Hay muchas vidas… pero todas ellas están interconectadas. La vida es torrencial y asume muy diversas formas. Pero cuando Aquel que era la Vida se hizo hombre llegó a nosotros a través del ciclo impresionante de la vida. Aunque en el proceso vital siempre hay saltos… emergencias sorprendentes. No solo en el paso de las formas inferiores de vida a las superiores, también en la vida humana. Se suceden las generaciones, pero en un determinado momento llega Alguien “absolutamente inesperado”: así María, a la que llamamos “la Inmaculada Concepción”, así Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Esa interrupción bendita y milagrosa que hace emerger “lo inesperado”, “lo nuevo” es lo que vamos a meditar en estos misterios: Los misterios de la Vida. San Mateo lo describe con una sola palabra, repetida dos veces: “génesis” (Mt 1,1.11). El “génesis de Jesucristo fue así…”. Contemplemos los misteri0s de Vida.
Primer misterio: ¡Nace la madre… despunta el alba!
Meditación
En una humanidad en la que millones de seres humanos nacen, no es noticia el nacimiento de un niño más. En cada nacimiento surge algo nuevo y a veces… Alguien absolutamente nuevo.
Quiso Dios que allá en Galilea (¿tal ves en Nazaret?) o en Judea hace 2025 años (¿quién sabe?) naciera una preciosa niña. El futuro iluminaba su presente. La Gracia que llegaría, la inundaba de su Gloria.
Nació la madre. Despuntó el alba. El Hijo de Dios comenzó en ella a existir.
Ave María
Plegaria
¡Ana!, ¡Joaquín!, ¡pareja agraciada! Sois la fuente más humana de lo más divino:la Gracia Inmaculada brota de vuestros cuerpos: vuestro amor produce un fruto perfecto.
Y Dios comienza a realizar su sueño en el sueño de vuestro amor.
Abbá, en lo secreto, consagras el vientre y el amor. ¡Gracias!
Segundo misterio: Esposa de José
Meditación
Y se desposó con José de la casa de David. Ella deslumbra en su humildad. José es “su esposo”. Tal vez sus familias hicieron el pacto esponsal. Los dos jóvenes se sometieron voluntariamente al querer de los padres.
Poco a poco se fueron descubriendo y amando. Se prometieron ante Dios.
Pero Dios actuó interrumpiendo los proyectos inmediatos. María quedó encinta por obra de Dios. José entró en una terrible noche.
María se sintió conectada con el Misterio y aislada de este mundo. Quiso Dios que José pudiera aceptar lo incomprensible. El amor venció. Y ella entró en su casa, aunque él no la conocía. ¡Tan misteriosa era!
Ave María
Plegaria
José, ¡qué sorprendido al saber que ella era para ti y tu para ella! Descubrirías en su rostro un fulgor especial todo en ti se encendía para compartir con ella tu vida, tus sueños de joven, tu energía.
Aquel tesoro no era fácil presa.
Y sufriste una noche muy oscura. De repente todo se venía abajo.
La Palabra se acercó a ti y te iluminó. Hombre justo, creíste y dios te dio el ciento por uno: ella y el.
Abbá, en la pareja de Nazaret, pusiste tu imagen y semejanza. ¡María y José, sacramento tuyo para Jesús! ¡María y José, los dos, sacramento tuyo para nosotros!
Tercer misterio: Rumor de ángeles
Meditación
Estaba sola. Se despertó su misterio. Se transfiguró. Se vio en Dios, amada de Dios, contemplada por los bellos ojos de Dios.
Su cuerpo podía realizar el supremo sueño de la humanidad y de la naturaleza: ¡engendrar la Vida de la vida!
Podía ser madre como nadie lo ha sido ni lo será.
Debía decidir.
Su sí era trascendental para el futuro.
Quiso preguntar antes, para actuar con lucidez.
Con decisión admirable creyó, se arriesgo,
Y dijo: ¡hágase en mí según tu palabra!
