La mariofanía de Fátima puede ser interpretada como una manifestación “espiritual” que aconteció en el contexto histórico de una terrible manifestación del mal: desde la primera a la segunda guerra mundial con sus secuelas de muerte y desmoralización. Los mensajes del Ángel y de la Señora hablaban de paz y pedían una vuelta a la Alianza. Eran como una advertencia “apocalíptica” que advertía sobre los riesgos del tiempo presente y ofrecía horizontes de esperanza. Esta interpretación de la mariofanía de Fátima explica el influjo político y aglutinador de la piedad mariana popular; y apunta hacia un encuentro fecundo entre teología política y mariología. Invito a una lectura sosegada de este largo artículo en este día 13 de mayo de 2021, a 104 años de la primera aparición de la “Señora”.
Se ha dicho con acierto que las apariciones de Fátima son las “más políticas” de todas las apariciones (Clodovis Boff)[1]. Aplicarle a las apariciones el adjetivo de “políticas” no tiene como objetivo desnaturalizarlas, sino mostrar cómo ese fenómeno se insertó en la realidad política europea y mundial; dio una respuesta a ella; y fue releído e interpretado posteriormente o como justificación ideológica (politización) o como mensaje apocalíptico e impulso transformador de la historia.
Esta reflexión pretende, por lo tanto, responder a tres cuestiones:
- ¿Cómo las Apariciones de Fátima reflejan el contexto político de aquel tiempo y qué respuesta ofrecen?
- Claves para una lectura “política” de las Apariciones de Fátima.
- Consecuencias para una “mariología política”.
I. ¿Cómo las Apariciones de Fátima reflejan el contexto político de aquel tiempo y qué respuesta ofrecen?
Comenzamos nuestra reflexión preguntándonos cómo las Apariciones de Fátima (angelofanías -las apariciones del Ángel- y mariofanías -apariciones de la Señor-) reflejan la situación política de aquel tiempo, se insertan en ella y qué claves de discernimiento, respuesta y actuación ofrecen.
1. El contexto Político de Portugal en el tiempo de las Apariciones
En Portugal la Iglesia y el Estado se separaron legalmente el 1911. Se establecieron las bodas civiles. Los obispos que se oponían fueron exiliados. Quedaron rotas las relaciones con el Vaticano. Se puso al rojo vivo el tradicional anticlericalismo de los masones portugueses. Más de cien logias masónicas reclutaron a unos 4000 personajes de élite, muchos de ellos ministros y gobernantes. La oposición a la Iglesia disminuyó con la participación de Portugal en la primera guerra mundial, la cual llevó a los políticos a reconocer el valor de la religión organizada; se permitió incluso la venida de los jesuitas. Pero los católicos nunca confiaron en la república y muchos estuvieron dispuestos a provocar su caída; lo cual sucedió en 1925[2].
En la primera guerra mundial (28 de Julio 1914 – 11 de Noviembre 1918) estuvieron implicadas Europa, África y Asia. Fue una guerra de guerras y entre imperios. Lucharon 65,8 millones de soldados, más de 1 de cada 8. Las pérdidas humanas fueron terribles: en las potencias centrales (el imperio austro-húngaro, Bulgaria, el imperio alemán, el imperio otomano) los soldados muertos fueron 4.386.000, los heridos 8.388.000 y los desaparecidos 3.629.000; en las potencias aliadas (imperio británico, Francia, Canadá, Italia, imperio ruso, Estados Unidos, Portugal, Japón), los soldados muertos fueron 5.520.000, los heridos 12.831.000 y los desaparecidos 4.121.000[3]. La primera guerra mundial dejó tras de sí millones de muertos, de inválidos; cayeron cuatro imperios.
Éste fue el contexto en el que las Apariciones tanto del Ángel como de la Señora acontecieron. Estas Apariciones, sin embargo, estuvieron ligadas al futuro. Ese fue el dinamismo introducido en la historia posterior por el “secreto de Fátima”. Lucía sería la protagonista única del futuro del acontecimiento de Fátima. Lo cual abrió las Apariciones a otro escenario que fue la segunda guerra mundial, otro conflicto bélico en el que se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo y que duró desde el 1939 hasta el 1945. Más de cien millones de soldados movilizados. Tuvo lugar en ella la muerte masiva de millones de civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares. Se impuso la perversidad de los totalitarismos (nazismo, fascismo, comunismo bolchevique) con sus campos de concentración, sus genocidios, sus torturas. Se desató un ateísmo militante con persecuciones religiosas sistemáticas. Revoluciones y guerras civiles fueron estallando en diversos países. La desconfianza mutua fue creciendo y se confió mucho más en las armas, con el peligro de una guerra nuclear capaz de destruir el planeta.
En ese contexto global aparece la virgen de Fátima como una imagen de esperanza y ofreciendo una “visión de paz”. Es difícil no descubrir aquí un contexto teológico-apocalíptico, o teológico-político[4].
2. Las Apariciones y su mensaje en este contexto
Las apariciones de Fátima forman un fenómeno que se inscribe en un amplio período de tiempo: desde las angelofanías (1916) hasta la última experiencia espiritual de Lucía en Pontevedra. Vamos a contemplar los hechos en su sucesión histórica, aunque no literaria[5]. Utilizaré para ello el filtro de “lo político” entendido de forma genérica como todo aquello que tiene que ver con la historia política de nuestro mundo.
a) Las apariciones del Ángel de la Paz, del Ángel de Portugal (1916)
Lo primero que llama la atención es que Lucía omitió en su Memoria I la referencia a las apariciones del Ángel. Tampoco consta en los Relatorios de los interrogatorios a los que fueron sometidos los videntes tras cada una de las apariciones de la Señora. Solo en la Memoria escrita el 21 de noviembre de 1937, esto es 20 años después, Lucía menciona las apariciones del Ángel[6].
Lucía relata la segunda aparición del Ángel en su Memoria II[7] y en la Memoria IV[8]. Escribe que después de rezar el Padre nuestro un viento fuerte sacudió los árboles… Aunque el día estaba sereno. Apareció un joven de unos 14 o 15 años, más blanco que la nieve, a quien el sol volvía transparente… de una gran belleza. Les dijo: “No temáis, soy el Ángel de la Paz”. Y los invitó a rezar la siguiente oración: “Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por todos los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman”. Después de repetir esto tres veces se levantó y dijo: “Orad así: los corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas”. Y desapareció[9].
En esta angelofanía los videntes son invitados a orar, a adorar. La identidad del Ángel es ser el Ángel de la Paz[10]. Su mensaje, con todo, no hace referencia a la situación de guerra que afectaba al mundo en aquel tiempo, ni a la paz. Llama, sin embargo, la atención, que sean los Corazones de Jesús y de María los que están atentos a la súplica que los videntes dirigen a Dios: ¡los dos Corazones formando una unidad!
La siguiente aparición tuvo lugar un día de verano. Apareció la misma figura o un ángel, que les habló así: “Orad mucho. Los santísimos Corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios. Ofreced a Dios un sacrificio en acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así sobre vuestra patria la paz. Yo soy el Ángel de la guarda, el Ángel de Portugal”[11]. En esta aparición, quien antes se había presentado como Ángel de la paz, se presenta ahora como el Ángel de la Guarda el Ángel de Portugal. Invita a los videntes a una intensa oración al Altísimo, añadiendo que ofrezcan sacrificios y sobre todo el “acto de reparación por los pecados con los que Dios es ofendido” y la súplica por la conversión de los pecadores. Y a que supliquen la paz para su patria. Portugal se encontraba entonces metido en la guerra mundial. El ángel les hace comprender que los corazones de Jesús y de María tienen designios de misericordia.
En la última aparición el Ángel invitó a los pastorcillos a orar y a adorar a la Santísima Trinidad[12]. Les pidió que ofreciesen el cuerpo y la Sangre y la Divina de Jesús-Eucaristía en reparación por los ultrajes, sacrilegios, indiferencias con que Él mismo es ofendido. Le dio la comunión del cuerpo de Jesús a Lucía; a Francisco y a Jacinta les dio el cáliz con la sangre del Señor. Finalmente les pidió que suplicaran por la conversión de los pobres pecadores, poniendo como mediación intercesora los méritos del Corazón Santísimo de Jesús y del Corazón de María: “Santísima Trinidad, Padre, Hijo, Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre y Divinidad de Jesucristo presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores”[13]. El Ángel aparece ahora como ministro de la Eucaristía y como adorador de la Eucaristía.
La oración es diferente respecto a las anteriores. Se trata de una oración eucarística, pero dirigida a la Santísima Trinidad. La Eucaristía es presentada como el sacrificio singular en acto de reparación, al cual se refería el ángel en la segunda aparición; y también como una presencia mundial de Jesús: “en todos los sagrarios del mundo, de la tierra”.
Surge una vez más la cuestión: ¿cuáles son los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, los crímenes que ofenden el cuerpo y la sangre de Jesucristo?
Parece obvio decir que en el tiempo de la primera guerra mundial los crímenes, ofensas, sacrilegios e indiferencias son los mismos hechos que motivan la guerra. Él Ángel de la Paz se lamenta de la situación de la humanidad que tanto ofende a Dios. Pero la humanidad –al parecer– no sabe lo que hace. El pecado de la humanidad es cometido contra el cuerpo y la sangre de Jesucristo. El Ángel revela que lo que está para acontecer en el mundo es a causa de la terrible guerra.
