El encuentro no tenía aparentemente ninguna importancia, ni un guión prediseñado. Y, sin embargo, allá se tomaría el pulso a algo así como una “gran conspiración mundial”.
Nos cansan los encuentros en los que no acontece nada, aquellos en los que se repite “lo mismo de lo mismo”. No basta la buena voluntad, ni el voluntarismo. Una cosa es lo que nos imponemos a nosotros mismos los hombres y otra cosa es lo que nos inspira Dios. Yo participé hace poco en un encuentro en el que sí aconteció algo. Tal vez una mirada escéptica se reiría de mis impresiones. La verdad es que para que algo acontezca se necesita “fe” y dejarse “sorprender”. Sí creo en que tales encuentros son posibles, pero es necesario romper esquemas para que la Gracia se derrame.
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