No son muchas las personas que pueden decir: ¡estoy en paz con todo el mundo! No hay paz en las familias. Tampoco en las comunidades por muy religiosas que parezcan. Tampoco entre las naciones. Hay demasiado armamentismo, excesivos enfrentamientos políticos, se utilizan palabras de desprecio y odio, que son a veces peores que los dardos o las pistolas… porque hieren en el alma. ¿Habrá solución?
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