Hay momentos en los cuales no es fácil sentir que Dios nos ama. Nos ha tocado vivir una situación de pandemia mundial: millones y millones de máscaras por doquier… recelosos todos de una cercanía que puede ser infecciosa… noticias tristes de amigos y familiares contagiados y, lo peor… noticias de quienes nos dejan porque mueren “solos” a causa del contagio y nuestra imposibilidad de acompañarlos en el último adiós. Este es el contexto de este domingo 27 del año ordinario, 4 de octubre de 2020. Sin embargo, la Liturgia de este domingo nos habla del Amor apasionado de Dios por su Pueblo y sus exquisitos cuidados, pero también de los labradores homicidas.
Las tres lecturas de hoy se pueden resumir en tres palabras: celos, asesinato y paz.

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