Nos podemos confundir en la espera. Podemos emprender el camino desacertado, y situarnos -después- ante la puerta equivocada…. y llegar allá donde no hay nada que esperar. Se nos ofrecen “trayectorias políticas, o incluso religiosas, que no llevan a ninguna parte y a acumular decepción tras decepción. Las lecturas de este tercer domingo de Adviento nos ofrecen una secuencia interesante: 1) Un horizonte idílico; 2) El camino preparado; 3) Un estilo: la esperanza paciente.
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