Hacia “otro mundo posible”: Cuaresma 2022

Podemos acostumbrarnos al paso del tiempo. No reconocemos que en cada momento, acontecimiento o suceso, se está tejiendo la trama de una historia. Cuando un pintor-artista inicia sus primeros trazos en un lienzo ya sabe a dónde quiere llegar. No diseña trazos por diseñar. Tiene una intención. ¡Algo así es la cuaresma! ¡Cuarenta días para diseñar algo importante en nuestra historia personal. Cuarenta días para identificarnos con la historia de un pueblo de esclavos que tras un largo proceso consiguió la libertad: desde Egipto a la tierra prometida. ¿Seremos capaces de vivir esta experiencia este año 2022?

El inicio de la experiencia no es alentador. Hay un faraón con su ejército que nos persigue. Un conflicto local -en este mundo en que todo está interligado-. se convierte pronto en un conflicto global. Y sentiremos las consecuencias. Que nuestro poderoso Dios-Padre nos conceda una salida inmediata: un “paso del mar rojo”. Que el cayado de Moisés se levante y podamos pasar a pie enjuto entre las aguas… ¡Este será nuestro éxodo este año!

Evocación del Éxodo del pueblo de Dios

La Cuaresma es la evocación del Éxodo del Pueblo de Dios.

Pero, también lo es del “éxodo” de Jesús, que Él expresó con su deseo de “pasar de este mundo al Padre”. Bastaron muy pocos años para que Jesús deseara celebrar su última Pascua y dejar así paso al Espíritu Santo. Nunca imaginaremos el sufrimiento que a Jesús le ocasionó el vivir con nosotros, viendo nuestras intrigas, divisiones, malas artes, nuestras envidias, nuestra malicia…. ¡Cuanto más inocente es un ser humano, más le duele la maldad que habita en la humanidad! El Abbá le había confiado una misión… Jesús sólo pensaba en cumplirla… pero ¡le fue muy dolorosa, con los cercanos y los lejanos! En su vida tan limitada vivió Jesús una gran Cuaresma.

Excesivo sufrimiento

Aunque hay muchas realidades buenas en la humanidad, no es menos cierto, que hay mucho… excesivo sufrimiento.

Convertimos cualquier intento de hacer un paraíso en un lugar de sufrimiento y hasta en un infierno de destrucción. ¿Qué demonios nos pasa? ¿Porqué esa persistencia de generación en generación del Maligno? ¡Cuántas heridas y sufrimientos en el mundo! ¡Con cuanta facilidad lo convertimos en un “valle de lágrimas”: conflictos interpersonales, familiares, sociales…¡Cuántos sufrimientos producen también los enfrentamientos políticos e ideológicos, a nivel micro -familiar, comunitario- y a nivel macro, o social o nacional. Quienes no utilizan armas físicas, utilizan armas verbales que envilecen y humillan al adversario. ¿Es ese el camino de la paz? ¿Qué verdad es aquella que solo defiende “lo parcial”? Parece que nuestra situación normal de existencia sea únicamente una: guerra tras guerra hasta el cataclismo.

¡Qué ganamos con destruir edificios, desolar ciudades? ¿A donde vamos con una juventud re-armada y obediente a mandatos ciegos de destrucción? ¿Puede haber algún propósito bueno a través de tales correas de mando? ¿No nos bastan ya las experiencias de dos guerras mundiales del reciente siglo XX? ¡Que pase este mundo y venga la gracia! (Dida­ché). 

Otro mundo ¿es posible?

¡Otro mundo! ¿es posible? Cuaresma es el símbolo de una gran comunidad de seguidores de Jesús que también con oración y ayuno podemos expulsar esta clase de demonios. Jesús no quiso tener militantes o soldados que es lo mismo. Jesús quiso y quiere tener a su lado mujeres y hombres capaces de curar, de expulsar demonios, de no-violentos como Él como Mahatma Gandhi… La escucha de la Palabra de Dios será nuestra medicina, nuestro reconstituyente para aprender a colaborar en la emergencia de otro mundo posible: el que Jesús soñó y Pablo apóstol expresó tan inteligentemente en esta norma de conducta: no os acomedeis a las normas del mundo presente (Rom 12.2). Hay cuaresma allí donde sentimos, como los profetas pánico de los poderes de la muerte. Y el pánico es bueno, porque -como decía el pensador francés Charles Péguy:

el pánico que impulsa hacia adelante

Charles Péguy
CHARLES PÉGUY

La huída, la fuga mundi, expresa de una manera particular nuestra condición profética, como cristianos. Se trata de un éxodo en solidaridad liberadora con todos aquellos a quienes el statu quo de la sociedad les resulta insoportable; con todos aquellos a quienes los poderes y los lujos de la socie­dad les dan pánico, porque siempre son a costa de un empobre­ci­miento mortal.

Cuaresma es para nosotros una admirable oportunidad para impulsar nuestro profetismo, buscar nuevas formas de desinsta­la­ción, reactivar nuestra ascesis misionera, ayudar a reencontrar la esperanza en el dolor de nuestro mundo. Cuaresma es una llamada a huir hacia adelante.¡Que acabe enseguida la guerra… y sigamos junto el camino hacia la Renovación de la Alianza y el acercamiento confiado hacia la Tierra prometida.

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