¿Cuál es “mi vocación”, “mi misión”?, nos preguntamos algunas veces. Como estamos en la era de la libertad y de las libertades, nuestra respuesta -basada en la cultura ambiente- es: mi vocación, mi misión es aquella por lo que “yo” opto, mi opción de vida, mi trabajo. La respuesta de nuestro Señor Resucitado es: Yo no soy tu opción. “Tú no me has elegido… soy yo quien te elijo y te destino y te envío”. ¡Tú eres mi opción! Es un verdadero cambio de paradigma. ¡Otra forma de entender la libertad! Sobre esto nos pide reflexionar y orar la lectura evangélica de la Eucaristía (Jn 15,12-17) de hoy día, 15 de mayo de 2020.
El Mensaje de Jesús y sus claves
El texto evangélico de Jn 15,12-17 nos ofrece una triple clave para interpretar nuestra vida como cristianos: el mandamiento de Jesús, la declaración de amistad y la elección.
- El único mandamiento: Jesús no les presenta a sus discípulos una “Constitución” con sus capítulos y artículos, y menos unas “Reglas”,”Constituciones”, y menos aún, unos “Estatutos”. Sólo dice: “Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado”. El mandamiento que Él cumple, desea que lo cumplan sus seguidores, sus seguidoras. ¡Nada más! ¡Aprender del Maestro y practicar como Él el arte de amar!
- La declaración de amistad: Quien cumple el mandamiento de Jesús es -por eso mismo- “amigo de Jesús” (“sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”); y la amistad se muestra en ser introducidos en la intimidad de Jesús con su Abbá, en ser confidente de Jesús: “lo que he oido a mi Padre, os lo he dado a conocer”. Jesús no les pide a sus discípulas o discípulas que sean perfectos en todo: ¡solo en el amor y la misericordia! Por eso, también lo llamaban “amigo de pecadores y publicanos”.
- La elección: “No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto dure”: elección, destino -al que hay que ir-, dar fruto duradero. No están con Jesús quienes han optado por Él, sino quien han sido escogidos por Jesús: una selección de hombres y mujeres, de la cual Él sólo es el autor y el responsable.
A vueltas con la “vocación” cristiana
Creemos tanto en la libertad, que estamos convencidos de haber sido nosotros quienes hemos elegido a Jesús, como nuestra opción de vida. ¡Nos identificamos con la causa de Jesús! Y admiramos también a las personas que “han optado por Cristo”. ¡Ese es nuestro lenguaje más común!
Pero Jesús tuvo que corregir a sus primeros seguidores y seguidoras, ¡a las primeras de cambio!. ¡Algo habría ya notado en ellos y ellas para hablarles de esta manera! Jesús no es un producto más entre otros en el mercado religioso que unos compran y otros dejan. Jesús no es una opción entre otras. No quiere ser considerado así.
- Jesús es el que opta. Jesús elige a quienes él quiere (“Y llamó a los que Él quiso” – Mc 3,13). Él no se deja elegir . El se arroga el primer paso: Él es quien elige.
- Ser elegidos por una persona tan admirable como Jesús nos debe dejar confundidos, como le ocurrió a Simón Pedro, que exclamó: “Apártate de mí, que soy un pecador” (Lc 5,8) Ahora, eso sí, en otra ocasión, cuando Pedro intentó apartar a Jesús de su camino, Jesús le dijo: “Apártate de mí, Santanas porque no sientes las cosas de Dios” (Mc 8,33).
- Nuestra vocación cristiana -en cualquiera de sus formas- es resultado de una inesperada elección: ¿cómo es posible que Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios, el Señor resucitado, se haya fijado en mí y me haya elegido? No hay honor mayor que éste: ¡Ser elegidos por el Hijo de Dios! ¿No es motivo para dar gracias? ¡Señor, que viniste a mi humildad! ¡Que buscaste, me recogiste, me echaste sobre tus hombros a mí, tu oveja perdida!
- ¡Qué bien se entienden así aquellas palabras de Jesús: “Seguidme y haré que seáis -ποιήσω ὑμᾶς γενέσθαι- pescadores de hombres” (Mc 1,17)! No dice que “vosotros seréis”, sino “haré que seáis”: ¡Jesús asume la responsabilidad de la formación!
¡Quien es elegido por Jesús no se auto-destina!
no anda por ahí buscándose la vida, trabajando en lo que le apetece. Más bien ha de preguntarle a su Señor, en profundo y serio discernimiento: ¿Señor, cuál es mi destino? ¿Hacia dónde he de encaminarme? Para responder a estas preguntas, Jesús nos prometió la venida a nosotros del Espíritu Santo: “Él os lo enseñará todo… os llevará a la verdad completa”.
Descubrimos nuestro destino, cuando el Espíritu nos vuelve atentos a las circunstancias de la vida, en un auténtico ejercicio de discernimiento colaborativo; cuando nos hace atender nuestra voz interior, pero también a la voz de quienes están próximos a nosotros, la voz de la iglesia, los anhelos de nuestra humanidad. Así poco a poco se clarifica nuestro destino.
Lo único que Jesús nos pide es estar disponibles para cuando llegue la hora… cuando menos pensemos.
¡No seamos nunca protagonistas de la Misión, sino sólo “cómplices del Espíritu”! No nos auto-destinemos… esperemos a que Jesús resucitado nos destine. No busquemos zonas de confort, sino vayamos a donde Él quiera, por el tiempo que quiera. ¡Somos servidores… no dueños!
Quién es destinado por Jesús da mucho fruto
Ya desde el principio, el Creador ordenó a nuestros primeros padres Adán y Eva: “Sed feundo, crecer, multiplicaos”. También Jesús piensas en sus discípulos-amigos en clave de fecundidad. No nos envía a desiertos, ni a cultivar terrenos estériles, ni a echar las perlas a los cerdos -según su misma expresión (Mt 7,6)-. Jesús no nos destina a la esterilidad, a cultivar una tierra en la que nada germina. Nos lo dijo: si en un lugar no os reciben, sacudíos el polvo de vuestras sandalias (Lc 9,5; 10,11; Hech 13,51). Jesús no nos destina a lugares donde la semilla de la misión, no puede germinar. ¡El destino es otro!
Estamos en un momento propicio para que esta Palabra del Evangelio nos haga recapacitar. ¡Que Jesús Resucitado recupere el mando de la Vocación y de la Misión. Y que nada, ni nadie, lo suplante!
Plegaria
Señor Resucitado, Jesús que estás en los cielos, gracias por habernos elegido. Haznos conscientes de que somos “tu opción”, “tu selección”. Queremos responder a ese “privilegio”. Deseamos formar parte de tu “selección misionera”. Envíanos tu Espíritu para discernir el qué, el dónde, el cuándo. ¡Lo esperamos de Tí!
Para contemplar:
JESUS CHRIST YOU ARE MY LIFE
(Marco Frisina)
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considero muy interesante los retiros mensuales que usted publica mes a mes,esto me ayuda a profundizar en mi Vocacion de CONSAGRADA COMO FRANCISCANA.
GRACIAS