¡CELOS, ESCÁNDALOS Y RIQUEZAS!, Domingo 26 el tiempo ordinario, ciclo B

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LA “ESPIRITUALIDAD APOCALÍPTICA”, ALMA DE LA MISIÓN

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¡EL ÚLTIMO PUESTO! Domingo 25 del ciclo B

Dividiré esta homilía en tres partes:

  • La verdadera sabiduría
  • Hacerse el último y el servidor de todos
  • Acoger a los pequeños.
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¡NO TIRAR LA TOALLA! Domingo 24 del tiempo ordinario, ciclo B

Dividiré esta homilía en cuatro partes:

  • En ciertos temas ¡no se negocia!
  • … cuando tiramos la toalla
  • Lo innegociable
  • La fidelidad.
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EL PROCESO CURATIVO… POR CONTACTO, Domingo 23 del tiempo ordinario, ciclo B

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DISTINGUIR LO BUENO DE LO MALO: ¿relativismo o absolutismo moral? Domingo 22, ciclo B, del tiempo ordinario

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CUANDO COMULGAR ES “PELIGROSO”: Domingo 21 del tiempo ordinario

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¿TRANS-HUMANISMO? SIGILOSO DESAFÍO

¿Se encuentra la humanidad en una época de cambios, o en un cambio de época? Más atrevido sería aún preguntarse: ¿no estaremos en una época de mutación del mismo ser humano? Hace unos años el filósofo francés Luc Ferry, publicó un interesante libro que tituló “La revolution trashumaniste”[1] . No pocos autores siguen reflexionando sobre el mismo tema. El desafío trans-humanista se va imponiendo silenciosa y no espectacularmente. ¡No lo minusvaloremos! El desafío es muy serio, ¿para bien o para mal?

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EUCARISTÍA DE LA SABIDURÍA Y DEL HIJO DEL HOMBRE – Domingo 20 del tiempo ordinario

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LA ASUNCIÓN: EL FINAL DE NUESTRA PEREGRINACIÓN SINODAL CON MARÍA

Dividiré esta homilía en tres partes:

  • En camino con María
  • Hacia el final de nuestra peregrinación
  • La Mujer del Apocalipsis

En camino con María

Los Evangelios nos presentan el camino de la madre de Jesús desde Nazaret hasta el Gólgota. Y… después el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo se derrama como luz, vida y fuego sobre la comunidad cristiana, “la madre de Jesús estaba allí”. Ese día nació la Iglesia “por obra del Espíritu Santo y de María virgen”.  Y también la Iglesia emprendió su camino.

Pentecostés fue -para la Iglesia- como Nazaret: el comienzo de lo que llegará a su plenitud al final de los tiempos.

En Pentecostés nacimos por obra del Espíritu Santo y de María. Fue el día de nuestra primera consagración. Lo que aconteció abiertamente en Pentecostés, había acontecido secretamente en el corazón de María en Nazaret. El corazón de María es la habitación superior del Cenáculo, donde la humanidad redimida se reúne. Pentecostés tiene su origen en el Corazón de María. Fue allí donde nació la Iglesia. El fiat de la anunciación fundamenta todo lo que vendrá después.

Hacia el final de nuestra peregrinación

El camino de la Iglesia se re-inicia cada día en el Bautismo. Nuestros compromisos cristianos posteriores (consagración conyugal, profesión religiosa, compromisos carismáticos) son un bautismo carismático continuado, un Pentecostés alargado en el tiempo, que siempre acontece en el corazón de María, porque “María está allí”.  Los primeros Padres griegos hablaban del corazón de María como “el vaso sagrado de todos los misterios”: El “vaso espiritual”, colmado del Espíritu Santo. 

La Mujer del Apocalipsis

Después de Pentecostés llega la última etapa de María en la tierra y su primera etapa en el cielo. Se revela quién es María: un ser de Cielo y de la Tierra, como la Mujer del Apocalípsis capítulo 12.

El misterio de la Asunción de nuestra madre María en cuerpo y alma al cielo nos pide que elevemos nuestros ojos a la gloria que envuelve a la Madre de Jesús en su entrada en la gloria eterna. María forma parte así de los primeros frutos de aquellos que duermen (1 Cor 15, 20). En María nos ha llegado la plenitud de los tiempos (1 Cor 10,11) y se inicia la glorificación de la Iglesia.

En la fiesta de la Asunción, la Iglesia celebra su asunción, su gloria final (Santo Tomás de Aquino). La asunción de María es la luna, que refleja el sol de la resurrección de Jesús. Y ese es el destino de nuestra sinodalidad, el lugar del milagro infinito y misterioso. 

Conclusión

Desde su Inmaculada Concepción hasta su gloriosa Asunción, María es un símbolo de toda la vida de la Iglesia y de nuestra vida espiritual. La historia de la Iglesia comienza en el seno de la Virgen María y culminará en el cuerpo glorificado de María 

Salve Regina

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