Ave María
Plegaria
Gracias, María, por tu respuesta afirmativa. Estábamos demasiado acostumbrados a decirle no a nuestro Dios. Él, tan respetuoso con nuestra libertad, no podía realizar su sueño. Tú lo hiciste posible con tu libertad positiva. ¡Bendito hágase! Y permitiste que tu cuerpo quedará habitado, sitiado por la Santa Trinidad. Todo el cielo puso en ti su morada, para hacer posible lo más bello que se pueda imaginar: ¡hacer nacer al Hijo de Dios en la tierra! El Espíritu Santo te encendió, te iluminó, te consagró. Y por eso, lo que nació de ti fue Santo, el Santo Hijo de Dios.
La blancura de Dios te vistió. Tú demuestras que nada hay imposible para Dios. Tú testificas que la palabra de Dios no deja de cumplirse cuando un corazón se abre a ella. ¡Gracias, María!
Cuarto misterio: La amiga
Meditación
¿Quién será capaz de comprender el misterio de María?
El ángel la orienta hacia su pariente Isabel.
Ella también ha experimentado la acción portentosa de Dios en su vida.
María, envuelta ya en la gloria de Dios, deja su pueblo, su familia, incluso a José.
Como evangelizadora, que no pierde tiempo, se apresura hacia la casa de Zacarías y no saluda a nadie por el camino.
El Espíritu se apodera de Isabel y la convierte en su intérprete: “en tu seno, María, ¡está la bendición!”.
María reconoce públicamente el misterio que la penetra. Todo en ella se vuelve canto de alabanza.
Ave María
Plegaria
Isabel, mujer de Dios, ¡cuánta luz recibiste después de tanta noche! “La estéril” te llamaban y hasta se dudaba de que Dios pusiera en ti y en tu esposo sus complacencias.
Pero cuando llegó la hora, ya al atardecer de tu vida, supiste estar a la altura de las circunstancias. ¡Superaste a tu esposo Zacarías!
Apenas llegó a tu casa ese ángel humano que era María, le abriste las puertas de tu casa y de tu corazón.
El Espíritu Santo te hizo la primera profetisa del Nuevo Testamento, intérprete de la encarnación del Verbo.
Tú iniciaste la devoción mariana.
Y para María fuiste amiga, hermana, confidente, maestra espiritual.
Dios te bendijo también a ti y te concedió un hijo, profeta del altísimo. ¡Bendita seas, también tú!
Quinto misterio: Florece la vida
Meditación
El Espíritu va realizando la nueva creación en el cuerpo de María. No en siete días, sino en nueve meses.
La Gracia aparece. José es el testigo privilegiado.
María abre su cuerpo y entrega un niño Dios. Todo el cielo se traslada al portal de Belén.
Hay estremecimiento, lágrimas de emoción en la tierra como en el cielo.
El Espíritu cuida todos los detalles.
Los seres humanos andan todavía despistados, entretenidos en otras cosas.
Unos pastores se abren a la revelación y se movilizan.
María y José -dice la tradición que también un buey y una mula-acogen el regalo de Dios y le ofrecen su corazón como morada
Ave María
Plegaria
Jesús, pequeño Jesús, eres toda una maravilla. Jamás lo pequeño concentró tanta grandeza, lo sencillo tanta complejidad, lo humano tanta santidad.
Jesús, pequeña Palabra de Dios, tu lenguaje es elemental, vital. Nos comunicas tu misterio de la forma más seductora.
María te escucha embelesada Y te obedece.
José está atento al mínimo de tus deseos para cumplirlos.
Son la pareja del Fiat, del hágase, que te acepta, Vida nuestra.
Jesús, la Iluminada por el Espíritu te dio a luz, a Ti que eres la luz del mundo, la luz brilla en las tinieblas. Quienes la acogen se hacen luminosos, hijos del Abba. Gracias, hermano nuestro Ro
Para contemplar:
MAGNIFICAT DE RUTTER
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Gracias Padre por regalarnos tal Madre, tan llena de Ti, del gran Misterio, pero también tan nuestra!
Muchas gracias padre José por ayudarnos a contemplar un poco lo que siempre estará más allá… y a la vez tan cercano.