¡INSISTAMOS! … AUNQUE LA PUERTA ESTÉ CERRADA (Lectio Divina)

En este día, jueves de la primera semana de Cuaresma -25 de febrero de 2021-, la Palabra de Dios nos invita a tomar conciencia de la Alianza que Dios ha establecido con nosotros. En esta Alianza nuestra respuesta y conducta está sometida a los vaivenes de nuestra libertad y querer; pero ella encuentra siempre una respuesta fiel e infalible por parte de nuestro Dios. ¡Ese es el mensaje que Jesús nos transmite hoy!

Lectura: Mt 7, 7-12 (Est 14, 3-5.12-14)

En aquel tiempo dijo Jesús: “Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama se le abre. ¿Acaso alguno de vosotros sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en el cielo las dará a quienes se las pidan! Así pues, haced con los demás lo mismo que queréis que los demás hagan con vosotros. Esto es lo que mandan la ley de Moisés y los escritos de los profetas”.

Comentario:

Las palabras de Jesús no pueden ser más consoladoras: quien le pide a Dios recibirá, quién busque encontrará, a quien llame a la puerta, ésta le será abierta. Y lo argumenta hablándonos de la actitud del Abbá con sus hijos, que en esto actúa como actuarían unos padres normales con sus hijos, cuando éstos les piden algo bueno para ellos.

Aprovecha la oportunidad Jesús para inculcarnos también que nosotros actuemos de forma generosa y que siempre respondamos a las necesidades de los demás. Propone la regla de oro: “haced con los demás lo mismo que queréis que los demás hagn con vosotros”. Somos hijos e hijas de Dios. El Abbá ha establecido con nosotros una alianza de paternidad-filiación y ¡nunca nos fallará!

Meditación: 

Hay momentos, circunstancias en la vida, en las cuales desesperamos y pensamos que resulta inútil la oración de petición. Más todavía: hay incluso maestros de espiritualidad que la desaconsejan.

Tenemos una visión demasiado racionalista de la naturaleza, de la realidad. Pensamos que todo acontece a partir de una inexorable secuencia de causa y efecto.

Sin embargo, Jesús nos invita a  una nueva visión, aparentemente más irracional:

  • Él nos habla de una relación de alianza y amor con el Abbá Creador: él proveerá.
  • La fe transforma la realidad, porque la fe es relación con la fuente de toda realidad.
  • Las palabras del ángel Gabriel a María “para Dios nada hay imposible” debemos tenerlas muy presentes en el corazón, como también las palabras de Jesús: ¡llamad que la puerta se os abrirá! y aparecerá el Abbá dándonos “cosas buenas”, lo mejor.
  • También nosotros podemos reproducir esa actitud del Abbá con relación a quienes nos piden, a quienes buscan, a quienes llaman a la puerta. ¡No lo olvidemos!

Oración:

Abbá nuestro, qué impresión nos produce conocer -por medio de la enseñanza de tu Hijo- que no debemos poner límites a nuestras peticiones, ni a nuestras búsquedas, ni a nuestras llamadas. ¡Qué bello es saber que Tú siempre estas dispuesto a escucharnos, a socorrernos! Te pedimos que no nos falte la fe necesaria para unir nuestros deseos más profundos a la súplica, a la plegaria. Que en todo estemos conectados a Tí y así ningún mal nos vencerá.

Contemplación:

¡Qué distinto es nuestro mundo cuando todo se mira de tejas abajo, o cuando lo contemplamos -como Jesús- desde la perspectiva de la Alianza de Dios con la humanidad de sus hijos e hijas!

Nos cuesta creernos de verdad:

  • Que Dios es nuestro Padre y Madre.
  • Que Él está más preocupado por nosotros, que los mejores padres y madres de la tierra.
  • Que para Dios somos imprescindibles.
  • Que si Dios cuida tanto de los pajarillos, de las flores del campo, ¡muchísimo más cuida de nosotros!

Por eso, Jesús nos invita a la confianza total en Él. Pero también nos advierte que nuestro Abbá no nos obliga y gusta de que sus dones sean por nosotros deseados.

Acción:

En tu oración de este día no limites tus deseos. Pídele al Abbá aquello que en lo más hondo desea tu corazón.

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