Ante la gente pobre Jesús se sentía conmovido. Le ganaban el corazón. Ante los pobres Jesús se transformaba: se sentía inspirado, rebosaba de alegría y daba gracias al Abbá. Jesús disfrutaba restaurando su belleza exterior e interior, devolviéndoles la salud, dándoles de comer, sacándolos de sus depresiones, liberándolos de sus demonios. Restauraba su belleza. Por ello, los proclamaba ” bienaventurados”.
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