Este cuarto domingo de Pascua nos regala una de las imágenes más conmovedoras y profundas del Evangelio: la del Buen Pastor. Jesús, el Buen Pastor, no solo nos guía con ética y rectitud, sino que su liderazgo genera una armonía que embellece y eleva la vida de quienes lo seguimos. Hoy, esta imagen resuena con fuerza, especialmente ante la elección de un nuevo Papa y el reflejo de su figura en toda la estructura pastoral de la Iglesia.
Dividiré esta homilía en tres partes:
- El Buen Pastor: un liderazgo que crea belleza
- La crisis de liderazgo y la nostalgia del Pastor
- El liderazgo como sacramento del Buen Pastor
El Buen Pastor: Liderazgo que crea belleza
El adjetivo “bueno” aplicado al Pastor va mucho más allá de lo meramente moral; abraza también una dimensión estética y espiritual. Un buen líder -sea Papa, obispo, presbítero, padre o madre, gobernante- no solo es bueno porque actúa con rectitud, sino, sobre todo, por la belleza que irradia, inspira, une y transforma. Es como un director de orquesta que, con su arte, convierte notas dispersas en una sinfonía armoniosa: el Buen Pastor ordena el caos y genera comunión.
Su liderazgo es, además, profundamente litúrgico: cada gesto, cada palabra, está colmado de sentido y gracia, ritual sin caer en el ritualismo vacío. Así, la vida misma se convierte en una celebración que revela la presencia de Dios.
La crisis de liderazgo y la nostalgia del Pastor
Jesús, movido por la compasión ante el pueblo “como ovejas sin pastor”, multiplica los panes y los peces. Un pueblo, una comunidad sin pastor, o dirigida por un mal pastor queda sumido en la desgracia; el malestar reina por doquier. Donde quien dirige es una persona iracunda, envidiosa, narcisista… ¿qué se puede esperar?
El buen pastor, como Jesús, no solo satisface el hambre material, sino que ofrece el alimento para el Espíritu. Jesús confía a Pedro ese ministerio de buen pastor que Jesús mismo ha ejercido. La iglesia católica acaba de recibir y acoger al “nuevo Pastor”, a un nuevo Pedro, el papa León XIV. Que él nos recuerde siempre a Jesús, buen pastor, con su servicio alegre, humilde y bello.
El liderazgo como sacramento del Buen Pastor
El verdadero ejercicio pastoral solo se justifica si es sacramento —signo visible— de Jesús, el Buen y único Pastor. Esto implica:
- Una voz que evoque la voz y las palabras de Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz” (Jn 10, 27
- Una Presencia constante: Jesús estaba con su rebaño. Un pastor ausente, enredado en trámites pierde su esencia.
- Belleza transformadora: Su liderazgo debe crear armonía, como la liturgia que une cielo y tierra.
El Apocalipsis (7, 9) pinta una humanidad reconciliada, pastoreada por el Cordero. Esta visión utópica es posible si los líderes renuncian a sus egos y se convierten en canales transparentes del único Pastor: Dios.
Conclusión
Hoy más que nunca, la Iglesia y el mundo necesitan pastores que, como Jesús, sepan crear belleza en medio de la vida cotidiana, inspirando esperanza, unidad y sentido. Que los líderes de cada una de las comunidades cristianas se asemejen siempre más al buen Pastor. Roguemos para que así sea. ¡Será un verdadero milagro que transformará la Iglesia!
UN TESTIMONIO MISIONERO SOBRE EL PAPA LEÓN XIV
Desde la diócesis de Tubusuptu, en el país andino, su obispo titular claretiano, Mons. José Javier Travieso Martín, se emociona recordando cómo el religioso que se sentará en la cátedra de San Pedro acompañó a tantos religiosos, laicos y sacerdotes durante sus años en Perú.
“¿Qué se puede decir de él? Es un hombre al que siempre hemos visto trabajando, dispuesto al servicio para el bien de todos” (dice mons. José Javier Martín). Y al igual que su hermano cardenal Aquilino Bocos, coincide en definir a León XIV como alguien “que nunca se negará a dejarse encontrar cuando alguien le busca”.
“Ahora somos nosotros los que tenemos que acompañarle a él, y lo haremos unidos en la oración por el Santo Padre, nuestro Papa”.
“Son muchos los recuerdos de tantos años juntos, en la conferencia episcopal peruana y en la comisión de Cultura y Educación, donde formábamos equipo. “Cuando fuimos a su ordenación episcopal a Chiclayo, fue él quien nos recibió del viaje y nos acomodó en las habitaciones que ya había preparado, y eso que solo faltaban unas horas para la celebración”.
“En Chiclayo ha estado siempre pendiente de la gente”… ha apuntalado la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, y cuando los años del COVID, no dejó de moverse para salvar vidas”.
“Es un servidor del Evangelio”, concluye Mons. Travieso. “Un hombre siempre atento para provocar un encuentro con Jesucristo”, añade. “No con una palabra, o con una cosa, con Alguien a quien necesitamos”, finaliza.
“Un saludo especial a todos ustedes y, sobre todo, a los misioneros que entregan la vida por el evangelio”.
Estas eran las palabras de Mons. Prevost en enero de 2024, cuando servía a la Iglesia como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. El mismo que es, desde ayer, el Pastor que Jesucristo nos ha regalado para guiar a su Iglesia en los próximos años.
Por tanto, no podemos sino agradecer a Dios por el sucesor de Pedro. Su experiencia de vida nos ayudará sin duda a tomar conciencia de nuestra vocación, subrayando la necesidad que la Iglesia sigue teniendo de evangelizadores en tantos lugares de la tierra, para que así Dios sea cada vez más conocido, amado, servido y alabado ahora y siempre.
Canto: Jesús, el bello Pastor (meditacion dedicada al papa León XIV)
Introducción
Estrofa 1.
1. Donde la tristeza anida en las sombras,
tu voz enciende sonrisa secreta.
Donde la acedia pesa como niebla,
tu paso genera brotes de esperanza.
Donde la muerte extiende su manto,
tus manos resucitan la vida,
y el mundo, estremecido,
se abre a la luz inesperada.
Estribillo
Bello Pastor, Jesús,
seduces con palabras que despiertan auroras,
gestos que abren sendas en la noche,
intuiciones que sorprenden el alma,
milagros que siembran asombro.
Quienes te siguen claman:
¡Marana Tha, ven Señor!
Estrofa 2
2. Donde el caos se desborda sin tregua,
tus manos ordenan la danza secreta.
Donde todo embrutece y se apaga,
tu mirada engendra belleza.
Eres el arte que irrumpe en la ceniza,
la armonía que brota del abismo,
el soplo que convierte el desierto en jardín.
Estribillo
Bello Pastor, Jesús,
seduces con palabras que despiertan auroras,
gestos que abren sendas en la noche,
intuiciones que sorprenden el alma,
milagros que siembran asombro.
Quienes te siguen claman:
¡Marana Tha, ven Señor!
Estrofa 3
3. Tú conectas la tierra y el cielo,
la herida y el misterio,
la noche y el alba,
la muerte y la vida.
En tu paso, los límites se disuelven,
los problemas se abren al asombro,
y el corazón humano se eleva
en la melodía de tu enigma.
Estribillo
Bello Pastor, Jesús,
seduces con palabras que despiertan auroras,
gestos que abren sendas en la noche,
intuiciones que sorprenden el alma,
milagros que siembran asombro.
Quienes te siguen claman:
¡Marana Tha, ven Señor!
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