“OLOR A BUEN PASTOR”

Jorge Cocco Santangelo

Se ha hecho famosa la frase del papa Francisco: “pastores con olor a oveja”. La liturgia de hoy nos invita a añadir también: “pastores con olor a Buen Pastor”. Nos habla hoy la liturgia de este domingo del “Buen Pastor”. “Buen pastor” significaba también en la mentalidad judía “el bello pastor”, “el pastor que seduce” y que embellece todo lo que hace.

Cuando decimos “rebaño”, no decimos “ganado”. Cuando decimos “pastor”, no decimos “ganadero”. Las “ovejas” tienen su estilo, su manera de ser y de actuar. Viven en grupo. Necesitan al grupo y el pastor “para eso las cuida”, las vigila, les advierte el peligro, las conduce al redil, y … ¡busca a la perdida! Pero el pastor “descuidado”, que no las guía, que las desconoce… las conduce al “caos” y fácilmente pueden ser presa de “lobos feroces”, puede “perderse”.

Comunidades sin un buen líder: “como ovejas sin pastor”

Jesús se sintió conmovido al ver al pueblo de Israel perdido, “como ovejas sin pastor”. Esta situación le apenaba y le conmovía hasta lo más profundo de su ser y le arrancó una acción simbólica estremecedora: la multiplicación de los panes y los peces. Cuando Pedro se arrepintió de su falta de amor, Jesús le encomendó el cuidado pastoral de sus ovejas u ovejitas, tal como sugiere el texto bíblico. 

Una mirada a la humanidad hoy, a las diferentes naciones, a los diferentes grupos religiosos y comunidades, a las personas, a las iglesias particulares y grupos eclesiales puede producir en nosotros un sentimiento de compasión y desgarro semejante… 

Desconfianza en los líderes

Los líderes de las naciones, la clase política –aun contando con personas excelentes–, no logran darnos confianza, ni hacernos ver que nuestro mundo da serios pasos hacia los valores de la justicia, la paz, la comunión entre todos.Los líderes religiosos no saben cómo contrarrestar la pérdida de adhesión a las instituciones que dirigen.

¿Líderes religiosos o líderes espirituales? ¿Cómo definir al Buen Pastor? ¿Estuvo Jesús al servicio de una estructura religiosa, o al servicio del Reino de Dios que irrumpía y se mostraba en sus curaciones, en la expulsión de demonios, en la gente que en torno a Él se concentraba?

La dirección espiritual según el Evangelio predicado por Jesús en montañas o llanuras, en “espíritu y verdad”, o el acompañamiento en el camino del Espíritu, debe ser hoy el gran porqué de la adhesión a la Iglesia de Jesús. Formar parte del rebaño es encontrarse… sobre todo a Jesús: dejarse alimentar, cuidar, vigilar, guiar por Él. Es escuchar su voz diciendo nuestro nombre. ¡Que nadie suplante a Jesús y su Espíritu!

Organizamos con frecuencia espectáculos transitorios que calman por unos instantes nuestra sed religiosa, pero cuando llega la cotidianidad todo se torna sombrío y de nuevo nos perdemos.

¿Comunión o Uniformidad por lo bajo?

No aparecen liderazgos capaces de unirnos a los que estamos divididos, de crear puntos de encuentro entre los distanciados, de generar procesos de convergencia. Nos especializamos en divisiones, pero no en comunión.

La añoranza del “buen líder”

Las imágenes del buen pastor hoy -y en la historia de la Iglesia- son un poco desconcertantes: la vestimenta, las diferencias de grado, de orden, de colocación. La estructura pastoral -comenzando por arriba-, ¿nos recuerda al buen Pastor? ¿Llegará el proceso sinodal a plantearse esto? A veces parecemos más un ejército con generales, coroneles, capitanes, tenientes y soldados rasos. Pero no ¡un rebaño bajo un solo pastor!

Cuando Pere Casaldáliga fue nombrado obispo, tuvo la valentía de no aceptar señales de distinción que lo alejaran del “buen pastor”. Muchos otros -excelentes personas- hubieran deseado hacer lo mismo, pero les faltó la energía profética y se sometieron humildemente al “sistema”. Pero, ahí sigue la pregunta: ¿se trata del sistema del Buen Pastor?

Por eso, añoramos al “Buen Pastor”, a aquel que nos conozca por nuestro nombre, aquel a quien podamos transmitirle lo que nos pasa en el corazón. ¿Quién nos guiará? ¿Dónde está el buen Pastor?

El Buen Pastor es ¡uno solo! Es título reservado a Dios, “el Pastor de Israel”: “el Señor es mi Pastor”. Jesús es el “Buen Pastor”, imagen del Pastor “invisible”. ¡Ésa es su gloria y no la cede a nadie! Por eso, ¡no nos confundamos!

Humildes sacramentos del Buen Pastor

El ejercicio pastoral sólo se justifica si es “sacramento” de la misión pastoral del Hijo de Dios. Si tiene los rasgos del buen pastoreo del Señor: “las ovejas me conocen, yo las conozco, escuchan mi voz, me siguen, nadie las arrebatará de mi mano”. Se da entre ovejas y pastor una relación de seducción y de intimidad. Los bautizados que colaboramos en la acción pastoral de la Iglesia, tenemos la responsabilidad de ex-poner a través de nuestra acción y pasión al único Pastor-Pastora de su Pueblo, nuestro Padre-Madre Dios, nuestro Señor Jesús.

Si hoy apareciera Jesús de “aquella forma”, ¿continuarían siendo “cristianos” muchos cristianos? O comenzarían a abandonarlo unos y otros… hasta quedarse Jesús con unos pocos y preguntarles: ¿también vosotros queréis iros?

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Una respuesta en ““OLOR A BUEN PASTOR”

  1. Antonio dijo:

    La búsqueda de la verdad ya es de por sí un acercamiento a la verdad. El análisis objetivo de la realidad ya es un acercamiento a la solución de sus problemas. La experiencia de la ausencia del “pastor” ya es un paso hacia su búsqueda y encuentro. Ahora hay que mantener esa tensión, no cejar en el empeño. La solución de los problemas suele tener un largo recorrido, pero la vida individual es corta, en comparación. En este artículo has sembrado un semilla de conciencia y de búsqueda que seguramente fructificará cuando se desintegren sus partículas. Y en alguna nueva generación el cristianismo se habrá despojado de vestiduras caducas y mostrará los pétalos de una verdad desnuda y bella.

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