. Pero China lo aplica a la guerra industrial, a los mercados financierons y a las leyes internacionales.

¿Hacia dónde se dirige China?

Cuando uno se pregunta ¿qué será de China? Mark Leonard encuentra dos posibles caminos, que los pensadores chinos están diseñando:

  • Los institucionalistas liberales (Zhen Bijian o Qin Yaqing) piensan que China está otra vez en el concierto de las naciones y se está adaptando gradualmente a las normas globales y está contribuyendo al orden mundial. Mientras Mao Tse Tung únicamente slaió al exterior dos veces y a Moscú (1950 y 1957), Ju Jintao, actual presidente, visita y se reúne con innumerables países por todo el planeta. China se está implicando cada vez más en los problemas del planeta.
  • Por otra parte, los neo-comms (Yan Xuetong) admiten abiertamente que ellos están usando el pensamiento moderno para ayudar a China a hacer realidad sus antiguos sueños. Quieren que China sea una gran potencia, creando un orden a su imagen, pero no por la fuerza, sino por la capacidad de atracción y seducción.  China ha de atraer no solo por su poderío económico, sino también por los valores que propone al mundo, por su poder moral.

Los chinos saben que si Estados Unidos se hundiera y declinara como potencia mundial, ellos se habrían de preguntar:

  • ¿qué hacer para que evitar el declive inmediato de Estados Unidos?
  • ¿Qué ocurrirá en el mundo cuando Norteamérica se derrumbe?
  • ¿Podrá ser sustituida adecuadamente por China, por la Unión Europea, por Japón, por Rusia?

La solución sería ir reemplazando los caballos por cebras. Ayudar a América a bien morir, de modo que colabore con otras naciones antes de caer.

Es muy probable que a lo largo de estas notas no haya sido capaz de captar todos los matices y apreciaciones de un experto como Mark Leonard en su libro, de todas formas creo que el juicio ponderado y bien fundamentado que ofrece merece un serio agradecimiento. Mark Leonard se ha convertido en mediador de un nuevo diálogo, más allá de las sospechas y recelos que todavía se ciernen sobre nosotros, occidentales. Solo a partir de aquí me atrevo a añadir mis propias reflexiones -como teólogo- respecto al futuro de la misión en China

Las reflexiones de un Misionero

muralla_chinaAnte este panorama, aquí descrito, yo me pregunto:

  • ¿en todo este marco qué lugar le cabe a la Iglesia?
  • ¿Cómo plantear un serio proyecto misionero para China?

Como prenotando, reconozco que lo aquí presentado es el macro-escenario de China en el momento actual. En los pequeños escenarios de las Provincias y regiones, de la vida cotidiana, uno se encuentra con otra China, aquella China escondida, sufriente, multirreligiosa o atea, aquella China que evoca las comunas, que fue educada en el ateísmo, que tiene recelos ante la religión, especialmente hacia el cristianismo en su versión católica o protestante.

También reconozco que la Iglesia en China tiene dos versiones la oficial y la “underground” y que no es fácil llegar a la comunión plena entre ambas, porque hay muchas heridas que todavía no se han restañado.

Reconozco así mismo, que en las actuales circunstancias, la Iglesia católica tiene muy difícil su acceso al pleno reconocimiento de sus derechos y deberes. Y creo que no deja de influir en ello, el respeto que impone una institución secular con un peso moral, teológico e incluso diplomático como la Iglesia católica. Por otra parte, el gobierno chino y la sociedad china se encuentran con las diversas confesiones cristianas, divididas entre ellas, proponiendo cada una de ellas su propia oferta misionera. De seguro, que la negociación por un reconocimiento de la iglesia no se hará de forma inter-ecuménica -a nivel oficial-. Es sintomático, en cambio, que a niveles más particulares el entendimiento católico-protestante es mucho más fuerte y solidario.

Si contemplamos las grandes tendencias, podemos llegar a reconocer ciertas líneas de actuación que me parecen imprescindibles:

  • La Iglesia ha de renunciar a aparecer como una potencia extranjera que viene a hacer adeptos a China, a convertirla a la verdad. Ha de renunciar a un globalismo universalista de la fe, que “romanice” a los creyentes en China. Ya la Iglesia es “china” en los miles de mujeres y varones que viven hondamente su fe; en sus presbíteros y obispos, en sus laicos y laicas, en sus religiosos, en sus niños, en sus jóvenes y sus ancianos. Es “china” en quienes aman apasionadamente a Jesús y están en alianza de vida y misión con Él. La Iglesia no necesita más poder que aquel que le concede su fe. Y de hecho, hay una presencia reticular de misioneros en todo el entramado del inmenso territorio chino que “ocultan el brillo y alimentan la oscuridad”.
  • La Iglesia está muy presente junto a los más pobres, a los que quedan fueran del sistema, junto a quienes la pobreza es enfermedad y la enfermedad es pobreza.
  • Mi humilde percepción es, por otra parte, que la Iglesia de China necesita un serio proceso de renovación interior, de innovación creativa, de integración seria en la cultura, en el pensamiento, en los valores, en la belleza de este pueblo de pueblos.
  • El país que se está convirtiendo en un gigante y que crece sin cesar, es un dinamismo social que le permitirá también a la comunidad cristiana crecer y colaborar en el crecimiento armonioso y humanizador.
  • Quizá sean necesarias algunas tácticas diplomáticas para proteger a quienes vienen a colaborar con la Iglesia en China; pero no lo creo esencial. No es a nivel de Estados donde hay que buscar espacios para la colaboración el anuncio y la vivencia social y pública del Evangelio.
  • La Iglesia ha de utilizar el “soft power” en su misión. Es decir, dejarse llevar y conducir por el atractivo de nuestro Dios, de Jesús, del Espíritu, del Evangelio, de la moral liberadora e igualitaria. Más todavía diría yo, la Iglesia necesita ejercer el “humble power”, el poder humilde del servicio, de la caridad que se hace acogida hacia el necesitado, el marginado, el injustamente tratado. También ella ha de aprender a “ocultar el brillo y alimentar la oscuridad”.
  • ¿Qué puede aportar la comunidad cristiana a este nuevo proyecto de soberanía nacional, multilateralismo y estrategia? Jesús, nuestro Maestro, conducido siempre por el Espíritu, sabe muy bien cómo actuar en China. Él supo ser judío y abrirse a todos los pueblos de la tierra. Él supo ser multilateral en su Alianza, ofrecida en la copa eucarística a todos. Jesús entendió muy bien qué estrategias utilizar para expulsar malos espíritu, para sanar la sociedad, para transformar la religión. Una Iglesia “según el Evangelio”, humilde, servidora, desinteresada, colaboradora, ¿seguirá siendo vista como una amenaza por las nuevas generaciones chinas?
  • Nuestro Maestro fue denominado por Pablo “sabiduría de Dios”. ¿Pueden ser llamada discípula de la Sabiduría una comunidad cristiana que no ejercita su capacidad contemplativa, que no medita sobre la situación del mundo y no sabe discernir lo que está aconteciendo, que no sabe entrar en un diálogo serio con la realidad circundante y nada tiene que aportar? La Iglesia no debe ser un repetidor de frases, de dogmas, de ideas muertas recibidas de una tradición perezosa e inoperante. Nuestra sociedad y, en especial la sociedad china, necesita una comunidad cristiana “inteligente”, sabia, conocedora de la realidad. Y para ello, también la Iglesia ha de organizar su “think-tank”, su aparato de pensamiento, de reflexión, de oración, de contemplación. ¡Qué bello será aquel día en que nuestras hermanas y hermanos de China quieran acercarse a la Sabiduría que los cristianos y la comunidad desprenden de sí!
  • La vida religiosa femenina: es admirable ver cómo las iglesias particulares chinas han visto nacer la vida religiosa femenina en ellas; muchas jóvenes trabajadoras, universitarias, han sentido de una manera fuerte la llamada de Dios y le han entregado su vida generosamente. Pero han entrado en una vida religiosa sin perspectivas, por falta de formación, por disponer de una visión de la vida religiosa meramente devocionista,l servil, en la cual tampoco se favorecía la autonomía y libertad de la mujer. Eso ha producido un fenómeno interno de choque entre visiones diversas de la vida religiosa, del papel de la mujer en laIglesia, de la misión que hay que realizar. Por otra parte, el hecho de que muchas congregaciones sean únicamente diocesanas y no hayan podido desplegarse a nivel supradiocesano y supranacional, las hace entrar en “callejones sin salida”, que pueden ser letales en el inmediato futuro. La sabiduría del liderazgo de la vida consagrada en otros países,no se ha podido desarrollar aquí como hubiera sido de desear. Pero está surgiendo una nueva “conciencia”. La formación de las “nuevas hermanas chinas” está siendo muy adecuada y dentro de no mucho contará la iglesia en China con mujeres entregadas, generosasl, lúcidas, con capacidad de liderazgo y de transformación en la misión.

¿Estará China dejada de las manos de Dios?, me preguntaba al comienzo de esta reflexión. ¿Cómo va a estarlo? El Abbá tiene aquí una gran parte de sus hijas e hijos. Jesús es el gran regalo que el Abbá hizo también a China. Y se lo envía para que establezca la Alianza para siempre. Y el Espíritu Santo mueve los hilos secretos de esta inmensa y grandiosa nación. Tanto en la historia pasada como en el presente, la “misión de Dios” siga aquí aconteciendo. Muchas son las personas que con el Espíritu Santo colaboran, trascendiendo todas las fronteras y límites que nuestras instituciones imponen.

China se está abriendo a un futuro alternativo. ¡Que no falte en esa alternativa la cooperación de la profecía alternativa de Jesús y de su Espíritu! Y que nadie actúe con ingenuidades y veleidades. Si es la hora de la misión compartida, aquí hay que compartirla con mucha inteligencia y esfuerzo y con el corazón lleno de comprensión y amor. Éste es ya el país de las cebras.

Macao, 25 de enero 2010

Día de la Conversión de san Pablo

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