¿Qué queremos decir cuando hablamos de “la dimensión escatológica” de la vida consagrada? ¿A qué se debe el recurso -tan frecuente a veces- a esta expresión? ¿Qué significado puede tener en nuestro tiempo? Bastaría preguntar a cualquier bautizado: ¿aprecias, descubres en las personas consagradas algún “rasgo escatológico”? Tal vez su respuesta sería: “¡No sé de qué me hablas!”. O tal vez, otro nos respondería con sencillez: “¡Yo los veo como personas normales!”.
Sin ir más lejos, el título y subtítulo de la 43 Semana para Institutos de Vida Consagrada, organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid, dice así: “El esplendor de la esperanza. Dimensión escatológica de la vida consagrada”. Y yo me me digo: ¡no basta afirmarlo, hay que descubrir su contenido y sus consecuencias! Sigue leyendo
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