Cuando nos miramos interiormente descubrimos que nuestra fe es débil, exigua: ¡que somos hombres, mujeres, de poca fe! Como los apóstoles le pedimos a Jesús: “Auméntanos la fe”; o como aquel padre a la espera de la curación de su hijo: “Señor, yo creo, pero aumenta mi fe”. Y Jesús responde: si vuestra fe fuera como un granito de mostaza realizaríais portentos: una encina arrancada y llevada al mar, moveríais montañas. Es el texto del domingo 27.
Dividiré esta homilía en cuatro partes:
- Las tres preguntas de Jesús
- Servidores de Dios sin condiciones
- Un cruce de parábolas
- Auméntanos la fe
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