¿Quién es Jesús? Ésa es la pregunta que subyace a la liturgia de ese domingo segundo de Navidad. Y se responde con términos, al parecer, abstractos y difíciles de comprender: Jesús es Sabiduría, Palabra, Luz, Vida.
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¿Quién es Jesús? Ésa es la pregunta que subyace a la liturgia de ese domingo segundo de Navidad. Y se responde con términos, al parecer, abstractos y difíciles de comprender: Jesús es Sabiduría, Palabra, Luz, Vida.
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Hemos comenzado el año 2025 con el bombardeo de programas musicales excitantes en las mayores cadenas de Televisión y los espectadores…. ¡fascinados y cómplices! Así se celebra el comienzo de un nuevo año, ¡no el paso del tiempo!, sino ¡el porvenir misterioso que es acogido sin plegaria, con la despreocupación total con la cual la música loca nos anestesia.
Ha comenzado el nuevo año 2025. Las cadenas de TV ha emitido música, muchas música. La música puede ser una fuerza para el bien, pero también para el mal: manipular, controlar. La música tiene una naturaleza efímera,pero deja su huella. Puede ser mal-utilizada, con finalidades poco éticas y manipuladoras que pasan desapercibidos. No solo hay espectáculo pasajero, sino también un mensaje subliminal con poder transformador. La música puede manipular, controlar.
La música puede ser utilizada para intensificar las emociones. Los cambios de tempo, conocidos como “groove” o “swing” en la música popular y jazz, o como “rubato” en la música clásica, pueden generar un aumento en la emoción de los oyentes. Estos cambios pueden ser utilizados de forma manipuladora: hubo un funeral en el cual se utilizó la música para provocar emociones alegres en lugar de tristeza.
La música se ha utilizado también como instrumento de tortura: la repetición fuerte e incesante de música para torturar “sin contacto” a personas en prisión o en cárcel oscura para lograr en ellas una desintegración psicológica. De esto no se habla en la Convención de la ONU contra la Tortura.
La música se utiliza para reforzar la identidad grupal: el himno nacional, el himno olímpico, el himno eucarístico, el himno congregacional… para reforzar la identidad de un grupo o movimiento social. La música se utilizó para exaltar a Hitler y serle fieles; y hasta la música sagrada quedó implicada en la cultura de opresión de diversos regímenes.
La música con cambios de tempo puede ser utilizada para manipular las emociones de los fieles durante los servicios religiosos. Se pueden utilizar técnicas de seducción contra la voluntad de las personas en un contexto de culto. La música “desencarnada”-donde el intérprete está ausente o es remoto- también puede ser utilizada para manipular a los oyentes.
El uso de música repetitiva o cantos también pueden ser utilizados para manipular o controlar. Por eso, tiene tanta importancia en las Jornadas mundiales de la Juventud, en nuevos grupos cristianos -como la renovación carismática, otros nuevos movimientos cristianos, o los cánticos repetitivos en los servicios de Taizé. La falta de directrices sobre el uso de la música en el culto podría permitir usos inapropiados o poco éticos. Se plantea la cuestión de quién tiene permitido cantar y quién no, porque se puede silenciar voces o limitar el acceso a los recursos.
La música adquiere poder a través de las “desviaciones” en el ritmo y el tempo. Estas desviaciones pueden crear tensión y resolución en la música, generando emociones fuertes en los oyentes.
La música puede “entrar” en el interior de una persona, creando un conflicto entre querer y no querer hacer algo, a través del anhelo y el deseo. El poder de la música para destruir la subjetividad la hace un medio eficaz de tortura.
Es necesario -también en la Iglesia- realizar un debate sobre el uso ético y teológico de la música, especialmente en el culto. Así nos lo recomienda la psicología, la fisiología y la sociología de la música hoy. Es necesario actualizar el debate sobre la ética y la teología de la música.
En este vídeo Javier López Escalona explora cómo los medios de comunicación manipulan nuestros gustos musicales y cómo la industria musical es capaz de controlarnos. Basándonos en los experimentos de Salomon Asch, las teorías de Elias Canetti y las críticas de Noam Chomsky, se analizan y trituran las ideas hegemónicas y globalizadas instauradas en nuestra percepción de la música y de cómo estas vienen propiciadas por el bombardeo mediático de los medios de comunicación de masas. Descubre cómo las mercancías del pop, trap y reguetón son utilizadas por los que controlan la industria. ¿Y tú, realmente eliges lo que escuchas? Deja en comentarios si piensas que tú personalmente no te dejas manipular y te mantienes crítico ante la masa.
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Hoy es el día de la Familia de Nazaret. Nos introducimos ritualmente en la humilde casa, en el taller de trabajo de José, María y el pequeño y joven Jesús.
Dividiré esta homilía en tres partes:
El libro del Eclesiástico considera la atención a los propios padres como un deber sagrado. En ellos se extiende y se hace palpable la honra y el respeto del creyente hacia su Dios.