En las apariciones del Ángel podemos ver una pedagogía que viene del cielo y que acompaña progresivamente a los videntes en el misterio de Dios. Desde la perspectiva eucarística el pecado es una ofensa al Cuerpo Eucarístico de Jesucristo. Pero el cuerpo de Jesús es contemplado presente en toda la tierra, en todos los sagrarios del mundo: una presencia eucarística mundial, en el mismo tiempo de la guerra mundial.
b) Las apariciones de la Señora en referencia al contexto
En la primera aparición (13 mayo 1917) la señora vestida de blanco tranquiliza a los videntes diciéndoles: “No os haré ningún mal”. Y añade: “Soy del cielo”. Promete venir durante seis meses el día 13 y revelar su identidad en la última aparición. Entonces Lucía aprovecha la ocasión para preguntarle si está cercano el fin de la guerra. A lo cual la Señora respondió: “Todavía no puedo decirlo”.
En sus Memorias II y IV Lucía añadió lo siguiente: la Señora aparece en una actitud de oración y de devoción; tiene las manos unidas sobre su pecho; después las abre y deja que se esparza un reflejo misterioso. En la segunda aparición sabrán los videntes que ese reflejo procede del Corazón de María[14]. Entonces la Señora les pregunta si quieren ofrecerse para sufrir en acto de reparación por los pecados con que Dios es ofendido y suplicar por la conversión de los pecadores. Ellos respondieron afirmativamente. La Señora entonces les dijo que recen todos los días el Rosario para alcanzar la Paz para el mundo y la paz de la guerra[15].
La segunda aparición (13 junio 1917) es relatada de forma completa en la Memoria IV. Según ella la Señora reveló a Lucia que Jesús quería servirse de ella para darlo a conocer y amar y para establecer en el mundo la devoción a su Inmaculado Corazón[16]. Le dice también que en medio de sus muchos sufrimientos, Lucía encontrará en el Inmaculado Corazón de María su refugio y camino[17]. Después la Señora mostró su corazón rodeado de espinas que parecían clavadas en él: se significaba con esto que era el corazón ultrajado por los pecados de la Humanidad que pedía reparación. Éste fue el secreto del mes de Junio[18].
En la tercera aparición (13 de Julio 1917) pide la Señora que se rece el rosario a Nuestra Señora del Rosario para acabar con la guerra, pues ella tiene poder para hacerlo[19]. La Memoria IV de Lucía añade que la Señora les pidió que rezaran muchas veces por la conversión de los pecadores y por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María[20]. En esta aparición Lucía confiesa que recuperó la paz. Fue entonces cuando la Señora les reveló el secreto que los videntes no revelaron; únicamente el año 1927 se creyó Lucía autorizada para revelar sus dos primeras partes. El secreto había consistido en que se les había mostrado el infierno[21] (primera parte), como antídoto para evitarlo la devoción al Corazón de María y la práctica de los cinco primeros sábados (segunda parte). La tercera parte del secreto fue revelada el año 2000. Y en ella la Señora hace depender la paz de la obediencia a lo que ella decía; y después de anunciar que la guerra iba a acabar, anunció la posibilidad de otra guerra peor – en el reinado de Pío XI- si los hombres no dejaban de ofender a Dios; entonces Rusia propagará sus errores por el mundo, promoverá guerras y persecuciones a la Iglesia y los buenos serán martirizados, el santo Padre sufrirá mucho y varias naciones serán aniquiladas. Y anunció que en el futuro vendría de nuevo para conseguir la salvación de las almas y la paz mediante la consagración de Rusia a su sagrado Corazón y la comunión reparadora[22].
La cuarta aparición (15 de agosto de 1917), retrasada por imposibilidad de los videntes, aconteció en los Valinhos[23]. La Señora, mostrando un semblante serio les pide que recen mucho y hagan sacrificios por los pecadores “pues muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y pida por ellas”. También les anunció la triple venida de san José con el Niño Jesús para dar la paz al mundo, de nuestro Señor para bendecir al pueblo y de la Señora del Rosario con un ángel a cada lado. La Señora, sin embargo, no les reveló su nombre.
En su IV Memoria hace Lucía referencia a las numerosísimas personas que estuvieron presentes el día de la quinta aparición (13 de septiembre de 1917). Muchas de ellas les pedían que presentaran a la Señor sus necesidades y dolencias; apenas les dejaban caminar[24]. Les insistió la Señora que continuaran “rezando siempre el Rosario a la Señora del Rosario, para que acabe con la guerra, porque la guerra está para acabar”. Les repitió lo que había anunciado en la aparición anterior: que en el último día verían a san José con el Niño Jesús para dar la paz al mundo y nuestro Señor para dar la bendición al pueblo.
En la sexta aparición (13 octubre de 1917) la Señora se presenta diciendo “Yo soy la Señora del Rosario” e inmediatamente anuncia que “la guerra va a acabar y los militares volverán en breve a sus casas”. Después Lucía miró al sol y vio a san José con el Niño Jesús y una Señora vestida de rojo con manto azul; después de bendecir tres o cuatro veces desapareció san José junto con la Señora. Llegó después el Señor vestido con capa, con barba recortada y el pecho descubierto que bendecía al mundo; a su lado apareció una señora de pie, vestida de blanco y con un manto azul y que tenía las manos en dirección a su pecho. También desaparecieron. En la visión el sol ocupa el lugar central; todo lo demás se ordena en relación a él. Después tiene lugar el milagro del sol, interpretado como teofanía por todo el pueblo.
Una séptima aparición, pero ya solo a Lucía (10 diciembre 1925) tiene lugar en Pontevedra. Se le apareció María con un Niño en cuyo hombro ella colocaba su mano; mostraba su corazón rodeado de espinas, mientras el Niño se lamentaba del estado en que se encontraba el corazón de la Madre y de la falta de misericordia y reparación hacia ese corazón, dado que nadie le arrancaba las espinas. María repetía lo que el Niño decía: “hombres ingratos blasfeman sin cesar contra el Corazón”. Lucía recibe entonces una misión del Corazón de María: propagar la práctica de los cinco primeros sábados de mes junto con la promesa de la salvación[25]. Hay mucha semejanza entre esta aparición y la tercera[26].
La última aparición de la virgen María a Lucía tuvo lugar en Tuy (13 de Junio de 1929) cuando ella estaba en oración en la capilla, entre las 11 y las 12 de la noche. El Padre Gonçalves tomó unas notas del hecho que le fue relatado por la misma Lucía. En esta aparición Lucía recibió la gracia mística de la visión de la Santísima Trinidad y del Corazón Inmaculado de María[27]. Es como una recapitulación de todas las apariciones anteriores, incluidas las del ángel. En ella se destacan tres símbolos:
- La Santísima Trinidad: un rostro con cuerpo hasta la cintura, una paloma de luz en el pecho, un crucificado en una cruz de luz.
- La Eucaristía: Desde el rostro y el corazón se desliza la sangre hasta la hostia y desde ella hasta el cáliz.
- El Corazón Inmaculado: sin la espada, sin rosa, solo rodeado de espinas y de llamas de fuego.
La interpretación de la visión está en las grandes letras de agua cristalina que dicen: “Gracia y Misericordia”. Lucía recibe unas luces sobre este misterio que no le es permitido revelar. Recibe la misión de pedir que el Santo Padre con todos los obispos del mundo hagan la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María para obtener la salvación. La justicia de Dios condena a muchas almas por “los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón”. Por eso, la Señora dice que viene a pedir reparación y a Lucía sacrificios y oración por esta intención.
La proyección de las apariciones llega hasta el 13 de febrero de 2005 en que muere sor Lucía.
c) El mensaje de Fátima en síntesis: ofensas a la Alianza, guerra y restauración
El mensaje de las apariciones de Fátima podría sintetizarse así: el núcleo del Mensaje podría ser el deseo de que se restaure la Alianza entre Dios y la Humanidad en un especial momento crítico de la historia de la humanidad.
Las apariciones del Ángel detectan que la humanidad en aquel momento estaba muy alejada de la Alianza de amor que Dios le proponía. Por eso, Dios se sentía muy ofendido. Ese desprecio se mostraba de forma especial en el gran sacramento de la Alianza que es el cáliz eucarístico (¡cáliz de la alianza nueva y eterna!)
Quienes no aceptan la Alianza que Dios les ofrece –según la angelofanía– no creen, ni adoran, ni esperan, ni aman; cometen horribles ultrajes, sacrilegios, indiferencias, ingratitudes contra Jesús; e incluso crímenes (¡lenguaje de pasión amorosa!). Por eso, el mundo está en guerra.
El ángel les pide a los cristianos reparación, que consuelen a Dios, que hagan mucha oración y sacrificios, que acojan la comunión eucarística. De este modo se espera que recuperen el diálogo, la entrega, la comunión de la Alianza.
Restablecida la Alianza con Dios llegará la paz a la Patria de Portugal. En las angelofanías aparecen tres símbolos: 1) los corazones de Jesús y de María, formando unidad; 2) el Cuerpo y Sangre eucarísticos de Jesús; 3) La Misericordia de Dios como muestra de su inquebrantable oferta de Alianza a pesar de las infidelidades humanas.
