RE-EDUCACIÓN PARA UNA CIUDADANÍA ECOLOGICA (Semana Laudato Si)

La encíclica “Laudato Sí” reconoce que es necesario dar un paso cualitativo hacia adelante en la educación ecológica. No basta “la información” sobre lo que está sucediendo en nuestro planeta: estamos bien informados; los medios de comunicación nos mantienen al tanto de las catástrofes ecológicas que se suceden en nuestro planeta. Nos sentimos interpelados por ls noticias que nos hablan de la degradación de la naturaleza: la capa de ozono, la contaminación de los mares y la polución del aire, la desaparición de las especies, la fácil propagación de las epidemias…Pero necesitamos una “nueva conciencia” que se traduzca en “nuevos hábitos”. La encíclica reconoce que estamos necesitando una auténtica “re-educación”. Y ¿porqué “reeducación”? Porque necesitamos des-aprender y aprender de nuevo.

Mensaje del Papa Francisco sobre la crisis ecológica

¿De qué se trata?

Hasta no hace mucho tiempo pensábamos que la cuestión ecológica era una manía de los grupos políticos denominados “los verdes”: personas un poco excéntricas, antisistema, preocupadas por los océanos, los glaciares, la capa de ozono… Poco después de aparecer la encíclica “Laudato Sí”- escogí como tema de un retiro espiritual la “conversión ecológica”, Percibí en algunos rostros de los asistentes un cierto desagrado: ¡nosotros no somos de “Green Peace!, no formamos parte del grupo de los “verdes”. Poco después, en un centro ecuménico me pidieron hablar de la eco-teología. Y en no pocos teólogos aprecié un notable desinterés, como si de una moda del momento se tratara. Quizá exista hoy en no pocos grupos de Iglesia la misma actitud.

Sin embargo, la encíclica nos convocó a todos a “la conversión ecológica”, a una verdadera metanoia o cambio de mentalidad, o nuevo paradigma no solo mental, sino vital. Traducido esto en clave de educación significa que necesitamos no solo educación informativa, sino una auténtica re-educación. ¿Y porqué re-educación? Muchos hemos nacido en un contexto de altísimo consumo y bienestar. Y ese contexto vuelve difícil del desarrollo de otros hábitos: hay que des-aprender, para aprender.

  • Porque, en primer lugar, necesitamos des-aprender: hemos de desprendernos de ciertas formas de pensar: los humanos somos tan superiores a la naturaleza que podemos utilizarla a nuestro antojo, según nuestras conveniencias; nos hemos habituado al derroche, al abuso, a la matanza… Decía Gandi que la naturaleza nos da todo lo que necesitamos, pero no ambicionamos”. Juan López de Uralde publicó un libro sobre la necesidad de des-aprender, que titutló “El planeta de los estúpidos. Propuestas para salir del estercolero”. Necesitamos des-aprender
  • Porque, en segundo lugar, necesitamos aprender de nuevo: hemos de dar un paso cualitativo hacia adelante. Necesitamos un nuevo paradigma educativo. Don Milani decía que “todo en la educación se reduce a inquietar el alma”. Sí, necesitamos también nosotros que se nos inquiete el alma. Hemos colaborado inconscientemente en crímenes contra la naturaleza, aunque “no sabíamos lo que hacíamos”. Hay que cambiar los hábitos de la sociedad que afectan al rédito de las empresas. El deterioro ambiental cuestiona nuestro comportamiento.
  • Porque, en tercer lugar, necesitamos un nuevo comienzo: Dejemos atrás la etapa de la autodestrucción. Es tiempo de despertar a una nueva reverencia de la vida. Desarrollemos la capacidad de salir de nosotros mismos hacia lo otro para reconocer las criaturas en su propio valor, cuidar algo para los demás, evitar el sufrimiento y el deterioro de lo que nos rodea. Hemos de salir de nuestra conciencia aislada y autoreferencial para cuidar del medio ambiente, para reaccionar moralmente ante el despojo de la naturaleza. Hemos de ser críticos ante los mitos de la modernidad.
Jeremy Rifklin

Necesidad de itinerarios pedagógicos para una ciudadanía ecológica

Que el Papa Francisco nos llame a la conversión ecológica no es una concesión a la moda del momnento, Es una llamada que nace de la gravedad del momento que está pasando la humanidad y de lo que nos puede advenir no muy tarde.

