SE MANIFIESTA DONDE MENOS LO ESPERAMOS

EPIFANÍA es la celebración de la Gran Manifestación de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, a representantes de las Naciones. La luz que brilló en Belén se expande y comienza a brillar en los rincones oscuros de la humanidad.

¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?

Ésta es la pregunta con la cual los magos sorprenden a Herodes y a toda Jerusalén.

 ¡Ha nacido el rey de los judíos! ¿Dónde está? 

Ni el rey, ni los sacerdotes se han percatado del gran acontecimiento que cambia totalmente la historia y que, sin embargo, tenía lugar en medio de ellos; no han visto ninguna estrella.

Los magos han leído el mensaje de las estrellas. Creen en ese Mensaje y actúan en conse­cuencia:

“Fueron, vieron de nuevo la estrella, se llenaron de alegría… entraron, arrodillándose, lo adoraron”.

  • La actitud de Herodes es muy diferente: maquina un plan de asesinato masivo.
  • La actitud de los Sacerdotes y Doctores de la ley en Jerusalén es de absoluta de­jación: saben, conocen, pero no actúan, no se movilizan. Se quedan en su zona de confort.
  • En los dirigentes del pueblo ante la Navidad se anticipa aquí lo que Jesús pondrá de relieve más tarde, cuando se refiera a dos extranjeros: la mujer cananea y al centurión:

“No he encontrado tanta fe en Israel”

¡Muéstranos, Jesús, tu rostro! Pero, ¿dónde?

Las manifestaciones de Dios pueden es­tar aconteciendo donde y cuando menos lo esperamos. Pueden pasarnos totalmente desapercibidas. Porque lo que ocupa nuestro corazón no es la esperanza por su llega­da, sino otras preocupaciones.

Los magos nos enseñan a buscar, y después contemplar e interpretar los signos de los tiempos, a po­nernos en camino y buscar aquello que da sentido al mun­do.

  • Los prejuicios religiosos, la fijación en las cosas religio­sas y no en Dios mismo pueden encerrarnos en nosotros mismos y no ser capaces de descubrir dónde nuestro Dios se manifiesta hoy, como los sacerdotes del Templo de Jerusalén.
  • Y como Herodes podemos oponernos violentamente a la novedad del Reino de Dios que llega a nosotros en niños que por su origen tan pobre mueren de hambre, o en seres humanos de los cuales nos desprendemos a través del aborto.

 Son muchas las realidades que Dios pone a nuestro alcance como “nuevas Epifanías” . Las descubrimos:

  • en el diálogo intercultural, interreligioso, interconfesional.
  • en los relatos de vida que compartimos con nuestros contemporáneos;
  • en nuestra acogida de todo el mundo: la estrella de Dios luce por doquier. Pero como nos dijo Jesús: hay personas que tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. Por eso, Jesús nos sigue invitando como en otro tiempo: ¡Venid! ¡Ved! ¡Escuchad!
  • Postrémonos hoy ante una imagen de Jesús. Adoremos la paradójica presencia de lo divino en la pequeñez de un Niño y ofrezcámosle aquello que más exprese nuestro agradecimiento y nuestra entrega sin reservas a la realización de su sueño.

Plegaria

Abbá nuestro, no permitas que nuestra ceguera nos impida ver la Estrella de tu Hijo, los signos de su presencia luminosa en medio de nuestra noche, ni que nos oponga­mos a la novedad de tu Reino, presente siempre entre noso­tros. Concédenos el don de una fe sincera y encarnada.

Para contemplar
EL SEÑOR SE HIZO PRESENTE

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