En las apariciones de la Señora, la virgen del Rosario, el símbolo del Corazón Inmaculado de María va asumiendo progresivamente un mayor protagonismo[28]. En el fondo estas apariciones denuncian la ruptura unilateral de la Alianza con Dios por parte de los seres humanos; lo cual ofende y entristece a Dios. Pero también es presentado el Corazón de María como asociado íntimamente al Corazón de Jesús. También el Corazón Inmaculado se siente triste, ultrajado y ofendido. El efecto de esa ruptura es la guerra, de la que son responsables los pecadores: éstos ofenden y ultrajan, no ya a Dios, sino al Inmaculado Corazón de María: no lo conocen, ni lo aman. La Señora les pide a los cristianos que se hagan víctimas de reparación, que oren por la conversión de los pecadores, por la llegada de la paz y el fin de la guerra. Esa reparación a Dios y a su Corazón conlleva aceptar sufrimientos, sacrificios, oraciones y la práctica de la comunión reparadora.
El símbolo del Corazón de María va asumiendo en las apariciones de la Virgen cada vez más protagonismo. Se pide que se establezca en el mundo su devoción; que se la haga conocer y amar. La promesa que esa devoción implica es la llegada de la paz y que “al fin su corazón triunfará”, que se impondrá la Gracia y la Misericordia. Se trata de la restauración de la Alianza entre Dios y la humanidad. El Corazón de María, siempre muy cerca del Corazón de Jesús, asume el protagonismo de la mediación para atraer a la humanidad al encuentro con Dios. La Paz, el Shalom, será el gran efecto de la gran restauración. Hay ciertas cláusulas de Alianza imprescindible para que esto acontezca: oración, sacrificio y misericordia.
II. Claves para una Lectura “política” de las Apariciones de Fátima
Busquemos, ahora, una perspectiva más amplia que nos permita entender mejor el fenómeno de Fátima en clave “política”. Veamos, en primer lugar, cómo el culto mariano ha influido en la identidad religiosa y nacional o popular de los pueblos católicos. En segundo lugar, analicemos otra clave que –aunque no nos detengamos– es bueno tenerla en cuenta: la clave ufológica. Finalmente, veamos qué relectura se puede hacer del acontecimiento Fátima desde la perspectiva de la “teología política”.
1. El culto mariano y su influencia en la identidad política de los pueblos
El fenómeno mariano ha interesado mucho más de lo que a veces pensamos a los historiadores. Y lo han abordado especialmente en su dimensión política.
Si nos centramos en la Europa de los siglos XIX y XX –marco histórico en el que se ubican las apariciones de Fátima– constatamos la influencia notable del fenómeno mariano en la configuración política de Europa. Los santuarios marianos se han convertido en centros de una impresionante atracción: hacia ellos han confluido masas populares; en torno a ellos se han organizado peregrinaciones masivas y casi permanentes. Allí se han concentrado las masas católicas para el culto; han sido muchas veces puntos de encuentro y de resistencia que han favorecido la reafirmación no solo de la identidad religiosa, sino también nacional o popular.
No hace falta mencionar cómo esto ha ocurrido en América Latina: baste la referencia a la Virgen de Guadalupe en Méjico[29]. En España el culto a la Virgen del Pilar –como base de la identidad hispánica– se ha ido re-estructurando y adaptando a partir las diversas circunstancias políticas[30]. También la identidad católico-regional ha encontrado en el culto mariano una base sólida en Castilla, en Asturias[31], e incluso en Cataluña donde se ha ido configurando de modo que tras fundamentar un doble patriotismo ha pasado a fundamentar la reivindicación de la identidad catalana[32]. Casos semejantes encontramos en Europa: Polonia con la virgen de Chestohowa, Francia con la virgen de Lourdes[33], y –obviamente– Portugal con la virgen de Fátima.
La poderosísima intercesión de la virgen María ante Dios, por ser madre de su Hijo[34], reúne a las masas y hace que –en torno a Ella– se articulen identidades colectivas (populares, nacionales). La figura de la virgen y madre María tiene una gran fuerza simbólica que conecta con los grandes símbolos –fácilmente reconocibles por los grupos– de la maternidad, la fertilidad, la pureza. Se trata de formas simbólicas que ya se pueden rastrear en las edades más tempranas de la humanidad[35].
El culto mariano se vuelve más energético y explosivo cuando se confronta con una realidad social enemiga, destructiva. Es entonces cuando el fenómeno mariano articula lenguajes proféticos y apocalípticos sobre el futuro del cristianismo y su victoria sobre los movimientos revolucionarios[36], y en especial, sobre el comunismo ateo[37]. El culto mariano es redimensionado en clave contrarrevolucionaria. Nada extraño que con motivo de la Revolución Rusa las apariciones de Fátima fueran interpretadas como mariofanías de carácter anticomunista[38]. De esta manera, aunque los medios católicos hicieran un gran esfuerzo por presentarlos como algo apolítico, estos cultos milagrosos «contribuyeron al desarrollo de un movimiento de masas nacionalista, conservador y religioso[39].
Por otra parte, nos sirve para entender el fenómeno de Fátima, el hecho histórico de la consagración de reinos y ciudades a la Virgen, o la atribución de roles militares a María investida como generalísima de los ejercicios o capitana[40]. De esta manera los países católicos han marcado su identidad territorial y comunitaria en contra de los países o regiones protestantes, que rechazaban a María como intercesora, o en contra de los movimientos secularizantes que negaban la existencia de Dios o lo excluían de la sociedad política.
2. La clave ufológica y la supuesta manipulación religiosa del fenómeno
Dos investigadores portugueses, profesores de la Universidad Fernando Pessoa de Oporto, Joaquim Fernandes[41] y Fina D’Armada[42], han estudiado el fenómeno de las Apariciones de Fátima desde una perspectiva fantasiosa y también política. Según estos dos autores las Apariciones “no son reductibles a la dimensión religiosa”, sino que se explican científicamente como uno de tantos encuentros con extraterrestres –que están teniendo lugar, según ellos, en nuestro tiempo–. Por lo tanto, las Apariciones de Fátima deben ser estudiadas como fenómenos que pertenecen al ámbito de la Ufología[43].
Los autores se precian de haber investigado los archivos secretos de las Apariciones y de obtener de ellos la información científica necesaria para apoyar sus resultados. Y respecto a la interpretación “religiosa” y “mariana” del fenómeno dicen que ello se debe a dos causas: primera, la incapacidad científica –en aquel momento– de interpretar lo que sucedía; segunda, la manipulación de los datos por parte de la Iglesia católica, con un especial protagonismo de los confesores jesuitas de sor Lucía, cuando pertenecía a los conventos españoles de Tuy y Pontevedra[44]. Esta manipulación sería visible en documentos posteriores, donde se hacen las correcciones oportunas, o desviaciones y anulaciones de los primeros registros y observaciones de los videntes. Así se iría construyendo la tesis de que el ente que se aparecía se identificaba con la Virgen María.
Respecto al “secreto de Fátima” estos autores intentan mostrar que nuestra visión moderna de Fátima no se basa en los acontecimientos que sucedieron en 1917, sino más bien en “una historia de encubrimiento”, tramada por la iglesia en 1941. La idea central de este esfuerzo propagandístico fue ocultar la naturaleza extraterrestre de los contactos de Fátima y presentarlos como marianos, con el objetivo de reforzar la ortodoxia católica y favorecer el catolicismo en Portugal y después en Europa. Los secretos de Fátima fueron el resultado de un programa de desinformación, al cual se refieren los autores como “Fátima II”[45].
3. Lectura apocalíptico-política de la mariofanía cordimariana de Fátima
a) La perspectiva teológico-política
Las apariciones de Fátima nos hablan de guerra y de paz, de Rusia, de martirio. Muestran una admirable pedagogía. Son como un proceso iniciático, en primer lugar, para los videntes, pero también para quienes acogen el Mensaje y se implican en él a través de la peregrinación o del apostolado de la oración. El fenómeno de Fátima lleva a la expectativa de un misterioso “secreto” que será revelado parte por parte y que celebra la victoria de la Gracia y la Misericordia, es decir, del Corazón.
El fenómeno “Fátima” puede ser leído en diferentes claves[46]. Pero no es justo reducirlo a un ámbito meramente espiritual cuando emerge en él con tanta fuerza el tema de la guerra, la paz, Rusia, Portugal. El mensaje de Fátima implicó al santo Padre y al episcopado mundial. Tuvo repercusiones políticas en Portugal, que se vio libre de la segunda guerra mundial (1939-1945) e inmediatamente después de las Apariciones, con motivo de la revolución del 5 de diciembre de 1917 vio un tiempo de paz y reconciliación civil y religiosa y de restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el Vaticano, bajo el gobierno de Sidonio Pais. El beato Juan Pablo II se sintió movido a hacer un acto de ofrenda y consagración del mundo al Corazón de María el 25 de marzo de 1984 antes de la caída del telón de acero en agosto de 1989[47].
