LA PUERTA ABIERTA

Gladiola Sotomayor

Nos preocupa el destino de la humanidad: tanto el destino colectivo como el destino personal o individual. ¿Qué será de nosotros en el inmediato futuro, marcado por tanta amenaza e inseguridad? ¿Qué será de nosotros tras la muerte? ¿Habremos de resignarnos ante límite de una vida consciente, afectiva, creadora, pero también frágil, fugaz? ¿Merecerá la pena haber vivido de cara a un Dios que es definido como “Amor”, pero que  en la hora de la muerte abandona a quienes decía “amar? ¿Será el planeta tierra y el cosmos una creación con fecha de caducidad?  Tal cual sea nuestra respuesta a cuestiones tan fundamentales, así será nuestra forma de vivir.

La gloria de Dios y un final magnífico: Isaías

El tercer Isaías incluye en su profecía una visión esplendorosa del futuro del pueblo de Israel y de la humanidad. Y ese futuro esplendoroso tiene una razón de ser: ¡la gloria de Dios! No glorificaría a Dios un final desastroso, una derrota cósmica, el que todo acabe en un montón de escombros y de ceniza.

El profeta prevee un final lleno de luz: Dios vendrá “para reunir a las naciones de todas las lenguas” y les mostrará su belleza, su gloria, el esplendor de su poderío. Dios no actuará con un poder destructivo y discriminador. Su proyecto es restaurar todas las cosas, reunir a todos los seres humanos, recuperar lo perdido, dar vida a lo que estaba muriendo.

El profeta ubica la acción de Dios en el “monte santo”, estable para siempre. Desde ahí se irradia sobre el mundo la luz de la gloria de Dios. Y hacia el monte santo vendrán todas las naciones para ofrecer la ofrenda más pura. Ahí acontecerá la gran reunión de todos, la gran Alianza con la belleza de Dios.

¿Serán muchos los que se salven?: la pregunta a Jesús

Jesús, al parecer, pone rasgos alternativos a la visión profética de la salvación. Jesús no hace de Jerusalén y del monte santo un lugar de llegada, sino más bien de partida. Es desde Jerusalén, desde el monte de Galilea, desde donde Jesús envía a sus discípulos y discípulos a evangelizar al mundo, a anunciarles a todas las naciones la salvación que se les ofrece: “quien crea y se bautice, se salvará”.

Jesús tiene una concepción de la misión centrífuga, y no centrípeta. Ser iglesia es ser misión, es ser enviada a todas las naciones. Se produce la reunión de todos los pueblos, llegando a ellos y haciéndoles ver que allí está el Espíritu de Jesús actuando, transformando, salvando.

¿Serán muchos los que se salven?, le preguntan a Jesús. La salvación para Jesús está ligada a una acción de Dios y de los seres humanos. La salvación acontece en alianza, en corresponsabilidad. Es necesario compartir responsabilidades. Por eso, Jesús invita a entrar en el acontecimiento de la salvación con rostro propio, personal, responsable.

El misterio de la puerta estrecha: la respuesta de Jesús

Nos invita a “entrar por la puerta estrecha” que quiere decir, no la puerta principal, sino la puerta de servicio, aquella que pasa inadvertida y por la cual se puede pasar sin protocolos y requisitos. Jesús no nos está pidiendo esfuerzos imposibles, no nos pide que nos apretemos el cinturón y nos despojemos de todo, sino que seamos sagaces y descubramos aquella puerta por la que uno “puede colarse”.

Los que quieran entrar por la puerta principal, cuando ya esté cerrada, no podrán hacerlo. Será necesaria la astucia, el conocimiento; la misma que tienen los pueblos paganos para entrar y sentarse en el banquete del Reino. Un pueblo soberbio, altivo, incapaz de descubrir su propio error, no podrá entrar por la puerta.

La senda llana y las rodillas vacilantes (la carta a los Hebreos)

Nuestra fe cristiana es especialmente comprensiva con la debilidad, con la limitación. No nos pide cosas imposibles. Dios está a nuestro lado. Nos corrige, nos guía, pero también nos comprende. Sabe y conoce nuestra debilidad, nuestras vacilaciones y dudas.

Con nuestro Dios es posible llevar una vida honrada y en paz. En la angostura nos da anchura. Nos hace caminar por una senda llana. ¡Todo son facilidades para que podamos entrar en el Reino de Dios y participar en la mesa de los Elegidos!

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