
Hay ocasiones en las que no es fácil el “discernimiento”. Nuestra tendencia es clasificar a las personas por señales externas y superficiales. Lo mismo nos ocurre respecto a los grupos humanos: los que aparentemente dicen que “sí”, pero es “no” al proyecto de Dios y lo contrario. ¡No seamos ingenuos! No juguemos a “buenos” y “malos”, a “santos” y “pecadores” . Dios conoce nuestros corazones.
Impactos: 907