El mensaje de Fátima es una llamada a la conversión a todos los fieles y a la humanidad; a oponerse a las estructuras del mal y del pecado y a empeñarse en un serio cambio estructural, a esperar de Dios la paz y el fin de la guerra[48].
b) El “secreto apocalíptico”
No se puede negar que las apariciones del Ángel y de la Señora a los videntes, como posteriormente sólo a Lucia, tienen las características de relatos apocalípticos cristianos.
La historia es interpretada como lucha entre el bien y el mal, el pecado y la Misericordia. Existe la convicción de la victoria final. Y esta no depende del esfuerzo humano. Al ser humano le toca “orar”, “suplicar”, “interceder con el sacrificio y la entrega votiva”. La comunidad cristiana se siente llamada a convertirse –como en la apocalíptica– en comunidad cultural, contemplativa, penitente y reparadora.
Propio del género apocalíptico es el “secreto” que inserta en la historia un dinamismo de intriga y de expectativa. En Fátima también hubo un “secreto”[49], progresiva y oportunamente revelado. Las tres partes del secreto fueron ya reveladas. La tercera parte del secreto hace una breve referencia a María para decir dónde estaba colocado el Ángel de la espada de fuego: “Al lado izquierdo de nuestra Señora y un poco más arriba”. Y también para decir que la espada que centelleaba y emitía llamas que parecía que iban a incendiar el mundo, se apagaban al contacto con el esplendor que nuestra Señora irradiaba con su mano derecha, dirigida hacia el ángel. El tema de la tercera parte del secreto es el martirio: un obispo vestido de blanco, otros obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seglares, caballeros, señoras de varias clases y posiciones sociales[50].
El protagonismo de María en el secreto es sorprendente, de manera que ante él se diluye el protagonismo de Dios:
- Es ella la que puede acabar con la guerra.
- Es la devoción a su Inmaculado Corazón la que debe ser propagada por todo el mundo.
- Es el Corazón Inmaculado de María la mediación a través de la cual Dios nos concede las gracias; y esto debe ser proclamado al mundo; es la voluntad del corazón de Jesús[51].
- Es el Corazón de María el que al final triunfará[52].
A pesar de estos terribles augurios (sufrimientos colectivos, persecuciones, martirios, y la tribulación especialmente del hombre vestido de blanco, que camina apesadumbrado por una ciudad en ruinas y llena de cadáveres), sin embargo, -como todo secreto apocalíptico- la perspectiva última es siempre Evangelio, Buena noticia; en el caso de Fátima es la revelación definitiva de la Gracia y la Misericordia de Dios. Así lo escribe Lucía: “Comprendí que me mostraban el misterio de la Santísima Trinidad y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar” (Visión de Lucía en Tuy), es decir, Dios como “Gracia y Misericordia”. ¿No sería lo mismo que decir Dios como “Corazón Inmaculado” que al final vencerá? En este supuesto, el Corazón de María sería en las apariciones de Fátima como un símbolo, el mejor símbolo humano del Corazón de Dios, del Corazón de Jesús.
c) El símbolo apocalíptico de “Rusia” que se convertirá
“Al fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará el dogma de la fe, etc… Esto no se lo digáis a nadie. A Francisco, sí se lo podéis decir”.
Es innegable que en las apariciones de Fátima la palabra “Rusia” tiene mucha importancia. No es fácil discernir cuál era su significado originario, aunque sí el significado que la misma vidente Lucía y no pocos de los intérpretes del fenómeno de las Apariciones le fueron dando posteriormente. La palabra “Rusia” se identificó con el comunismo marxista y ateo y con la nación que, a partir de la revolución bolchevique mantuvo esta ideología y que cayó con la caída del muro de Berlín el año 1989.
Esta interpretación literal del término ha sido favorecida por una Iglesia que se ha sentido muy perseguida y martirizada por el comunismo; por una Iglesia que, sin embargo, no ha reparado tanto en la amenaza del nazismo, o el fascismo, o el capitalismo salvaje, que podrían ser simbolizados en otros términos o palabras.
Creo que si utilizamos como clave interpretativa la apocalíptica la palabra “Rusia” no debe ser identificada con un territorio geográfico, sino con un símbolo que –el símbolo apocalíptico de Babilonia– nos habla de una civilización, un sistema político pecador, perverso. Y puede ser referido al símbolo tanto al comunismo como al nazismo, tanto a estalinismo como al hitlerismo. Todo sistema perverso, destructivo, violento está significado en ese término que ni los mismos videntes conocían.
Es muy probable que en las apariciones de 1917 Lucía y Jacinta escucharan por primera vez la palabra “Rusia”. Lucía solo conocía en aquel momento los pueblos “galegos e espanhóis”.Entendió que esta palabra “Rússia” quería decir algo malo y fatídico para el mundo y para la Iglesia. No debemos olvidar que en 1917 ni siquiera los historiadores más lúcidos podían prever lo que iban a significar los acontecimientos de la revolución roja de Octubre. Cuando triunfó la revolución bolchevique, la palabra “Rusia” pasó a segundo plano en el lenguaje europeo. Se hablaba de la República Soviética federativa socialista rusa. En 1922 se impone el nombre de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).Tanto en 1917 como en 1929 –fecha en a que apareció por vez primera el nombre de “Rusia” en un escrito de Lucía– esta palabra significaba todavía el ámbito geográfico del antiguo imperio de los zares. No obstante, bajo el terror estalinista, comenzó a convertirse en la memoria de Lucía en un “puro nombre simbólico de oposición malévola a Dios y a la Iglesia”. “La palabra “Rusia” no tenía una connotación geográfica, sino sólo moral y religiosa”[53]. Si se entendiese en sentido geográfico puro cometeríamos una injusticia imperdonable con una nación, la Santa Rusia, que conserva, a pesar de la opresión comunista, su tradición cristiana. J. M. Alonso opta por una comprensión de la palabra “Rusia” únicamente en sentido religioso-sobrenatural[54].
El simbolismo de “Rusia” tiene sin duda relación con los símbolos del mal, propios de la apocalíptica cristiana[55]. En lugar de Rusia podríamos leer Babilonia, Roma, la Bestia apocalíptica, la ciudad perversa. Se le propone a la comunidad cristiana un símbolo que ella misma ha de leer e interpretar en cada momento y situación de su historia. Muchos han quedado maniatados con la palabra y la han interpretado literalmente: ¡se trata de la Rusia comunista! No perciben el simbolismo apocalíptico. Tanto Fátima como Rusia se convierte en dos símbolos apocalípticos contrapuestos, como en el Apocalipsis de Juan la Mujer vestida del sol –símbolo de la nueva Jerusalén que baja del cielo– y la Mujer prostituida –símbolo de la ciudad pecadora y criminal.
Sor Lucía pidió insistentemente a los Papas que consagrasen Rusia al Corazón de María; además les decía cómo tendría que hacerse: contando con el consentimiento de todos los obispos del mundo. Esto no se consiguió. Al final, se dio por válida la consagración del 25 de marzo de 1984[56].
Creo que la consagración de Rusia al Corazón de María es malentendida cuando se interpreta en su materialidad y literalidad. A este respecto es muy inteligente y acertada toda la información que ofrece al respecto el estudio de Domiciano Fernández y su juicio al respecto[57]:
“Yo no puedo aceptar que un acontecimiento tan importante como es la conversión de Rusia y un bien tan fundamental y supremo como es la paz del mundo, puedan estar condicionados a unos requisitos materiales y a unas formalidades concretas que, según la vidente, impuso la Virgen María para obtener tal gracia. Y menos aún, si estos requisitos, en la práctica, se muestran inviables… con solo pensar que si en 1930 o 1936 se hubiera hecho la consagración de Rusia tal como la proponía Sor Lucía en sus escritos y peticiones al Papa, se hubiera evitado la Guerra civil española, la segunda Guerra mundial y todas las calamidades, muertes, persecuciones, torturas y horrores que tales guerras han ocasionada a millones de personas y a toda la humanidad. Sor Lucía estaba plenamente convencida de que… se hubieran evitado todas esas tragedias: la invasión de Polonia, el holocausto del pueblo judío y tantas otras muertes y desgracias”[58].
En conclusión, creo que el fenómeno de Fátima responde al lenguaje propio de la apocalíptica cristiana. Y desde ahí, adquiere un enorme significado político y social. Este es el esquema teológico-apocalíptico al que responde:
- Dios mantiene su Alianza de amor con la humanidad; pero esta Alianza no encuentra respuesta en una humanidad que está en guerra, que se está dominada por la violencia y que se olvida de Dios. Esta situación hiere el corazón de Dios. Si la humanidad sigue por ese camino estará abocada a un auténtico infierno. Dios quiere restablecer su Alianza en la sangre del Cordero; Dios ofrece de nuevo su Alianza de Gracia y Misericordia.
- Lo que el Dios de la Alianza pide a la humanidad es conversión, oración, reparación, sacrificio. Así se muestra la comunidad apocalíptica: es una comunidad orante, suplicante, a la que se le pide paciencia, que junto con el Espíritu clama “ven, Señor Jesús”. Es la comunidad no tanto que construye la nueva Jerusalén, sino que espera impaciente su venida, mientras, como la Mujer de las Doce estrellas, es perseguida por el Dragón.
