Fue para mí como un hermano mayor. Lo conocí más directamente cuando me nombraron Director de la revista “Vida Religiosa”, de la cual él era secretario–desde más de 20 años-. Él tenía la experiencia. Yo era un novato audaz que asumió -por obediencia un tanto desconsiderada- una tarea que me excedía. Pero allí estaba el P. Barrios dispuesto a ayudarme, aconsejarme y alejar de mí cualquier temor. Se inició entre nosotros una estrecha relación de hermanos y amigos. El ritmo de una revista quincenal nos invitaba a mantener múltiples conversaciones sobre temas, situaciones, conflictos, perspectivas y sueños, referentes a la vida religiosa. Alberto Barrios aportaba a la revista una inmensa e incesante información sobre los institutos religiosos de todo el mundo. Sigue leyendo
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