Hace algunos años hubo gobiernos que propusieron suplantar la enseñanza de la religión por la educación para ciudadanía. Obviamente la jerarquía eclesiástica manifestó sus quejas. Sorprendentemente ahora el papa Francisco amplía el horizonte y nos habla de “educación para la ciudadanía ecológica”. La primera propuesta respondía a los enfrentamientos que se habían producido en los dos guerras mundiales del siglo XX: ¡era necesario que aprendiéramos a ser ciudadanos del mundo y no llenar nuestra historia de contiendas, guerras y guerrillas. Ahora se nos pide un paso más: “sentirnos ciudadanos de toda la realidad que nos circunda: sentir nuestra fraternidad no solo humana, sino también ecológica: “hermano sol, hermana luna”…. y generar una “nueva ciudadanía”: la ciudadanía ecológica”. Lo que paree un bello slogan ambientalista es, sin embargo, mucho más revolucionario de lo que pensamos: se trata de hacer que prevalezca en la humanidad no la ciudadanía de los estados o naciones!, ¡no la ciudadanía religiosa o monocultural!, sino la ciudadanía en la que todos nos sintamos familia y responsables del planeta, que es la casa de todos. Y eso es proclamar el Evangelio de la Creación.

Introduzcamos procesos educativos que nos preparan para esta ciudadanía ecológica. Y algunas de las sugerencias de la encíclica para conseguirlo son:

  • Desarrollar hábitos de conducta ecológica.
  • No solo dar normas y leyes que limiten los malos comportamientos, sino educar en el cultivo de sólidas virtudes.
  • El deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas que se conviertan en estilo de vida y derramen el bien en la sociedad,
  • Educar para una austeridad responsable, para la contemplación agradecida del mundo, para el cuidado de la fragilidad de los pobres y del ambiente.
  • Educación estética: el amor a la belleza nos libera del pragmatismo utilitarista.

La educación ambiental puede alentar diversos comportamientos que tienen una incidencia directa e importante en el cuidado del ambiente:

“como evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias. Todo esto es parte de una generosa y digna creatividad, que muestra lo mejor del ser humano. El hecho de reutilizar algo en lugar de desecharlo rápidamente, a partir de profundas motivaciones, puede ser un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad”

Laudato Si, n. 211.

El nuevo paradigma educativo

  • El nuevo paradigma educativo es crítico ante el individualismo, la competitividad, la avidez, el progreso indefinido como mito.
  • El nuevo paradigma tiene como objetivo conseguir un nuevo equilibrio ecológico con uno mismo (interno), con los demás (solidario), con todos los seres vivos (natural) y con Dios (místico). 
  • Es un paradigma abierto a la trascendencia, al Misterio. quienes tienen la responsabilidad educativa han de actuar como mistagogos de la compasión por toda la realidad, generadores de una auténtica solidaridad y cuidado.

El Espíritu Santo, generador de movimientos sociales, de procesos personales y de transformación, actúa y se derrama en la mente y corazón de mujeres y hombres de buena voluntad. Él produce la conversión ecológica que incita a desaprender todo aquello que nos ha convertido en cómplices de la destrucción y deterioro del medio ambiente, e invita a aprender un nuevo estilo de vida que nos vuelva auténticos ciudadanos de este planeta, constructores de una nueva casa para todos, cómplices del Espíritu para siempre.

Plegaria

Oh Espíritu Santo, generador
de movimientos sociales
y de procesos personales de transformación,
¡Ven y derrámate
en nuestras mentes y corazones!
Necesitamos des-aprender
todo aquello que nos ha convertido en cómplices de la destrucción y deterioro
del medio ambiente.
Es urgente que aprendamos
un nuevo estilo de vida que nos vuelva auténticos ciudadanos de este planeta,
constructores de una nueva casa para todos,
cómplices tuyos para siempre.

Para contemplar:
FOR THE BEAUTY OF THE EARTH
(John Rutter)


1. Por la belleza de la tierra,
por la gloria de los cielos,
por el amor que desde nuestro nacimiento
yace sobre nosotros;
Señor de todos, a Tí elevamos
este nuestro himno de agradecida alabanza.
2. Por la maravilla de cada hora
del día y de la noche,
colina y valle, árbol y flor,
sol y luna, estrellas de luz
Señor de todos, a Tí elevamos
este nuestro himnos de agradecida alabanza.

3. Por la alegría del amor humano,
hermano y hermana, padre e hijo
amigos en la Tierra y amigos Allá arriba
para todos los pensamiento amables y delicados,
Señor de todos, a Tí elevamos
este nuestro himno de agradecida alabanza.

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