- El mensaje apocalíptico concluye con el triunfo del Corazón, de la Alianza renovada: la Gracia y la Misericordia. Como toda visión apocalíptica, también el mensaje final de Fátima es Buena Noticia, Evangelio: “Convertíos porque la Misericordia y la Gracia están cerca” (cfr. Mc. 1, 15).
III. Consecuencias para una mariología en clave política
La “teología política” ha intentado dar respuesta a una problemática que la Ilustración le presentó a la Iglesia. Cuando se quiebra la unidad entre sociedad y religión, ésta queda relegada a “asunto privado”.
1. “La teología política” y su influencia en la Mariología
Tanto la Ilustración como el Marxismo criticaron a la religión por su carácter de superestructura ideológica que justificaba determinadas prácticas sociales y relaciones de poder en las que no se tenía en cuenta la libertad. Para responder a esta gran objeción, la “teología política” quiere replantearse de nuevo las grandes cuestiones de la Ilustración y desea emprender el camino de una nueva hermenéutica. La misión de la filosofía consiste en secundar los esfuerzos del ser humano por crear un futuro nuevo, por llegar a la “patria de la identidad” (Ernst Bloch), por descubrir el “Homo absconditus” que aún no ha aparecido. Este tipo de filosofía es necesariamente crítico y con repercusiones sociales y políticas. Es una filosofía que se ocupa del ser humano, pero inserto en la historia y en la sociedad.
Esa historia es para la teología el espacio en el que se hace presente la salvación en Cristo Jesús. La historia no es lo que acontece en el mundo, sino el acontecimiento mismo del mundo y es en ese acontecer donde está inserta la historia de la salvación. Como escribió Johann Baptist Metz:
“El espíritu del cristianismo se ha instituido permanentemente en la carne de la historia del mundo y ha de imponerse y probar su eficacia en el curso irreversible de esta historia; y el mismo proceso de la historia concreta está y seguirá estando asumido en el logos cristiano”[59].
La historia es utópica, está orientada al “adventus” de Dios y de su Reino; el futuro que nos será dado es gracia y misericordia. Propio de la teología es, por tanto, ser correctivo crítico de una reflexión sobre la realidad que tiende a la privatización y formular el mensaje escatológico (el adventus de Dios) en las condiciones actuales de nuestra historia y nuestra sociedad, que ha adquirido una nueva configuración desde la Ilustración como historia de libertad.
Desde esta perspectiva la teología política está llamada a ejercer una función profética (de denuncia y anuncio) dentro de la sociedad. La religión y su logos no han de ser reducidos únicamente a la esfera de lo privado[60].
En esta misma perspectiva es legítimo hablar de una “mariología política”, que no es otra cosa que la misma teología contemplada desde la perspectiva de la Mujer, Madre del Hijo de Dios y de ese misterio mariano de presencia e intercesión que nos acompaña a lo largo de la historia. Como hemos visto, la presencia de María aúna a las gentes, les da identidad política, nacional, incita a la lucha por las libertades; tiene también el peligro de ser utilizada ideológicamente.
La Mariología es un auténtico tratado teológico, es un discurso sobre la fe en la historia y en la sociedad desde la perspectiva de María, la madre de Jesús, el icono de la Iglesia. La Mariología necesita ser “transparencia teológica”.
2. La lectura “teológica” del acontecimiento Fátima
Todo esto aparece verificado en las angelofanías y mariofanías de Fátima. Ahí aparece una auténtica “mariología política” que permite leer la historia en clave crítica y también profético-apocalíptica. Las apariciones marianas no son únicamente fenómenos privados, fenómenos carismáticos que agracian únicamente a los videntes, sino que han adquirido una dimensión mundial. Y han propuesto un mensaje de paz mundial ante dos terribles guerras mundiales.
Interpretar literalmente estos fenómenos carismáticos induce a desvirtuarlos, a convertir advertencias muy serias, respecto a la historia humana, en reacciones neuróticas y teologías integristas y fundamentalistas. O, como en el caso de la interpretación ufológica, convertirlas en “contactos de tercer grado” con extraterrestres, eliminando –desde prejuicios anticlericales– un mensaje misterioso y trascendente de notable importancia, no fácil de discernir por los videntes.
Por otra parte, no es justo interpretar todo acontecimiento histórico en clave apocalíptica; pero sí, lo es en momentos de encrucijada, de crisis. Emerge la apocalíptica en Jesús cuando se ciernen sobre él las amenazas de muerte en Jerusalén (Mc 13) y en la Iglesia cuando llega el tiempo de la persecución (Apc). Nada extraño, entonces, que en momentos de crisis mundial –la primera guerra mundial- emerjan en los creyentes en Jesús visiones e interpretaciones apocalípticas sobre lo que está sucediendo y que Fátima sea uno de esos momentos. Los portadores de la revelación apocalíptica fueron unos pastorcillos[61]. Dios suele escoger a los débiles para confundir a los fuertes. Cuando se escucha y obedece al mensaje surgen pequeñas posibilidades de liberación, anticipaciones y señales del Reinado de Dios o se muestre negativamente con la oposición más violenta a todo ello.
Para finalizar, me gustaría sugerir algo que juzgo importantísimo. Echo en falta en las interpretaciones teológicas de las apariciones de Fátima el contemplarlas desde una perspectiva pneumatológica, o si se prefiere desde una pneumatología mariana. “Creo en el Espíritu Santo” que habló por los profetas y ahora, en el tiempo histórico que vivimos habla por medio de un ángel, por medio de una Señora que viene del cielo, por medio de nuestra Señora del Rosario, o el Corazón de María. El Espíritu de los corazones de Jesús y de María nos ha sido enviado y se nos manifiesta de diferentes formas. El Espíritu que el Padre y el Hijo resucitado nos han enviado realiza su misión llenando la tierra, haciendo posible la Alianza y mostrando el camino hacia el futuro que Dios concede a la humanidad. El teólogo ruso V. Iljin escribió: “María es el Corazón de la Iglesia…. En el tiempo establecido por el poder del Padre, la madre de Dios, por la fuerza del Espíritu Santo que habita en ella, manifestará la plenitud de los elegidos”.B. Iljin, Russkj Katoliceskj Vestnik, n.4, p. 20; cf. B. DE Margerie, O Coração de Maria, coração da Igreja; ensaio de síntese teológica, Ed. Missões da Consolata, Fátima, 1991.
De ahí se deriva la importancia socio-política del fenómeno carismático-apocalíptico de Fátima. Como dijo en 1960 el entonces cardenal Patriarca de Lisboa, don Manuel Gonçalves Cerejeira: “En esta hora apocalíptica, Vós tenéis el remedio en vuestras manos”. Y, obviamente, estaba haciendo una lectura de nuestra historia humana, social y política, como historia de salvación.
[1]Cf. Clodovis Boff, Mariología social: o significado da Virgem para a sociedade, Editora Paulus, 2006.
[2]Cf. David Birmingham, Historia de Portugal, ed. Akal, Madrid, 2005, pp. 138ss; Manuel Braga da Cruz, O catolicismo português no primeiro quartel do século XX, en Congresso Internacional de Fátima, Fenomenologia e Teologia das Aparições (9-12 Outubro 1997, Santuario de Fátima, 1998, pp. 81-92.
[3] La “Gran Guerra” se libró en todos los océanos del mundo e implicó a contendientes de todos los continentes; una guerra siempre se debe a tres factores: la política del gobierno, las actividades de los militares y las pasiones de los pueblos. La preponderancia europea en el concierto de las naciones fue puesta en entredicho cuando los pueblos europeos consumieron sus fuerzas destruyéndose mutuamente. Cuando las naciones depusieron las armas (armisticios 1918) concluyó la época en que los aliados lucharon juntos; pero surgieron las desconfianzas entre unos y otros. Portugal participó en la primera guerra mundial como la mas antigua aliada de Inglaterra; en poco tiempo Portugal se vio arruinada y desmoralizada y huno unos 10.000, entre muertos y heridos, en esta guerra mundial. Cf. Alvaro Lozano, Breve historia de la primera guerra mundial (1914-1918), Ediciones Nowtilus, Madrid, 2011; Michael Howard, La primera guerra mundial, Crítica, Barcelona, 2008; Pierre Renouvin, La crisis europea y la primera guerra mundial (1914-1918), ed. Akal, Madrid, 1990.
[4]Cf. José Cristo Rey García Paredes, O fundo teológico-apocalíptico da manifestação do coração de Maria no nosso tempo, en Congresso Internacional de Fátima, Fenomenologia e Teologia das Aparições (9-12 Outubro 1997, Santuario de Fátima, 1998, pp. 279-302.
