América Latina y el Caribe, futuro de la Iglesia católica

Es siempre interesante preguntarse por el futuro de la Iglesia católica. Hay países y continentes en los cuales se vislumbra un futuro bastante problemático: comunidades cristianas muy envejecidas, nuevas generaciones de familias tradicionalmente cristianas que no conectan con la Iglesia, disminución alarmante de vocaciones a las formas de vida eclesial: a la vida matrimonial cristiana, al ministerio ordenado, a la vida religiosa. Uno se pregunta cuál será el futuro de la Iglesia europea dentro de 25 años.  Ahora nos preguntamos ¿estará el futuro de la Iglesia católica en América Latina? ¿Qué aporta la Iglesia Latinoamericana y caribeña a la Iglesia mundial?

Como teólogo y visitante circunstancial de América Latina, reconozco que en América Latina y el Caribe podemos descubrir el futuro de la Iglesia católica, como también en África y en Asia y quien sabe si también en Oceanía.

Hablar del futuro

Hablar de futuro es hablar de Dios. Es hablar de aquello que el Espíritu Santo hace en el mundo a favor de la Iglesia de Jesús. El futuro no depende de nosotros. Depende de él. América Latina es futuro de la Iglesia porque depende de Dios, porque la Iglesia en ella tiene una impresionante fuerza de engendramiento. Un 50% de los miembros de la Iglesia mundial están en Latinoamerica. Entre 1964 y 2004 el número de presbíteros se incrementó un 40% y el de seminaristas se sextuplicó. En ella no solamente hay diócesis y parroquias, también miles y miles de “comunidades eclesiales de base” o “pequeñas comunidades cristianas”.

¿Cuáles son las señales del futuro con que el Espíritu Santo marca a la Iglesia en Latino América?

Lo que la Iglesia latinoamericana y caribeña ofrece a la Iglesia mundial como esperanza de futuro podría resumirse en cuatro aportaciones: 1) Visión; 2) Eclesiología del pueblo de Dios; 3) Lectura creyente y encarnatoria de la Palabra de Dios; 4) la aportación del pensamiento teológico femenino.

Visión

Una visión:

  • que tiene como perspectiva fundamental los pobres, los marginados, los excluidos y descubre en ellos un lugar teológico fundamental
  • que no es espiritualista, sino encarnatoria: esto lleva a una teología interdisciplinar, en diálogo con las ciencias sociales, políticas, económicas; una visión que lleva a realizar una teología contextual, holística, abierta al todo; que comprende los sistemas.
  • Un método para ver e interpretar la realidad y actuar.

Una Iglesia, que se siente pueblo de Dios y pueblo de los pobres

La Iglesia de América Latina y del Caribe es una gran comunidad de Iglesias particulares que integra una realidad variopinta, pluriétnica y pluricultural en unidad católica. Y ésto es admirable:

  • la América Latina  de los inmigrantes del cono sur;
  • la América Latina  indígena (Países andinos, Guatemala);
  • la América Latina del mestizaje,
  • las islas del Caribe con un predominio mayoritario de las negritudes y una diversidad lingüística sui generis. .

Esta Iglesia camina unida, es capaz de entenderse en medio de tanta diversidad, es capaz de leer los acontecimientos históricos con una visión integradora. Ahí está la prueba del Magisterio de las diversas conferencias del Episcopado de América Latina y del Caribe: Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida :

Es una Iglesia que mira hacia fuera y que cumple aquello que decía Pablo VI en Ecclesiam suam, n. 27:

“La Iglesia se hace palabra: la iglesia se hace mensaje; la iglesia se hace coloquio”

En el documento definitivo de Aparecida el Episcopado invita a todos los fieles cristianos a ser conscientes de su vocación de discípulos y misioneros y a ponerla en acto.

“La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera” (Aparecida, 370).

La misión compartida es posible cuando se tiene una visión compartida. “Discípulos y misioneros” son dos caras de una misma moneda. Discipulado y pequeñas comunidades eclesiales caminan juntos. Comunidades de comunidades es la lógica de una iglesia que se siente de esta manera Pueblo de Dios y que no se preocupa en exceso de marcar sus límites y fronteras.

“Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés, que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente, una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza” (Aparecida 362)

Es una Iglesia que opta por los pobres y que en Aparecida la ha renovado como una opción cristológica –los rostros sufrientes de Cristo- pero ahora en el contexto de la globalización neoliberal, que el documento de Aparecida describe como “proceso promotor de iniquidades e injusticias múltiples tal como está configurada actualmente” (Aparecida, 61). Optar por la globalización de la solidaridad, de la justicia, del respeto a los derechos humanos, haciendo de América Latina y el Caribe no solo el Continente de la Esperanza, sino también el continente del Amor” (Aparecida, n. 64). Emerge así una Iglesia “compañera de camino de los hermanos más pobres” hasta morir por ellos si es necesario (Aparecida, 396):

“Si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni siquiera para los llamados ricos” (Aparecida, n. 395).

Es una iglesia que descubre el valor de la ecología y el valor teofánico de la naturaleza y de la tierra y desde ahí se abre a valores contemplativos y humanos.

Una Iglesia configurada por la Palabra de Dios

La Palabra de Dios ha sido entregada al pueblo de Dios. Éste se reúne en torno a ella. La escucha, la comenta, la ora, la convierte en norma de conducta y de acción, en clave permanente para entender la realidad y ver los conflictos de muerte con la esperanza de la vida.

La Palabra interesa en todos sus libros y textos: desde el Génesis hasta el Apocalipsis. El esfuerzo realizado por acercar la Palabra de Dios ha configurado la Iglesia latinoamericana como la Iglesia de la Palabra. Sobre todo, yo resaltaría la sensibilidad escatológico-apocalíptica que este contacto con la Palabra le concede..

Una Iglesia con rostro femenino

Es una Iglesia que cuenta con madres y mujeres creyentes de admirable talante de fe. La mujer es una admirable comunicadora de la fe. En ella se muestra más que nunca la maternidad de la Iglesia, su capacidad de engendramiento.

Esto tiene una especial incidencia en la teología femenina (María Teresa Porcile Santiso, Ivone Gebara, Elsa Támez, María Pilar Aquino, Ada María Isasi Díaz, o la nueva generación de teólogas, entre ellas la escuela de teólogas argentinas). La teología femenina es un logos pronunciado desde la vida y la praxis histórico-eclesial de las mujeres. Se trata de una teología femenina en el contexto de la pobreza. De las mujeres no solo como lugar teológico o hermenéutico, sino como sujeto teológico. Se cruzan las teologías liberacionistas y feministas.

Es una iglesia que empodera a los laicos con los más diversos ministerios y responsabilidades.

* * *

América Latina y el Caribe son un espacio donde el Espíritu actúa. Donde también lucha contra los malos espíritus. Estos actúan por doquier con sus estrategias de muerte. Es un espacio donde está declarada la lucha apocalíptica. El futuro viene de Dios. El Espíritu de Jesús y del Abbá vence etapa por etapa y siempre encuentra formas para hacer de este Continente un regalo para toda la humanidad.

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2 respuestas a América Latina y el Caribe, futuro de la Iglesia católica

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    Gracias por esta aportacion tan positiva de nuestro continente, donde considero que nos hace falta encarnar muchos valores evangelicos o de Jesus, o a lo mejor puede ser que nos hace falta llevarlos de verdad a la accion, para que paren tantas injusticias que ocurren a menudo. Es que por teoría y fe estamos convencidos de muchas cosas, pero nos hace falta dar otros pasitos, para que este continente contagie mas belleza.

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