LA GRAN CONFUSIÓN: ESPÍRITU DE DIOS – ESPÍRITU DEL MAL (Jueves de la III Semana de Cuaresma)

Jesús estaba expulsando un demonio que había dejado mudo a un hombre. Cuando el demonio salió, el mudo comenzó a hablar. La gente se quedó asombrada, aunque algunos dijeron: “Beelzebú, el jefe de los demonios, es quien ha dado a este hombre poder para expulsarlos”. Otros, para tenderle una trampa, le pidieron una señal milagrosa del cielo. Pero él, que sabía lo que estaban pensando, les dijo: “Todo país dividido en bandos enemigos se destruye a sí mismo, y sus casas se derrumban una tras otra. Así también, si Satanás se divide contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su poder? Digo esto porque afirmáis que yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú. Pues si yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú, ¿quién da a vuestros seguidores el poder para expulsarlos? Por eso, ellos mismos demuestran que estáis equivocados. Pero si yo expulso a los demonios por el poder de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida de su casa, lo que guarda en ella está seguro. Pero si otro más fuerte que él llega y le vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes como botín. El que no está conmigo está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama” (Lc 11,14-23)

Preparación: 

Hoy nos preguntamos por el discernimiento de espíritus. Que el Espíritu Santo nos prepare para entender la enseñanza de Jesús y experimentarla en nuestras decisiones.

Lectura: 

¡Qué decepcionante debió ser para Jesús escuchar que si expulsaba a los demonios era por el poder del príncipe de los demonios, Beelzebú! La fuerza interior que le movía a actuar era el Espíritu Santo: el Espíritu más puro, más antidemoníaco, el Espíritu que el Abbá le había comunicado. ¿Cómo era posible que hubiera gente capaz de confundir al Espíritu Santo con el jefe de los demonios? Jesús muestra cómo el poder diabólico está siendo expulsado, cómo ha llegado el más poderoso y vence. Y Jesús proclama la noticia más bella: “¡El Reino de Dios ya ha llegado a vosotros!”: por eso, sucede lo que sucede. Y Dios reina quitándole sus armas al enemigo y doblegándolo. Eso es lo que Jesús realiza. Lo diabólico divide, el Reino es cosecha, reunión. Está de parte del Reino quien está con Jesús.

Meditación:

 La falta de discernimiento espiritual es el peor de los males: confundir al Espíritu con un demonio, o al demonio con el Espíritu. Tantas veces nos resulta difícil, porque nos sentimos enfermos de egoísmo, porque nuestras intenciones no son claras, porque se nos oculta la zona oscura de nuestra personalidad y no por ello deja de actuar. El discernimiento de espíritus requiere de nosotros mucha honestidad y limpieza de corazón. Por eso, debemos evitar los juicios precipitados. Como Dietrich Bonhoefer hacía, también nosotros nos debemos preguntar: ¿qué me ocurre que no soy capaz de ver con claridad cuál es la voluntad de Dios? El designio divino no es oscuro. Lo es, ciertamente, aquello que me habita. Por tanto, todo proceso de discernimiento es, a su vez, proceso de purificación. La Palabra de Dios es, en esos casos, guía de nuestro camino.

Oración: 

Espíritu Santo, Jesús nos dijo que no hay pecado más horrible que confundirte con el mal espíritu. No permitas, nunca, que esto nos ocurra. Apodérate de nuestros sentimientos, pensamientos, deseos. Realiza en nosotros una purificación continua para que nunca se apodere de nosotros un mal espíritu.

Contemplación: 

Tomemos conciencia de la presencia del Reino de Dios que “ha llegado ya a nosotros”. El “ya” sí cuenta con un acontecimiento que le concede más plenitud: la Pascua de Jesús y el envío del Espíritu Santo. El Reino del Abbá y de Jesús está ahora presente “en el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. La espiritualidad hace emerger el contexto del Reino. Todo es diferente desde la clave de la Pascua y de Pentecostés. Sabemos que “el más fuerte” ya actúa en la historia humana y se va apoderando de ella. 

Acción: 

Convirtámonos y creamos en la buena noticia de la llegada del Reino. Tratemos de identificar sus signos en este momento histórico que vivimos.

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