[5]Las apariciones fueron relatadas por los videntes progresivamente. Se resistían a comunicar toda la verdad. Se sentían en parte sometidos a un mandato de secreto. El pueblo frecuentemente no les creía; y la madre de Lucía pensaba que mentía, de lo cual Lucía hubo de defenderse. Por esto no conocemos los acontecimientos cronológicamente. Solo llegamos a entenderlo todo al final, cuando Juan Pablo II reveló la tercera parte del secreto el 13 de mayo del 2000. Nuestras fuentes son: 1) los textos del interrogatorio del párroco de Fátima y del doctor Formigão, escritos según iban aconteciendo los hechos; 2) los textos que relatan los hechos según el testimonio de los videntes, después de haber acontecido; 3) el interrogatorio a Lucia en el proceso diocesano, después de la muerte de Francisco y de Jacinta; 4) las memorias de Lucía, escritas varios años después; 5) los textos en los que la Iglesia acepta las revelaciones de Fátima. Cf. Documentação Crítica de Fátima. I. Interrogatórios aos Videntes – 1917, Santuário de Fátima, 1992; II. Das Aparições ao Processo Canónico Diocesano 1 (1917-1918), Santuario de Fátima, 2002; III. Das Aparições ao Processo Canónico Diocesano 2 (1918-1920), Santuário de Fátima 2004; III. Das Aparições ao Processo Canónico Diocesano 3 (1920-1922),Santuário de Fátima 2005.
[6] En la Memoria IV Lucía escribe: “Sentí la inspiración de callarme, sobre todo, algunas cosas. Me queda la duda de si yo debía comunicar esto en el interrogatorio canónico. No siento escrúpulos por haberme callado… Por otra parte sé que hice bien. Me ayudó el confesor. Él respondió en mi lugar”((Luis Condor, Compilação, Memórias da Irmã Lúcia, Postulação, Fátima, 1978; edición en español, Memorias de la Hermana Lucía, 4ª ed. Secretariado dos Pastorinhos, Fátima, 1995, p. 155).Se explicaría el fenómeno así: las apariciones del Ángel produjeron en los pastorcillos abatimiento físico, una especie de aniquilamiento en la presencia divina. Las apariciones de la Señora, en cambio les producían alegría interior y prolongada, paz y felicidad, una cierta agilidad expansiva. Se concentraban en lo sobrenatural, de una manera más suave. Esta experiencia de María no les impedía hablar de aquello que les había acontecido con la Señora. (Id., Memorias de la Hermana Lucía, Secretariado dos Pastorinhos, Fátima, 1995, p.155).
[7] “Hacía poco tiempo que jugábamos, cuando un viento fuerte sacudió los árboles y nos hizo levantar la vista para ver lo que pasaba, pues el día estaba sereno. Vemos, entonces, que desde el olivar se dirige hacia nosotros la figura de la que ya hablé. Jacinta y Francisco aún no la habían visto, ni yo les había hablado de ella. A medida que se aproximaba, íbamos divisando sus facciones: un joven de unos 14 o 15 años, más blanco que la nieve, el sol lo hacía transparente, como si fuera de cristal, y de una gran belleza. Al llegar junto a nosotros dijo: “¡No Temáis! Soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo”. Y arrodillándose en tierra, dobló la frente hasta el suelo y nos hizo repetir por tres veces estas palabras: Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman”. Después, levantándose dijo: Rezad así. Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas” (Memoria II, en Memorias de la Hermana Lucía, p. 61).
[8] “Por lo que puedo más o menos calcular, me parece que fue en 1915 cuando se nos dio esa primera aparición que juzgo fue la del Ángel, que no se atrevió entonces a manifestarse del todo. Por el aspecto del tiempo pienso que debe haber sido entre los meses de abril y octubre de 1915. En la ladera del Cabezo que mira al Sur, al tiempo de rezar el Rosario en compañía de tres amigas… vi que sobre el arbolado del valle que se extendía a nuestros pies flotaba como una nube, más blanca que la nieve, algo transparente, con forma humana. Mis compañeras me preguntaron qué era aquello. Respondí que no sabía. En días diferentes se repitió dos veces más… Me parece no obstante que debió ser en la primavera de 1916 cuando el ángel se nos apareció por primera vez en nuestra roca del Cabezo… Empezamos viendo a cierta distancia, sobre los árboles que se extendían en dirección al naciente, una luz más blanca que la nieve, con la forma de un joven transparente, más brillante que un cristal atravesado por rayos de sol. A medida que se aproximaba íbamos distinguiendo las facciones. Estábamos sorprendidos y medio absortos. No decíamos ni palabra. Al llegar junto a nosotros dijo: ¡No temáis! Yo soy el Ángel de la Paz… La atmósfera sobrenatural que nos envolvía era tan intensa que casi no nos dábamos cuenta de nuestra propia existencia por un largo espacio de tiempo… En esta aparición, nadie pensó en hablar ni en recomendar el secreto. Ella, por sí, lo impuso. Era tan íntima que no era fácil pronunciar sobre ella la menor palabra” (Memorias, pp. 150-151).
[9]Memoria IV, en Memorias, p. 151.
[10]Cf. Renzo Lavatori, Angelofania e suo significato in teología, en Congresso Internacional de Fátima, Fenomenologia e Teologia das Aparições (9-12 Outubro 1997, Santuario de Fátima, 1998, pp. 303-320.
[11]Memoria IV, en Memorias, p. 151.
[12]En la Memoria II Lucía relata esta tercera aparición del Ángel así: “No sé cuántas veces habíamos repetido esta oración, cuando vimos que sobre nosotros brillaba una luz desconocida. Nos levantamos para ver lo que pasaba y vimos al Ángel que tenía en la mano izquierda un Cáliz sobre el cual había suspendida una Hostia, de la que caían unas gotas de Sangre dentro del Cáliz. El Ángel dejó suspendido en el aire el Cáliz, se arrodilló junto a nosotros” Memoria II, en Memorias, p. 62.
[13]Memoria II, en Memorias, p. 62.
[14]Cf. Memoria IV, en Memorias, pp. 158-159; cf. Memoria II, en Memorias, p. 65.
[15] “Tendréis pues que sufrir mucho, pero la gracia de Dios será vuestra fuerza… Rezad el rosario todos los días para alcanzar la Paz para el mundo y el fin de la guerra”: Memoria IV, en Memorias, p. 159.
[16]“Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi inmaculado Corazón. A quienes la abracen les prometo la salvación y estas almas serán amadas por Dios como flores puestas por mí para adornar su Trono”: Memorias, p. 160.
[17] “¿Sufres mucho? Hija, no te desanimes. Nunca te abandonaré. Mi inmaculado Corazón será tu refugio, el camino que te conducirá hasta Dios…”: Memorias, p. 160
[18]En el documento sobre los primeros sábados escribe Lucía que “la santísima Virgen me ponía una mano sobre el hombro mostrando, al mismo tiempo, un Corazón que tenía en la otra, rodeado de espinas”: Memorias, pp. 160-161.
[19]“Rezad el Rosario a nuestra Señora del Rosario para que acabe con la guerra, que sólo ella es la que lo puede hacer”: Memorias, p. 161.
[20] “Oh Jesús, es por vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María”: Memorias, p. 161.
[21] “Asustados y como para pedir socorro, levantamos la vista hacia nuestra Señora que nos dijo entre bondadosa y triste: Habéis visto el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores”: Memorias, p. 165.
[22]“Cuando viereis un noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios nos da pues va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, el hambre, las persecuciones a la Iglesia y al santo Padre. Para impedirlo vendré para pedir la consagración de Rusia a mi inmaculado Corazón y la comunión reparadora los primeros sábados. Si acogieran estas peticiones, Rusia se convertirá y tendrán paz. Si no, propagará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados; el santo Padre sufrirá mucho; varias naciones será aniquiladas”.
[23]Cf. Memorias, p. 166.
[24]“Aparecían allí todas las miserias de la pobre humanidad. Y algunos gritaban desde lo alto de los árboles y paredes, donde se subían para vernos pasar… Cuando leo ahora en el NT esas escenas tan encantadores del paso del Señor por Palestina, recuerdo éstas, que aunque tan pequeña, el Señor me hizo presenciar en los pobres caminos de Aljustrel a Fátima y a Coa de Iria. Y pienso: si esta gente se humilla así ante tres pobres criaturas, sólo para que les sea concedida misericordiosamente la gracia de hablar con la madre de Dios, ¿qué no harían si viese delante de ellos al mismo Jesucristo?”: Memorias, 167.
[25] “… anunciar la práctica de los cinco primeros sábados, como desagravio con la promesa de que quien los cumpla encontrará la ayuda necesaria de María para su salvación. Prometo asistirlos en la hora de su muerte con todas las gracias necesarias para la salvación”.
[26]La diferencia está en la aparición también de un Niño sobre cuyo hombro la Señora ponía su mano. Es interesante ver que la aparición de Pontevedra tiene un punto de contacto con la llamada “séptima aparición” de María a Lucía en Cova de Iria el 15 de junio de 1921. Ella cuenta que “aí, ajoelhada e debruçada… Deixei as lágrimas. Senti a tua mão amiga no ombro”. Ela se perguntava qual ia a ser a sua vocação e opção de vida. Rejeitava interiormente a vida religiosa. A Senhora apareceu-lhe e disse-lhe: “Segue o caminho por onde o Senhor Bispo te quiser levar: essa é a vontade de Deus”. Quer isto dizer que a figura do Menino na visão de Pontevedra é uma representação da mesma Lúcia, que sente a mão protectora de Maria, mais uma vez? Uma representação da mesma Lúcia que sente dor pelas dores de Nossa Senhora».