En su obra “Así hablaba Zaratustra” interpelaba Nietzsche a dos jóvenes que querían tener un hijo con estas palabras: “¿Os habéis preguntado si sois dignos?”. De seguro que las dudas de José (según el Evangelio de Mateo) proceden de conocer que no era digno de compartir con María, no solo el origen de Jesús, sino incluso la convivencia con ella y él. Quiso Dios, sin embargo, que aquel que no fue padre biológico de Jesús, hiciera las veces de un padre humano, educador, esposo de la madre. Así quedó constituida, por pura gracia, la familia de Nazaret: “el que honra a su padre… cuando rece, será escuchado… al que honra a su madre el Señor lo escucha”?
Jesús convivió con sus padres durante mucho tiempo. Llama la atención que, de sus treinta y tres años de vida, la gran mayoría de ellos los compartiese en su casa de Nazaret: “hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas”.
La carta los Colosenses presenta la familia como un sistema de Alianza trilateral: el padre, la madre, los hijos. Considera la comunidad familiar como la comunidad de los elegidos de Dios, de los santos y amados; y como una comunidad de virtudes como la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión.
Así imaginamos la familia de Nazaret: mutua atención, mutua obediencia, diálogo, capacidad de comprensión hacia el “otro”. Una teóloga casada me dijo en una ocasión: Jesús fue un “hijo difícil”. ¡No había caído en la cuenta! Pero tenía razón. María y José lo ratificarían. ¡No es fácil educar al “Hijo de Dios! y saber tratar a una persona con tanto, tanto misterio…
El relato del evangelio bien podría considerarse como un relato de iniciación. A los 12 años un niño en Israel comenzaba a entrar en el mundo de los adultos, quedaba iniciado en la aventura del varón.
El extraño relato de la pérdida del niño Jesús en el templo, se comprende mejor, cuando es contemplado desde la perspectiva antropológica de la iniciación. El niño Jesús se desprende por primera vez del mundo de la madre y del padre y pasa al mundo de la independencia. Abandona el hogar familiar para entrar en el ámbito de su pueblo, donde los maestros, los ancianos sustituyen a los padres. Jesús tenía que nacer de nuevo como hijo del pueblo.
Se pierde, o los padres lo pierden. Lo buscan y lo encuentran en el templo “sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas”. Jesús asombra a todos. Sus padres quedan atónitos y su madre le reprocha: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados”.
Jesús les da otra respuesta asombrosa: “¿No sabíais que debía estar en los asuntos de mi Padre?”. Jesús hace referencia al otro ámbito en el cual ha de desplegar su vida. Ha de pasar al mundo del padre. Jesús, sin embargo, baja con ellos a Nazaret y sigue bajo su autoridad. Pero, a partir de aquel momento, todo fue distinto. La familia ha de reconfigurarse. Jesús ha de seguir creciendo. María, su madre y José su padre, no comprendieron y María lo meditaba en su corazón.
No se es familia por un documento que lo acredite. No se es familia por residir en la misma casa y dormir bajo el mismo techo. La familia es una comunidad que debe construirse día a día. En ella hay fuerzas que construyen, pero también fuerzas que destruyen. La madre, el padre y los hijos, no pocas veces también los abuelos, están llamados a mantener una realidad siempre frágil, que en cualquier momento puede saltar hecha pedazos. La familia es la comunidad de los diferentes. No se es familia por un hecho biológico, sino, sobre todo, por un lento aprendizaje de comunicación, de servicio mutuo, de colaboración, de amor.
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El Belén ideado y construído por el P. Miguel Angel Gil cmf.
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Desde la noche del 24 de diciembre hasta el Bautismo de Jesús, el tiempo litúrgico de Navidad nos invita a reflexionar sobre un evento que transformó la historia: el nacimiento de Jesús de Nazaret.
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La liturgia de esta noche siempre emociona. En la Iglesia… ¡un Belén! al que visitan familias -mayores, jóvenes y niños-. A medianoche… la Eucaristía que nos hace revivir el misterio y comulgarlo para sentir nacer en nosotros al Niño Dios. En nuestras voces el “Noche de Paz” … que emociona y nos conecta con millones de personas que lo cantan. ¡Y así entramos en escena, como en aquella primera anoche pastores, zagalas y ángeles! ¡Qué bellos son los ritos de la Iglesia! ¡Cómo generan y conectan comunidades de fe por toda la tierra!
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En este último domingo de Adviento, reflexionamos sobre el poder transformador de un simple saludo. Saludar, como indica la palabra, implica un deseo de “salud” y “vida” para el otro. Es como decir: “¡Que tengas vida en abundancia!”. Este deseo de salud es también una oración al Autor de la Vida, haciendo de cada saludo un acto sagrado.
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En un mundo donde el sufrimiento y la desesperanza a menudo parecen prevalecer, el mensaje de este domingo de Adviento surge como un rayo de luz, invitándonos a redescubrir la alegría en medio de la espera. Aunque las circunstancias puedan parecer desalentadoras, este tiempo litúrgico nos anima a mantener viva la llama de la esperanza y a comenzar a experimentar la alegría que está por venir.
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Siempre he pensado que los documentos eclesiales y congregacionales, necesitan una reducción drástica. Hay documentos eclesiales -incluso recientes- tan extensos (¡páginas y páginas, números y números!), que lo más sugerente de ellos es, a veces, el título y algunas citas inspiradas: reducidos a pocas expresiones mostrarían una enorme energía transformadora. Pero con tales proporciones nos cansan… hemos de sobreponernos para llegar hasta el final… sin deseos de volver de nuevo sobre ellos.
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