[Coro] Siete luceros brillan en mi alma, sabiduría y entendimiento nunca se apagan. Fortaleza consejo, ciencia, temor… y piedad que en el corazón se queda. [Estrofa 1] En la senda del saber, la sabiduría guía, como un faro en la noche, su luz nos envuelve. Entendimiento profundo, cual río que fluye, abre los ojos al mundo, su esencia nos muerde. [Estrofa 2] Ciencia que revela los secretos divinos, en cada hoja y estrella, su voz resplandece. Fortaleza valiente, en la lucha persistimos, con fe inquebrantable, el miedo se desvanece. [Estrofa 3] Consejo que susurra en momentos de duda, piedad que abraza con ternura infinita. Temor de Dios, reverente y profundo, dignifican el ser en esta vida bendita. [Repetición del Coro] Oh, Siete luceros brillan en mi alma, sabiduría y entendimiento nunca se apagan. Fortaleza consejo, ciencia, temor… y piedad que en el corazón se queda.
Nos resulta difícil armonizar la diversidad y la unidad. Nos encanta la biodiversidad en la naturaleza. No tanto, la humano-diversidad cuando ella nos resulta incomprensible, o nos enfrenta a unos con otros. Pentecostés nos habla del Espíritu de la diversidad y la unidad, de la que parece “reconciliación imposible”
“Hoy estarás conmigo en el Paraíso”, le dijo Jesús al buen ladrón. Ese es el sueño del ser humano: tener la oportunidad de disfrutar en algún paraíso. Porque fue en el paraíso donde nacimos… pero también desde donde fuimos expulsados.
Hoy celebramos la ascensión de Jesús al Paraíso y nos abrió sus puertas.
“Si alguno me ama, mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él”. Por eso, la pregunta que hoy nos lanza la Escritura santa es: ¿Amamos de verdad a Jesús? ¡No respondamos apresuradamente! ¡Meditémoslo antes!
Formamos la Iglesia actualmente casi dos mil millones de seres humanos. Y nos preguntamos por nuestra identidad: ¿somos Iglesia en misión, o una empresa de servicios y asuntos religiosos? ¿Es un organismo vivo o simplemente una organización? ¿Es nueva Jerusalén o se parece más a la antigua Jerusalén con sus rivalidades, envidias y tensiones? La Iglesia que Jesús soñó tiene tres rasgos característicos: Iglesia misionera, Iglesia morada de Dios entre los hombres, la casa del amor fraterno.
Este cuarto domingo de Pascua nos regala una de las imágenes más conmovedoras y profundas del Evangelio: la del Buen Pastor. Jesús, el Buen Pastor, no solo nos guía con ética y rectitud, sino que su liderazgo genera una armonía que embellece y eleva la vida de quienes lo seguimos. Hoy, esta imagen resuena con fuerza, especialmente ante la elección de un nuevo Papa y el reflejo de su figura en toda la estructura pastoral de la Iglesia.
Al candidato de Jesús se le preguntará: ¿me amas más que todo esto? Cuando Jesús, el Viviente, no es amado y otros intereses aparecen, la comunidad cristiana se divide y dispersa, la misión resulta infructuosa, el miedo se apodera de todos. Cuando su presencia es reconocida y acogida, la comunidad se reúne y entra en comunión, la misión tiene éxito.
[Estribillo] No es fantasía lo que nos mueve, es el aliento del Espíritu que teje sueños diurnos que transforman lo imposible en caminos que florecen.
[Primera Estrofa] En la zarza que arde sin consumirse, en la voz que susurra entre sueños, Dios revela el horizonte que nos llama como a Luis Amigó en su tiempo. No hay camino trazado en el mapa, se hace camino al andar los sueños son la brújula divina que nos hace milagros detectar
[Estribillo] No es fantasía lo que nos mueve, es el aliento del Espíritu que teje sueños diurnos que transforman lo imposible en caminos que florecen.
[Segunda Estrofa] Somos peregrinos de la esperanza que vislumbran lo que aún no existe, donde el fuego divino transforma la realidad que hoy nos oprime. No son meros deseos los que albergamos, son semillas del Reino que germina, son utopías que soportan la luz y dan fuerza a quien las camina.
[Estribillo] No es fantasía lo que nos mueve, es el aliento del Espíritu que teje sueños diurnos que transforman lo imposible en caminos que florecen.
[Tercera Estrofa] Como hermanos en sinodalidad soñando juntos llegamos más lejos, convirtiendo visiones proféticas en sueños de comunidad y encuentro. Dios no es sólo el Absolutamente Otro, es también el Absolutamente Nuevo, que nos da mientras dormimos y despierta el carisma en nuestro tiempo.
[Estribillo] No es fantasía lo que nos mueve, es el aliento del Espíritu que teje sueños diurnos que transforman lo imposible en caminos que florecen.
¿Qué visión de la vida consagrada ha ido madurando y expresando el Papa Francisco a lo largo de su pontificado? Yo me atrevería a decir que en sus múltiples intervenciones sobre la vida consagrada el Papa Francisco nos ha invitado a IMAGINAR, SOÑAR Y PLASMAR UN NUEVO RELATO de vida consagrada para nuestro tiempo, en el que la profecía, la mística y la comunión sean las características en las que nos reconozcamos y seamos reconocidos en la Iglesia y en la Sociedad. Lo que escribí hace ya diez años, contenía en germen, lo que posteriormente el magisterio del Papa ha ido desarrollando y desplegando en sus múltiples encuentros con la vida consagrada en sus más variadas formas. Cuando su voz física ha quedado totalmente silenciada por la muerte, que la evocación de sus palabras nos lleve a meditar y preguntarnos: ¿qué estamos haciendo con su legado?[1].