[27] “Estando una noche sola, me arrodillé entre la balaustrada, en el medio de la capilla, para rezar postrada en el suelo las oraciones del Ángel. Sintiéndome cansada, me levanté y continué rezándolas con los brazos en cruz. La única luz era la de la lamparilla. De repente, se iluminó toda la capilla con una luz sobrenatural y apareció sobre el altar una cruz de luz que llegaba hasta el techo. En una luz más clara se veía, en la parte superior de la cruz un rostro de hombre con cuerpo hasta la cintura, sobre el pecho también una paloma de luz y, clavado en la cruz, el cuerpo de otro hombre. Un poco más debajo de la cintura, suspendido en el aire, se veía un cáliz y una hostia grande, sobre la cual caían algunas gotas de sangre que corría desde la faz del Crucificado y desde una herida en el pecho. Deslizándose por la Hostia esas gotas caían dentro del cáliz. Sobre el brazo derecho de la cruz estaba nuestra Señora (era nuestra Señora de Fátima con su Inmaculado Corazón… en la mano izquierda… sin espada, ni rosas, no más que una corona de espinas y llamas, con su Corazón inmaculado en la mano… Bajo el brazo izquierdo unas letras grandes, como si fueran de agua cristalina que corría sobre el altar y que formaban estas palabras: “Gracia y Misericordia”. Comprendí que era el misterio de la Santísima Trinidad y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar. Después nuestra Señora me dijo: “Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre hacer, en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por los pecados contra mí cometidos, que vengo a pedir reparación: sacrifícate por esta intención y ora” (Doc 462-464).
[28] Sobre cómo interpretar la “hipóstasis” del corazón de María en Fátima cf. Joaquín María Alonso, Doctrina y espiritualidad del mensaje de Fátima, Arias Montano Editores, 1990, 188-189.
[29] El antropólogo estadounidense Eric R. Wolf señalaba que el símbolo de la Virgen de Guadalupe era una « representación colectiva de la sociedad mejicana » que aúna familia, política y religión, proveyendo de un « idioma cultural » a través del cual expresarse: Id., The Virgin of Guadalupe: a mexican national Symbol, en Journal of American Folklore, 71 (1958), pp. 34-39, p. 38; Jacques,Lafaye, Quetzalcóatl et Guadalupe: la formation de la conscience nationale au Mexique (1531-1813), Gallimard, Paris 1974; David Brading, La virgen de Guadalupe: Imagen y tradición, Taurus, México, 2002; Linda B. Hall, Mary, Mother and Warrior. The Virgin in Spain and the Americas, Austin, University of Texas Press, 2004.
[30] Cf. Francisco Javier Ramón Solans, La restructuración del culto al Pilar. La peregrinación de 1880, un proyecto nacional, en Reevaluaciones. Historias locales y miradas globales. Actas del VII Congreso de Historia Local de Aragón, editado por Frías, Carmen, Ledesma, José Luis y Rodrigo, Javier, Institución « Fernando el Católico », Zaragoza, 2011, pp. 283-292 ; Id. ,La vierge se soumet à Napoléon. Le culte marial et l’occupation napoléonienne de Saragosse, en Revue de l’Institut Napoléon, 197 (2008), pp. 7-20; Id., Le couronnement de la Vierge del Pilar en 1905: une Alliance scellée entre le projet national conservateur et le catholicisme, en Foules catholiques et régulation romaine. Les couronnements des vierges de pèlerinages à l’époque contemporaine, sous la direction de d’Hollander, Paul y Langlois, Claude, Limoges, Pulim, 2011, pp. 177-188; Id., Usos públicos de la Virgen del Pilar. De la Guerra de la Independencia al primer franquismo, tesis doctoral defendida el 27 de marzo de 2012 en la Universidad de Zaragoza.
[31] Los cultos marianos han mostrado un enorme potencial en la construcción nacional de España: cf. Christian, William A., Religiosidad popular. Estudio antropológico en un valle español, Tecnos, Madrid, 1978; William A. Christian, Apariciones en Castilla y Cataluña (siglos XIV-XVI), Nerea, Madrid1990; Julio de la Cueva Merino, La construcción de una identidad católica regional: La Bien Aparecida, patrona de la montaña, en I Encuentro de historia de Cantabria. Actas del encuentro celebrado en Santander los días 16 a 19 de diciembre de 1996, Universidad de Cantabria, Santander 1999, pp. 963-981.Para la Virgen de Covadonga, cf. Carolyne Boyd P., Paisajes míticos y la construcción de las identidades regionales y nacionales: el caso del Santuario de Covadonga, en Religión y política en la España contemporánea, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2007, pp. 271-294.
[32] Para el caso de Montserrat –primero desde el doble patriotismo y luego para reivindicar la identidad catalana–: cf. Carlos Serrano, La reinvención de Montserrat: una virgen muy antigua para una nación nueva, en El nacimiento de Carmen: Símbolo, mitos y nación, Taurus, Madrid 1999, pp. 55-74.
[33] Cf. Ruth, Harris, Lourdes. Body and Spirit in the Secular Age, London, Penguin Books, 1999. La autora detecta el éxito de dicha aparición por su relación con la situación política de Francia: fue el santuario elegido como lugar de expiación nacional por los pecados que habían llevado a la proclamación de la Tercera República; y por la reacción ante el positivismo científico que se mostraba en las curaciones milagrosas y su comprobación por institutos médicos asociados al santuario; cf. Frédéric,Gugelot, Les deux faces de Lourdes. Lourdes de Zola et Les foules de Huysmans, en Archives des Sciences Sociales des Religions, 151 (2010), pp. 213-228.
[34] Cf. Marina, Warner, Tú sola entre todas las mujeres. El mito y el culto de la Virgen María, Madrid, Taurus, 1991; Barbara Corrado Pope, Immaculate and Powerful: the Marian revival in the Nine-teenth Century, en Clarissa W. Atkinson (ed), Inmaculate and Powerful: the female in sacred image and social reality, Beacon, Boston, 1983, pp. 173-200.
[35] Cf. El mito de la diosa. Evolución de una imagen, Madrid, Siruela, 2005.
[36] La invasión de Italia por Napoleón generó mariofanías de vírgenes que movían los ojos o lloraban: cf. Cattanneo, Massimo, Gli occhi di Maria sulla Rivoluzione. « Miracoli » a Roma e nello stato della chiesa (1796-1797), Instituto nazionale di studi romani, Roma, 1995; M. Broers, The politics of Religion in Napoleonic Italy. The war against God, 1801-1804, Routledge, London, 2002, pp. 52-65. También la aparición de La Salette muestra una dimensión política contra-revolucionaria: François Angelier, et Claude Langlois(eds.), La Salette. Apocalypse, pèlerinage et littérature (1846-1996), Actes du colloque de l’institut catholique de Paris (29-30 de novembre de 1996), Jérôme Million, Grenoble, 2000. El culto se politizaba en la Iglesia de los siglos XVIII y XIX, en respuesta a la secularización ambiental: Emma Fattorini (dir), Santi, culti, simboli nell’età della secolarizzazione (1815-1915), Rosenberg & Sellier, Roma, 1997, pp. 161-183.
[37] Fattorini, Emma, Il culto mariano tra ottocento e novecento simboli e devozione. Ipotesi e prospettive di ricerca, Franco Angeli, Milano, 1999.
[38] Blackbourn, David, Marpingen: Apparitions of the Virgin Mary in Nineteenth-Century Germany, Vintage Books, 1995, pp. 17-57; Susan B. Whitney, Mobilizing Youth: Communist and Catholics in interwar France, Duke University Press, 2009, pp. 80-106.
[39] Thomas A. Kselman, Miracles and Prophecies in Nine-teenth Century France, Rutgers University Press, New Brunswick, 1983,pp. 196-197.
[40]Louis XIII consagró su dinastía y el reino a la Virgen en 1638: cf. René Laurentin, Le voeu de Louis XIII. Passé ou avenir de la France. 1638-1988: 350 Anniversaire, ŒIL, Paris, 1988. Fernando III (dinastía de los Habsburgos) consagró a la Inmaculada concepción la ciudad de Viena y el reino ante la amenaza de las tropas suecas en la primavera de 1645. Se le concedió grado militar como generalísima a la virgen deAltötting y más tarde a Mariazell.
[41]Joaquim Fernandes es profesor de Historia de la Universidad Fernando Pessoa y cofundador del Centro Transdisciplinar de Estudios de la Consciencia (CTEC). Su tesis doctoral: ‘El Imaginario Extraterrestre en la Cultura portuguesa’.
[42]Se trata de un seudónimo. Fina D’ Armada es historiadora, posee un master en el estudio de la mujer y ha elaborado un trabajo titulado ‘La mujer durante la expansión portuguesa en la época de Vasco de Gama’. Desde 1977 hasta 1980 el Instituto Nacional de Investigación Científica de Portugal le concedió una beca para escribir ‘La mujer portuguesa durante la Primera República’, que comprende el periodo de la historia lusa entre 1920 y 1926.
[43] Fina d’Armada – Joaquim Fernandes, Fátima nos bastidores do segredo, Áncora Editora, 2002; en español: Id., El secreto de Fátima: la historia oculta de las misteriosas apariciones y la conspiración de los Jesuitas, ed. Nowtilus, Madrid, 2007.
[44] “Cf. Id., El secreto de Fátima: la historia oculta de las misteriosas apariciones y la conspiración de los Jesuitas, ed. Nowtilus, Madrid, 2007, pp. 20-21.
