¡No todo es tan malo como parece! El pesimismo nos lleva a la creencia de que cada nueva generación es peor que la anterior. El pesimismo nos vuelve insensibles ante las nuevas formas del bien, de la belleza, de la verdad. Y… sin embargo, el pesimismo está herido de muerte por el Espíritu que nos ha sido dado. Mientras haya aliento, hay vida. El Espíritu Santo es el aliento de Jesús perpetuado en la historia. El Espíritu Santo es la respiración del mundo. El Espíritu Santo es el Dios de guardia… en misión permanente -exterior e interior- desde el día en que Jesús lo exhaló desde la Cruz, desde el día en que el Abbá y Jesús resucitado lo derramaron como lenguas de fuego en dirección hacia todas las naciones y hasta el fin del mundo.
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