EL MÁS PEQUEÑO ES MÁS GRANDE QUE JUAN

La humildad nos abre a la Gracia que sobre nosotros siempre desea derramarse. La humildad os vuelve extraordinariamente sensibles al Bien. Suscitemos en nosotros ese maravilloso sentimiento: reconozcamos nuestros lími­tes, nuestra pequeñez y tratemos de contemplar a su vez la extraordinaria grandeza en la que nuestro Dios y Padre nos ha situado.

Evangelio de Mt 11,11-15

En aquel tiempo dijo Jesús: “Os aseguro que, entre todos los hombres, ninguno ha sido más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Desde que vino Juan el Bautista hasta ahora, al reino de los cielos se le hace violencia, y los violentos pretenden acabar con él. Todos los profetas y la ley de Moisés anunciaron el reino hasta que vino Juan. Y, si queréis creerlo, Juan es el profeta Elías, que había de volver. Los que tienen oídos, oigan”.

El porqué de la grandeza de Juan Bautista

Cuando Jesús mira al pasado, proclama que Juan el Bautista es “el mayor”. ¡Nadie lo ha superado!

¿A qué se debe esta grandeza?

  • No es fácil responder. En el pueblo de Israel hubo figuras extraordina­rias: Noé, Abrahám, Moisés, David, Isaías, Jeremías…
  • Lo que hizo grande a Juan fue ser el profeta del anuncio inmediato, a quien le correspondió presentar ante Israel al Mesías, al Profeta último y definitivo, que era el mismo Jesús.
  • En este sentido, nadie supera a Juan.

La brecha entre Juan y Jesús

Pero entre Juan y Jesús hay una brecha. Juan anunció la venida de Jesús. Pero fue Jesús quien anunció la llegada del Reino de Dios. Fue Jesús quien invitó a entrar en él, quien mostró la puerta, quien pidió estar preparados para no quedar fuera. Jesús hablaba de Juan “en pasado”… ya había sido asesinado por Herodes.

  • El Reino de Dios que llega es motivo de divi­sión. Hay muchos que se oponen violentamente…. De hecho, Jesús será víctima de esa violencia: violencia política, violencia religiosa, y la violencia de la acedía, del desprecio.
  • No todos dan con la puerta para entrar en el Reino; se equivocan y se quedan fuera. ¿Quién será capaz de entrar? El que se haga pequeño, como un niño, ese entrará en el Reino. El que venda todo lo que tiene y lo entregue a los pobres, ese entrará en la Vida. Por eso, el más pequeño es mayor que Juan.
  • El precursor pertenecía a la antigua Alianza. El “más pequeño”, quien ha entrado en el Reino por su pequeñez, humildad y despojo, ése es “el más grande”.
  • De esta manera Jesús presenta un nuevo futuro e invita a decisiones radicales para entrar en el Reino que ya irrumpe.

¡Venga a nosotros tu Reino!

Esta es la súplica de cada Padrenuestro. A veces nos somos conscientes de la grandeza en que hemos sido instalados. Por el bautismo hemos entrado en la comunidad más agraciada que pu­diéramos imaginar. A pesar de la apariencia humilde, a veces demasiado humana y frecuentemente limitada y pecadora, la Iglesia es la Iglesia del Reino de Dios: a quien le ha sido revelada esta dimensión de la realidad, tan importante, tan decisiva: ¡que el Espíritu de Dios ya llena la tierra! Y que tiene resortes para vencer toda dificultad y oposición. Que la Iglesia es la expresión del pueblo de Dios, el Cuerpo de Cristo, el Templo del Espíritu, la agraciada con los sacra­mentos y la destinataria primera de la Palabra de Dios. 

Vivir el misterio de la Iglesia es ali­mentarse de vida eterna, es entrar en proceso de transfor­mación y divinización: es pedagogía de Reino de Dios. Quien forma parte de la Iglesia es también un “shaliah”, es decir, un enviado (shiloeh), un embajador del Espíritu para hacer el bien y anunciar la novedad del reino de Dios. ¡Qué bella es nuestra pertenencia a la Igle­sia, aunque a veces la vivamos de forma tan triste…!

Descubramos en torno a nosotros las señales de la pre­sencia del reino de Dios. Y hagamos lo posible para experimen­tar lo que a través de ellas se nos manifiesta.

Plegaria

Abbá nuestro, haznos sentir el misterio de la comunidad a la que tú nos has llamado. Somos unos privilegiados con tanta gracia; pero tu deseo es que lleve­mos la Buena Noticia e invitemos a entrar en tu Reino a muchos otros. No permitas que la inconsciencia de tanto don nos haga retroceder al mundo que tú no quieres. Haz­nos conscientes de la nueva realidad de la presencia de tu Reino entre nosotros y haz que la vivamos con gozo. 

Para contemplar
CANCIÓN DE JUAN EL BAUTISTA
(Juan Morales Montero)

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