Este domingo, el Evangelio nos presenta dos mesas: la del banquete opulento del rico y la del suelo, donde Lázaro recoge migajas. Y nos hace una pregunta desconcertante: ¿En cuál de las dos mesas nos sentamos nosotros? Mientras condenamos los grandes dramas de la humanidad, la Palabra de Dios nos recuerda que la auténtica tragedia a veces empieza en la mesa de casa, cuando nos olvidamos de que nuestra abundancia no es solo un regalo, sino una responsabilidad. Es un domingo incómodo porque nos fuerza a elegir de qué lado queremos estar.”
Dividiré esta homilía en tres partes:
- El profeta Amós y la iglesia del derroche
- ¡Hombre… Mujer de Dios!
- Abismo entre pobres y ricos
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