Acabamos de escucharlo: “El Verbo se hizo carne”. Tres palabras que lo cambian todo.
Ese bebé que María acuna en Belén… es la Palabra que pronunció las galaxias. El que busca el pecho de su madre… es quien hizo existir el primer átomo de hidrógeno.
Lo Eterno entró en el tiempo. Lo Infinito se hizo pequeño. El Creador se volvió criatura.
Ya no envía mensajeros
Durante siglos, Dios habló por profetas. Moisés, Isaías, Jeremías… palabras verdaderas, santas, que ardían.
Pero ahora—escuchen bien—ahora nos habla por medio del Hijo. Ya no manda señales ni voces. Él mismo vino. La Palabra se hizo bebé que balbucea.
La humanidad miró al cielo durante miles de años preguntando: “¿Dios, dónde estás? ¿Nos oyes? ¿Te importamos?”
Y Dios no respondió con un trueno. Respondió con un llanto en la noche.
Su tienda junto a la nuestra
Juan dice que el Verbo “habitó entre nosotros”. En griego: “puso su tienda”, como los beduinos que acampan junto a su familia.
Dios no se quedó cómodo en el cielo. Armó su tienda junto a la nuestra. Respirando nuestro polvo. Sufriendo nuestro frío.
No vino de visita. Vino a vivir lo que cualquiera de nosotros vive.
Cuando lloramos, Él sabe qué se siente. Cuando tenemos miedo, Él lo ha tenido. Cuando nos sentimos solos, Él conoce esa soledad.
La pregunta que lo cambia todo
“A todos los que lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios”.
¿Nosotros lo hemos recibido?
No pregunto si creemos en Dios—casi todos aquí creemos. No pregunto si venimos a Misa—ya estamos aquí.
Pregunto algo más profundo: ¿Hemos dejado que el Verbo hecho carne entre de verdad en nuestra vida?
Una cosa es celebrar la Navidad. Otra cosa es dejar que la Navidad nos recree, nos haga nacer de nuevo.
Recibirlo de verdad significa dejar que ese Dios que se hizo pequeño entre en nuestros lugares pequeños: nuestras heridas sin sanar, nuestros miedos, rencores, nuestro corazón cansado.
Él ya armó su tienda junto a la nuestra.
Ahora nos toca a nosotros abrir la entrada.
[Estrofa 1]
En Belén un pesebre en el Gólgota una cruz
Pañales en la noche sudario y quietud
La Madre está presente
contemplando al Niño-Dios
[ESTRIBILLO – Coral]
Del pesebre al Calvario del pesebre al Calvario
Un camino de amor nos trazó el Niño Dios
Del pesebre al Calvario del pesebre al Calvario
[Estrofa 2] Dos Josés que lo cuidan dos lugares, un amor Belén profetiza la entrega del Señor Fragilidad que salva belleza y compasión [ESTRIBILLO – Coral] Del pesebre al Calvario del pesebre al Calvario Un camino de amor nos trazó el Niño Dios Del pesebre al Calvario del pesebre al Calvario
[Estrofa 3]
No es el poder que vence es la entrega hasta el fin
El Niño de Belén murió por ti y por mí
La belleza del mundo nació en aquel pesebre gris
[ESTRIBILLO FINAL – Coral, más intenso]
Del pesebre al Calvario del pesebre al Calvario
Un camino de amor nos trazó el Niño Dios
Del pesebre al Calvario
del pesebre al Calvario
¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad!
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