Hoy Jesús nos cuenta una historia corta pero impresionante. Y se atreve a comparar a Dios con… ¡un juez corrupto! Sí, uno de esos que no teme a Dios ni le importa nadie. Y nos compara a nosotros con una viuda insistente que no para de tocarle la puerta pidiendo justicia.
¿Por qué esta comparación tan rara? Porque necesitamos aprender a orar de verdad.
Sigue leyendoImpactos: 370