[45] “Cf. Id., El secreto de Fátima: la historia oculta de las misteriosas apariciones y la conspiración de los Jesuitas, ed. Nowtilus, Madrid, 2007, pp. 20-21. Es interesante ver cómo se plantea este tema de forma teológica y científica: cf. Anton Ziegenaus, Das sogennante Problem von Fátima I und II auf dem Hintergrund der neuren historischen Dokumentation, en Congresso Internacional de Fátima, Fenomenologia e Teologia das Aparições (9-12 Outubro 1997, Santuario de Fátima, 1998, pp. 65-80; el Dr. Ziegenaus muestra cómo se interpretan mutuamente Fátima I y Fátima II y se remite a la Documentação Critica de Fátima, que ya estaba en preparación y que ha salido a la luz en estos últimos años: cf. Documentação Critica de Fátima, Santuário de Fátima, 1992, 2002, 2004, 2055 y siguientes.
[46] Para Anton Ziegenaus el núcleo de Fátima fue la visión del infierno. Para Joaquín María Alonso, una lectura convergente de Fátima I y II muestra que el núcleo está en la revelación y veneración del Corazón Inmaculado de María, o la Madre del Rosario. Según Jorge Teixeira da Cunha el tema central de Fátima es el anuncio del Evangelio de la Paz y su contrario la guerra. Para Fernando Rodríguez Garrapucho las apariciones tienen un claro objetivo cristológico. Según Manuel de Fátima y Morujao M. Manuel de Carvalho el núcleo de Fátima es la oración y la reparación: cf. Congresso Internacional de Fátima, Fenomenologia e Teologia das Aparições (9-12 Outubro 1997, Santuario de Fátima, 1998.
[47] La consagración de las naciones al Corazón de María fue pronunciada por el Papa Juan Pablo II en los siguientes términos: “Por esto, oh Madre de los hombres y de los pueblos, tú que conoces sus sufrimientos y esperanzas, tú que sientes como madre todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas, que acompañan al mundo contemporáneo, acoge la llamada que, como movidos por el Espíritu Santo, nosotros dirigimos directamente a tu Corazón y con tu amor de Madre y Sierva, abraza nuestro mundo humano que nosotros te ofrecemos y te consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrestre y eterna de los hombres y de los pueblos. Te ofrecemos y te consagramos de modo especial a los hombres y las naciones que tienen necesidad especial de esta ofrenda y de esta consagración”: cf. Joseph Jost, Fatima et la consécration au Coeur Immaculé de Marie, en Congresso Internacional de Fátima, Fenomenologia e Teologia das Aparições (9-12 Outubro 1997, Santuario de Fátima, 1998, pp.395-437. 415. En ese mismo momento, monseñor Pavel Hnilica viajó a Moscú por intercesión de la Madre Teresa de Calcuta e hizo, el mismo 25 de marzo de 1984, la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, recitando la oración que en ese momento estaba diciendo Juan Pablo II en Roma. Lo hizo de forma clandestina, en la catedral de la Asunción dentro del mismo Kremlin, en Moscú. Así lo relató: “me vi solo y entonces comencé a concelebrar la Misa de memoria, valiéndome de un poco de pan y de vino que ocultaba conmigo. Fue un intenso y emocionante momento de fe. No se celebraba allí la Misa desde hacía 76 años, y recé para que el Patriarca ortodoxo pudiera volver de nuevo a celebrar la liturgia en ese lugar”.
[48] Cf. Congresso Internacional sobre Fátima e a paz (1982. Santuário de Fátima), Fátima e a paz: actas no 75º aniversário das aparições,Santuário, Fátima, 1993.
[49] Cf. J. M. Alonso, La verdad sobre el secreto de Fátima: Fátima sin mitos, Publicaciones Claretianas, Madrid 1976; J.G. Freire, O Segredo de Fátima, Santuário, Fátima, 1977.
[50]O relato de Lúcia diz que Deus apareceu como uma imensa Luz, na qual se reflecte como num espelho, quando alguém passa diante dele. Subindo para a grande Cruz e a montanha elevada um Bispo vestido de branco, outros bispos, sacerdotes, religiosos e religiosas. O bispo de branco atravessa antes uma grande cidade em ruínas, e meio trémulo, com andar vacilante, acabrunhado de dor e pena, ia orando pelas almas dos cadáveres que encontrava pelo caminho. Chegado ao cimo do monte; prostrado de joelhos aos pés da grande Cruz. Então, um grupo de soldados dispararam vários tiros de armas de fogo e setas. Mataram, uns atrás dos outros, os bispos, sacerdotes, religiosos e religiosas e várias pessoas seculares, cavalheiros e senhoras de várias classes e posições. Sob os dois braços da Cruz estavam dois Anjos, com um regador de cristal na mão, neles recolhiam o sangue dos Mártires e com ele regavam as almas que se aproximavam de Deus.
[51]“Que o Coração de Jesus quer que, junto a si, se venere o Coração Imaculado de Maria, já que Deus a pôs nas suas mãos”.
[52]Cf. Clodovis Boff, Mariología social: o significado da Virgem para a sociedade, Editora Paulus, 2006, pp. 660- 669.
[53]J. M. Alonso, Fátima, España, Rusia, Publicaciones Claretianas, Madrid 1976, p. 239.
[54]“La verdadera contraposición podría expresarse con la antigua idea agustiniana de las dos ciudades: la nueva Civitas Dei que es Fátima, y la nueva Civitas Diaboli, que es la URSS”: Id., o. c., p. 240. Vemos en este texto una desviación ideológica: el autor identifica la “Civitas Diaboli” con la URSS y no con Rusia. Se suplanta por otra palabra, porque no se entiende que tiene un significado más genérico y no tanto geográfico.
[55] Cf. J. M. Alonso, Fátima, España, Rusia, Publicaciones Claretianas, Madrid 1976; M. Dias Coelho, O que falta para a conversão da Rússia: exposição da mensagem de Fátima, o seu conteúdo e importância, as suas profecias e promessas, Fundão 1959; Domiciano Fernández, Rusia se convertirá: Consagración y conversión de Rusia en los documentos de Fátima, Arias Montano, Madrid 1990; J.M. Haffert, Russia will be converted, AMI, Washington 1956.
[56] “Su Santidad Juan Pablo II la hizo el 13.05.1982. Me preguntaron después si estaba hecha. Respondí que no. Faltaba la unión con todos los obispos del mundo. Luego este mismo Pontífice Juan Pablo II escribió a todos los obispos del mundo pidiendo que se uniesen a él, mandó trasladar la imagen de nuestra Señora de Fátima la de la Capelinha a Roma el día 25.03.1984. Públicamente, en unión con los obispos que se quisieran unir a su Santidad, hizo la consagración tal como nuestra Señora la pidió. Me preguntaron después si se había hecho tal como nuestra Señora la pidió, y yo dije que sí. Desde entonces está hecha” (Carta del 29.08.1989 a María Belém): cf. texto completo en Domiciano Fernández, Rusia se convertirá, p. 138-139.
[57] Cf. Domiciano Fernández, Aspectos político-sociales del Mensaje de Fátima, en Congresso Internacional de Fátima, Fenomenologia e Teologia das Aparições (9-12 Outubro 1997, Santuario de Fátima, 1998, pp. 169-174.
[58]Cf. Domiciano Fernández, a.c., pp. 175-176.
[59] J.B. Metz, Zur Theologie der Welt, Mainz-München, 1968, pp. 13-14.
[60] Es necesario reconocer que en estos últimos años ha revivido de nuevo el interés por la “teología política”, pero ya de otro signo. Los planteamientos son diferentes y en algunos casos expresa la ideología de los estados democráticos que recogen la tradición de “lo sagrado” para exigir culto, sacrificios, inmolaciones, obediencia, patriotismo: Paul W. Kahn, Political Theology: Four New Chapters on the Concept of Sovereignty, Columbia University Press, New York, 2011; William T. Cavanaugh, Am I imposible?: a political theologian’s response to Kahn’s Political Theology, en “Political Theology 13 (2012), p. 735-740; William T. Cavanaugh, Theopolitical Imagination, T&T Clark, New York, 2002; Elizabeth Phillips, Teaching political Theology, en “Political Theology”,13 (2012) pp. 670-673; Elizabeth Phillips, Political Theology: a Guide for the perplexed, Continuum 2012; Julie Clague, Political Theology ten years after 9/11, en “Political Theology”, 12 (2011), pp. 645-659.
[61] Cf. Luigi Bianchi, Fátima, verifica dell’ Apocalisse, Unitas et Pax, Roma 1989; José Carlos Carvalho, Aproximações e distanciamentos do “Terceiro Segreso de Fátima” à simbologia babilónica do Apocalipse, en“Didaskalia” (2000), pp. 59-81; Joachim Bouflet y Philippe Boutry, Un signe dans le ciel. Les apparitions de la vierge, Paris, Grasset, 1997.
[62]B. Iljin, Russkj Katoliceskj Vestnik, n.4, p. 20; cf. B. DE Margerie, O Coração de Maria, coração da Igreja; ensaio de síntese teológica, Ed. Missões da Consolata, Fátima, 1991.
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